Revista Diario

Historias de amores perdidos (y reencontrados)‏

Por Sandra @sandraferrerv
Historias de amores perdidos (y reencontrados)‏Estos días he estado como el tiempo. Mi cabeza hervía de ideas que no podía materializar porque no tenía tiempo. A esto se añadía un importante desgaste emocional que anulaba mi capacidad creativa. Quería estar en casa, con mi bata, mirando por la ventana. Nada más. Quería huir de todo porque últimamente parecía que nada salía como yo quisiera.
Un amor perdido
A pesar de que el fin de semana la situación mejoró, relativamente, con mi pequeño gran hombre, la semana fue yendo de mal en peor. Y reconozco que mucha parte de culpa la tuve yo al ser incapaz de sobreponerme a los desplantes, malas calas y malos gestos que me ha hecho uno de los seres a los que más quiero en este mundo.
Me sentía frustrada por ser incapaz de ver por qué mi hijo, de la noche a la mañana se estaba comportando de una manera muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados. Algo tenía escondido en su corazón que estaba haciendo perder nuestro amor por el camino.
Un amor reencontrado  Pero siempre existe una solución para todo y siempre puede haber un final feliz. El amor con mi pequeño lo hemos reencontrado gracias a la gran ayuda de mi marido. Un sencillo consejo, cuatro simples palabras, llenas de sabiduría, me dieron la clave de todo el problema.
Hace días que llevo dándome cuenta que me reclama más atención. De ello me percaté sobretodo cuando de repente le empezó a molestar que su querida hermana se enganchara a mí y a su preciado Abreló. A ella la quiere con locura pero a mi me empezó a tratar demasiado mal, extrañamente mal. No quise darle demasiada importancia porque nunca ha tenido celos de Pequeña Foquita así que no pensé que ahora, dos años después, fueran a salir así por las buenas. Pues sí, parece ser que nunca es tarde para los celos.
Y entonces mi marido me dio la clave: recogerlo a él en el colegio antes que a su hermana. ¡Bingo! Sencillo, sabio, eficaz. Hoy así lo hemos hecho. No sólo él ha salido de clase feliz, sino que su hermana también ha salido excepcionalmente alegre al ver a su tete en la puerta de su clase. A partir de ahí, todo a ido bien. Hemos tenido pequeñas discusiones pero nada que no se pudiera solucionar con un beso y un abrazo.
Nuestros hijos tienen la clave de todo. Sólo hace falta estar atento a lo que nos dicen con sus palabras, sus gestos, sus actitudes.
Lo más importante de todo, es que la historia hoy por hoy, terminó con final feliz.

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