Revista Cultura y Ocio

Historias de cronopios y de famas. Julio Cortázar

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Historias de cronopios y de famas. Julio Cortázar
     "Instrucciones para dar cuerda al reloj.
     Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperemos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que o lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca.
     Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj."
     Ayer hablaba de un detective diferente a otros de novela negra del norte. Hoy traigo un libro diferente, una pequeña genialidad o una gran genialidad, dependiendo de a quien se le pregunte. Me costó mucho decidirme a leerlo, es de relatos, de muchos relatos... y al final los disfruté tanto que no me quedó otro remedio que unirme a las voces que afirman que ha sido uno de los grandes nombres de la literatura. Hoy traigo a mi estantería virtual, Historias de cronopios y famas.
     Cuenta Cortázar que estando en Francia en el teatro des Champs Elysées, estaba solo en la parte más alta y económica del teatro y, en el entreacto que todo el mundo aprovecha para fumar se quedó solo. En ese momento vió o tuvo la ilusión de ver una suerte de globos o sapitos verdes, flotando. Ya en ese momento supo que eran cronopios. O tal vez, añado yo, le dio el nombre la misma musa que se los había dibujado.
     Desconozco como fue realmente la aparición de estos Cronopios, famas y esperanzas. Tres grupos que interaccionan en su realidad entre ellos mostrando a los buenos, artistas, burgueses e indecisos. Años lleva la crítica intentando definir a qué se refería o a quien para ser más exactos, el autor al perfilarlos. Y vuelve el autor a tomar la palabra y explicar que no pensaba en grupos concretos sino que fueron sus propias creaciones las que decidieron ir mostrando sus características, no siendo entonces deliberada la crítica que muchos ven en ellos.
     Al final lo que nos llega es un libro de relatos, muchos, sesenta y cuatro, que nos hacen sonreír y pensar con sus mágicas palabras repletas de una fina ironía y un derroche de creatividad. No pueden entenderse como relatos comunes, porque no lo son. Ya al entrar en la primera parte del libro y encontrarnos con Manual de instrucciones, vemos como situaciones comunes se pliegan y despliegan ante nosotros hasta sorprendernos por la complicación de lo simple. Y nos adentramos pensando en esas instrucciones, muchas de las cuales como las Instrucciones para subir una escalera, pasarán a la historia, en Ocupaciones raras. Aquí conocemos a una familia de raros, por comunes, por carentes de originalidad, que nos obligan una vez más a sonreir y a identificar conductas habituales. Después nos adentramos en su Material plástico para llevarnos finalmente a conocer a unos seres "verdes y húmedos": los Cronopios. Es aquí cuando disfrutamos realmente de Cortázar viendo a los Famas, que gustan de presumir ante todos, sobre todo ante los Cronopios que son capaces de disfrutar con lo insignificante y los Esperanzas, que viven alegremente sin demasiadas preocupaciones. Aquí la ironía se desborda y también las interpretaciones que queramos hacer, conscientes de que estamos leyendo un cuento, tal vez una fábula. Y como todos hemos sido niños alguna vez (en mi caso eso fue hace aproximadamente... bueno, cuando la vida era en blanco y negro) no podemos resistirnos a buscar la moraleja.
     Hoy traigo un libro que se aleja de lo común, un libro para disfrutar y recordar que se ha hecho imprescindible en mi biblioteca. Un descubrimiento este Cortázar que usa de una prosa simple para desarrollar un humor inteligente y que nos sorprende con toques de ternura. Pero, sobre todo, un libro para disfrutar de un ingenio y una capacidad creativa arrolladoras.
     Y sí, son relatos, cuentos... pero ¿os consideráis demasiado mayores para leer un cuento?, ¿hay una edad a a que se dejan de leer?
     Gracias

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