Leslie Townes Hope, más conocido como Bob Hope (1903-2003), es un auténtico símbolo de la comedia hollywoodiense. Nacido en Inglaterra, emigró junto a su familia a Estados Unidos siendo un niño y fue en los vodevils y posteriormente en la radio donde inició una fructífera y longeva carrera artística que en la gran pantalla lució especialmente durante las décadas de los 40 y 50. Junto a Bing Crosby, formó un dúo cómico que encandiló al público a lo largo de nueve películas repartidas en un periodo de treinta años.
Pero Bob Hope siempre fue un artista "multiusos" y se le recuerda, en gran medida, por su faceta de gran "entertainer" y como maestro de ceremonias en diecinueve ediciones de los Oscar. Particularmente comprometido con el esfuerzo de las tropas en conflictos bélicos, Hope viajó durante décadas presentando espectáculos de entretenimiento en vivo para los soldados desplazados en campaña.
Hoy me gustaría hacer referencia a una anécdota que se produjo en uno de los shows que Hope solía ofrecer en la Casa Blanca para agasajar a los Presidentes americanos y a gran parte de la cúpula de poder en Washington D.C.
De ideología conservadora, Hope era un ferviente seguidor del Partido Republicano. No obstante, eso no era impedimento para que disfrutara de igual aprecio entre los Demócratas. Su capacidad probada para la comicidad amable convencía plenamente a personajes destacados de la política estadounidense y se le consideraba, ante todo, un gran patriota.
Tomemos tierra en 1944, por unos momentos, y situémonos en el tercer mandato de uno de los Presidentes americanos más queridos: Franklin Delano Roosevelt. El veterano hombre de estado estaba a punto de ser reelegido por cuarta vez, en un hecho sin precedentes en la historia norteamericana, y se había ganado el respeto mundial como uno de los líderes fundamentales de Occidente ante la amenaza del Tercer Reich.
El Demócrata Roosevelt apreciaba mucho el esfuerzo de Bob Hope en la labor de entretener a las tropas en los teatros de operaciones de Europa y el Pacífico. Se confesaba, además, como un devoto del estilo cómico de Hope en el cine y le propuso ser maestro de ceremonias en una velada en la Casa Blanca.
Ante un salón lleno de notables, Hope explicó un chiste protagonizado por un marine destinado en el Pacífico sur que se sentía descorazonado al no haber encontrado ningún soldado enemigo. En medio de la jungla gritó: "To hell with Hirohito!". En ese momento, apareció un soldado japonés que, a su vez, gritó: "To hell with Roosevelt!". Pero, entonces, el marine decidió no hacer uso de su arma porque, al fin y al cabo, no podía dispararle a un "colega Republicano". Roosevelt alzó su cabeza hacia el techo y soltó una carcajada brutal. Poco después, Hope dijo: "os juro que he estado casi a punto de votar por él". Una risotada acabó con los partidismos esa noche y Hope volvió a la Casa Blanca muchas veces más para entretener a otros diez Presidentes, tanto Demócratas como Republicanos.
Bob Hope, rodeado de Demócratas en 1960: Lyndon Johnson, Eleanor Roosevelt, John F. Kennedy y el senador Stuart Symington.