Revista Opinión

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

Publicado el 02 septiembre 2019 por Carlosgu82

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

Primero: Lector, si aún no ha visto la película “Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019), le recomiendo dejar de leer. El siguiente artículo desvela algunos aspectos de la trama central, que pueden apagar la sorpresa de quien no la ha visto. Desde ahora la recomiendo mucho.

¡Advertido quedo!

No soy un entusiasta del cine de terror: demasiado sensible ya, como para meterme en una sala oscura a esperar la intensidad que crece con el suspenso, susto, el grito y la conclusión a tantos movimientos de cámara para ver un “bonito” cadáver. Así que fui obligado (mejor dicho, termine aceptando las consecuencias de las promesas) a ver una película de terror. Quizá la cobardía determinaba que los próximos 108 minutos (la duración de la película) nunca podría recuperarlos; una pérdida de mi tiempo, que en estos días no me sobra. No todo el cine de horror o terror es malo, pero es inevitable encontrarse, entre los estrenos de este género, con terribles intentos de Casonas del Terror de feria. Este género siempre ha sido sobre explotado, y hay un exceso de metrajes, un conjunto de basura que tenía un propósito: atinarle al gordo, que un inesperado éxito comercial generara el suficiente dinero como para crear una franquicia, estirar la idea hasta el límite.

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

Por supuesto, me equivoque con “Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019). El nombre de Guillermo del Toro (productor) debió ser suficiente para mí. (No, la verdad es que no: sus últimas películas no me satisficieron).

¿Cuándo una película de terror (horror) es una alegoría (o puede usarse para alegorizar) y cuando es una serie de cuadros retorcidos, oscuros y peligrosos? Y busco la respuesta en buenas películas.

Un ejemplo es “REC” (2007): una excelente película de terror (horror), pero sí contiene un subtexto, no veo más que un método, tampoco una alegoría. No deja de ser buena. No todas las películas tienen que contener alegorías; muchas son buenas porque carecen de esta; incluso, de sentido.

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

Quién sabe si “Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019) se convierta, a futuro, en un clásico admirado. Para mí, ya lo es. La metáfora se mueve junto con la trama. No sé en cuantas películas de terror (horror), el trasfondo histórico sea tan importante para contar la Historia; en esta película lo es: 1968 es la historia y Vietnam, el monstruo. Esta afirmación no parece lógica. Me explico.

No tengo fuente que confirme esto, pero Guillermo Del Toro y yo hemos visto el verdadero rostro del Tío Sam y lo que más le aterra. El gordo y yo entendemos que las leyes de la historia han “pasado factura” a todos, incluso al “Imperio Del Sueño” a la “Democracia más grande del mundo”, a el “Mejor País del Mundo”…  Nadie escapa de la historia, sobre todo de repetirla. Dijo Byron: “El mayor profeta del futuro, es, sin duda, el pasado” El romántico modelo del vampiro cruel y del Nuevo Prometeo tenía toda la razón.

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

Pero los monstruos no atacan a las naciones, sino a la mente del ser humano. Hombres y mujeres repiten el dolor tanto tiempo, que este termina por convertirse en su peor pesadilla, en el fantasma que terminara devorándolos: esto es “Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019) para mí. Otra vez las interpretaciones. Tal vez, el gordo solo quería recordar su época y hacerle un homenaje a las historias que tanto lo asustaron e inspiraron, y sobre actuó y sobre entiendo.

Sin embargo, hay un Mal en la película.

¿Qué pasa cuando el monstruo se convierte en un Monstruo? Esto lo vemos en la película, cuando el fantasma de una mujer es despertado, y con ella todo su odio y rencor pasado, que, lamentablemente, termina rememorando, expresándolo sobre unos inocentes niños.

¿El Fantasma sufre por el ataque de otros fantasmas?

Inesperadamente, en el momento de mayor peligro, donde todo parece perdido para los protagonistas, uno de ellos (Stella Nicholls, homenaje a la gran Mary Shelley y alter ego del niño Guillermo Del Toro. Recuerden la revista que el personaje mexicano toma de la cama de Stella) enfrenta al fantasma, no con armas, ni hechizo o rezos, mucho menos con una aspiradora, sino con palabras. La niña le implora y le recrimina su comportamiento; ella entiende el dolor que mantiene a su espíritu en el mundo de los vivos, pero no es razón para hacerle daño a nadie. El Fantasma, continua Stella, no debe seguir con su desquite (venganza), porque terminara convirtiéndose en ese Mal que causo su injusta muerte, será un miembro más de su terrible familia burguesa. La Pequeña Escribano le promete (jura con su sangre) que limpiara el nombre de quien en vida fuera una muchacha recluida en un oscuro cuarto, como si de un fenómeno se tratara. Ahí, la ahora cadavérica aparición, escribía historias de terror, protagonizadas por su familia, en un intento de castigo literario o poético, los incluía en retorcidas historias para asesinarlos por ser crueles y malvados. (Solo entenderán esto si vieron la película). El Fantasma y Rara niñita cumplen con su acuerdo.

Después hay una escena- bifurcación: por un lado, vemos la camioneta donde la protagonista, su padre y la hermana de uno de sus amigos se transportan, en dirección a resolver unas desapariciones, avanzar por una carretera; por el otro, un largo tren de carga; los dos se dirigen a un amanecer: ¿una metáfora de próximas historias o de que el camino, tras dejar atrás los rencores y el dolor, será largo pero brillante? Posiblemente sea así.

Pero la Historia nunca se deja atrás, esa les va a servir como recordatorio de lo que No se debe hacer o volver a hacer.

Porque este es mi punto y la razón de que el verdadero protagonista será 1968: en casi todas las escenas de la película se habla de la Guerra de Vietnam, del racismo y de Nixon. El Fantasma aquí es EUA y su monstruo (o pesadilla) es Vietnam, su mayor fracaso militar, y demostración de su fútil poder; y Nixon, que siempre representan los gringos como excremento en su nariz (no literalmente), un corrupto y costoso error. Como si Obama no hubiera vendido armas a cualquiera o Reagan no hubiera sido el títere de Wall Street. Es difícil designar al peor presidente de EUA, pero Nixon no fue el más dañino.

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

Para mí, lector, la película intenta decirnos esto: “la historia tiende a repetirse” Y su razón es por el rencor y el dolor que cada uno guardamos dentro de nosotros. Esto se refleja en las decisiones que los ciudadanos tomamos. Desde los alemanes con Hitler hasta los gringos con Trump. Tendemos a repetir las malas decisiones de nuestros antepasados, como si fuera un homenaje a su estupidez. ¿Cuándo habrá otro Mahoma dispuesto a destrozar los ídolos y desenmascarar a los anticuados, a los anquilosados?

El director André Øvredal y Guillermo Del Toro lograron cautivar, asustar y sacudir mi consciencia, espero que a ti, lector, te hayan provocado lo mismo. No me olvido de la inspiración, esa que le llegaba al mexicano cuando leía sus revistas de fantasía o veía “El Monstruo de la Laguna Negra” (1954), y que me ha motivado, con gusto, a escribir este pequeño artículo.

“Historias de miedo para contar en la oscuridad” (2019)

José Avila


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