Revista Maternidad

Historias de muñequitos, intrusos, desterrados y doudou

Por Mamás_besos @mama_besos

Desconocía por completo el fenómeno doudou hasta que llegó un día en que se volvió un inseparable para el peque.

Estaba en los últimos meses de embarazo cuando vi en el escaparate de una tienda de bebés un muñequito suavecito y de color blanco con topos azules, que en el futuro le llamaríamos el Desterrado. Como sabréis, cuando una está embarazada, sufre el síndrome “¡cuánta embarazada hay!”, y no es porque coincida tu embarazo con un super-boom de natalidad, no, sinó porque te fijas más en las barriguitas de otras futuras mamás, en los cochecitos que circulan por las calles, en la ropa que llevan los bebés… vamos, que dejas de fijarte en los George Clooney de la Nespresso para centrar todas tus miradas en las barrigas y los bebés de los demás. Ains, ¡lo que hacen las hormonas!

doudou conejito blanco
El Desterrado

Pues bien, en una de esas cosas que me fijé fue en que muchos bebés llevaban muñequitos con ellos. Así que cuando vi a ese muñequito en el escaparate me dije, éste será para mi peque. Y ahí me veis, comprándolo tope ilusionada. Más adelante leí en no sé dónde que iba bien que la futura mamá durmiera unas semanas antes de dar a luz con esos muñequitos para que se impregnaran de su olor y así cuando se lo diera al peque lo relacionaría con la mami y le tranquilizaría. Así que ya nos veis durante los últimos días de embarazo mi pareja, el muñequito, el cojín de metro y medio que me ponía entre las piernas y yo en la cama.

Peeero, las cosas no siempre (o casi nunca) salen como una las planea. Nació el peque y yo tope ilusionada le ponía el muñequito a su lado cuando dormía en el moisés. Le hice foticos, “ains qué lindo está con su muñequito“, lo acurrucaba con él… hasta que un día en el que el peque ya debía tener unos cuatro meses empezó a llorar y a llorar y a no querer dormir. Ains, “mierdas! el muñequito!” fui a buscar el muñequito blanco con topos azules, se lo acurruqué en la cabecita, pero el peque seguía y seguía llorando y sin querer dormir. Esa noche nos costó que se durmiera, pero al final de tan cansadito que estaba acabó rendido.

Al día siguiente me fijé en algo en lo que no me había fijado hasta ese día: del Intruso.

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El Intruso, el que pasaría a ser más tarde el Ninu (alias marciano)

En casa había otro muñequito, el que pasaría de ser el Intruso a ser el Ninu en mayúsculas. Un muñequito verde marciano que nos regaló una clienta de mi pareja y que siempre también lo tenía purulando por su lado. Y resulta que ese Intruso, no sé cómo ni a partir de cuándo, había pasado a ser el Number One del peque, marginando al precioso muñequito blanco con topos azules.

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el Intruso dando una paliza al pobre Desterrado despojándolo de su lugar privilegiado en la casa

Y nosotros ni nos dimos cuenta y seguíamos sí o sí con el muñequito de topos azules. Tras varias comprobaciones nos dimos cuenta que el inseparable, el muñequito favorito del peque, el que le tranquilizaba en sus peores momentos, no era el blanco de topos azules sinó el dichoso Intruso!! por eso aquella noche no se tranquilizaba con el de topos azules, porque el pobrecillo había quedado relegado por el marcianito verde. Con el tiempo, aceptando que ya no había nada qué hacer, que el peque ya había elegido con quién compartir sus penas y alegrías, y conforme le fuimos cogiendo más cariño, el Intruso pasó a llamarse el Ninu.

El peque no se quería separar ni un momento de ese Ninu y pronto nos dimos cuenta que si algun día lo perdíamos tendríamos serios problemas para que el peque se durmiera. Gracias a el Ninu desde los cuatro meses el peque duerme de un tirón por las noches, pero si durante la noche se le cae de la camita o lo pierde de vista llora y grita pidiendo su Ninu, pero se calma en el mismo instante en que se lo acercamos de nuevo. Viendo como iba la cosa nos apresuremos a averiguar en qué tienda compró ese Ninu la clienta intrusa y compremos dos más. Así que pasemos de tener un precioso doudou blanco con topos azules a tener los trillizos marcianos. Uno para la guardería y otro para usarlo mientras el tercero se lava.

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Los trillizos

Al poco tiempo de ver la dependencia que tenía nuestro peque, como buena madre primeriza, me abordaron todo tipo de dudas. ¿Será bueno que dependa tanto de un muñequito? ¿puede coger algun trauma? …? busqué información sobre el tema y es cuando descubrí que esos muñequitos se llaman doudou y también pregunté al pediatra. Las respuestas siempre fueron las mismas. Si a los padres les va bien, no hay ningun problema, son muchos los niños que cogen cariño, apego, a un doudou, a una mantita, a un peluche…y es con la edad que poco a poco se van separando paulativamente de ellos a medida que aumenta su grado de independencia.

Así que analicé los pros y los contras:

PROS:

  • Con el Ninu desde los 4 meses duerme de un tirón y nunca ha hecho falta dormirle en brazos o meciéndolo. Es acostarle en la camita y ponerle el Ninu y se duerme al instante.
  • Le sirve de pañuelo cuando está resfriado y así no se restriega la nariz en mis pantalones. El problema es que si no lo labas a menudo se puede convertir en un foco importante de propagación de virus para toda la familia y compañeros de guardería.
  • Le sirve para limpiarse las manos y las caras después de comer. El pobre Ninu queda fatal, pero se salva la ropita del peque.
  • Cuando conduzco, si el peque lleva el Ninu es como si no hubiera niño en el coche, lo que da tranquilidad para conducir.
  • Cuando está malito, le consuela.
  • Cuando se cae y se hace daño, le consuela.
  • Cuando se pega un coscorrón, le consuela.
  • Cuando lo llevo al médico (lo odia), le consuela.
  • Después de una inyección, vacuna…, le consuela.
  • Vamos, que es su consuela-de-todo.

CONTRAS

  • Siempre tienes que asegurarte de llevar un Ninu a cuestas, sobretodo si sales fuera y tiene que dormir la siesta.
  • De tanto en tanto la abuela tiene que hacerle algun punto de sutura al Ninu. Ya pronto el Ninu se parecerá más a una nueva obra de patchwork de la abuela que a un doudou.
  • No es el doudou que yo le compré!! y, ¿qué hay de las noches que dormimos con el otro? ¿no sirivieron para nada?!

Como veis ganaron los Pros por goleada. Y los contras de momento no nos han supuesto mucho problema. Si salimos fuera y tenemos que coger el coche, ya es el mismo peque quien nos pide el Ninu nada más subirnos al coche así que nunca nos lo olvidamos; lo de los puntos de sutura, pues aun queda mucho hilo verde en el costurero y lo de que el doudou no es el mío grrr grr grrr cómo le vuelva a regalar alguna cosa más esa clienta va derechito al bahúl de los recuerdos!

Mi peque ahora tiene 29 meses y sigue con su Ninu. Eso sí, sobretodo para dormir e ir en coche. Desde pequeño lo desacostumbramos a que lo llevara todo el rato en la mano pues lo que no queríamos es que su dependencia fuera extrema y que no fuera ni capaz de salir a la calle a dar un paseo sin él.

Poco a poco es verdad que le va haciendo menos caso y en la guardería ya ni lo usa. Así que supongo que, cómo dicen, es cuestión de edad que vaya cogiendo seguridad en él mismo o que vaya encontrando otros métodos de consuelo para ir aparcando al Ninu.

Y vuestros peques, ¿tienen alguna dependencia con algun doudou, mantita o similar? cuéntanoslo

:)



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