Revista Ciencia
Historias de un Mito: Rememorando el gran filme "Antes del Amanecer"
Por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22Compartiendo ayer una enriquecedora charla con unos buenos amigos, me recomendaron no perderme la película 'Before Midnight' ('Antes de la medianoche') del director Richard Linklatery.
Como soy un melancólico y me empiezo a preocupar por mantener como sea la esencia de la juventud, trataré a continuación sobre el argumento de esta excelente película y de extraer de ella las enseñanzas que nos aporta.
En realidad, la película nos cuenta no tanto cómo conservar la juventud eterna, sino de cómo irla perdiendo con la debida dignidad, a medida que vamos madurando en la vida. Interesante argumento, ¿no?
Ethan Hawke y Julie Delpy se encontraron en un tren InterRail que hacía el trayecto Budapest-París, camino de ninguna parte; y, con un espíritu de imprevisión propio del género “romántico”, se bajaron en una parada de paso, que era Viena, que por cierto, es mucha ciudad para considerarla como ninguna parte.
La ciudad de Viena podría considerarse como el París Centroeuropeo. Quizá Viena no haya aprovechado tan bien la ribera del Danubio como los franceses han sabido sacar partido del Sena. En todo caso, por allí pasaron los recién conocidos en 1995, donde encontraron a un poeta crapulesco que les escribe en inglés (cierto que hay un gran nivel general de angloparlantes en Viena, cosa que también quiso reflejar Linklater en su película) y termina su poema sin soltar el pitillo con un “No me conoces por ahora”.
Esta producción de Warner de 1995 no quiso cargar excesivamente la película de monumentos, aunque tenerlos, los tiene. Este marcado pintoresquismo culmina, según marcan los cánones, en una estación de tren, lo cual tiene especial justificación aquí porque el encuentro fue ferroviario desde su comienzo.
En la película se nos muestran las inmensas fachadas habsbúrgicas de Hofburg, da un buen vistazo a la Heldenplatz, y se nos muestra el Albertina Museum que da cobijo a la Ópera de Viena (Wiener Staatsoper).
Pero hay mucho más de esta película aparte de pura callejuela, pura cafetería, puro de ninguna parte (un ninguna parte con caché, claro). El recorrido turístico con miras a la película se topa con resistencias, lagunas, puntos ciegos.
En la película, los enamorados enarbolan la banderola de la sorpresa sobre el camposanto, ellos en parte son un poco “el soldado desconocido”. “No me conoces por ahora”, decía el intenso poeta. Los otros, que se bajaron en Viena así de sopetón, se quedan como cortados. Hete aquí que el lírico de la orilla del Danubio les tocó la fibra. En fin, que cada cual se quede con su lema. Que sus fans, los melancólicos, rememoren ese o aquel “momento mágico”.
Sólo quiero decir para terminar que, en este caso, es verosímil que los austriacos se defiendan en inglés, como, verazmente, refleja Linklater, cuyo apellido se puede envolver también de mensaje: vínculo después, vínculo para más tarde. Encuentro incierto, pero más adelante. Link, sí. Later, también.
Fuente: Revista GQ.
Para terminar, si deseas ver esta excelente película, te invito a que lo hagas a través de este enlace.
Espero que la disfrutes.
C. Marco