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Historias de un Mito: Vincent Van Gogh, el pintor incomprendido

Publicado el 14 septiembre 2013 por Carlos Carlos L, Marco Ortega @carlosmarco22
Historias de un Mito:  Vincent Van Gogh, el pintor incomprendido
Aunque ahora sus cuadros se venden por decenas de millones, el pintor impresionista Vincent Van Gogh sólo consiguió vender una pintura en vida. Se trataba de “Viñedo rojo”, una obra que la pintora belga Anna Boch le compró en 1890 por 400 francos, poco antes de que el artista muriera.

Historias de un Mito:  Vincent Van Gogh, el pintor incomprendido

Cudro "Viñedo rojo" de Vincent Van Gogh

“Viñedo rojo” fue expuesta en Bruselas en enero de 1890, momento en el que la obra y la estancia de Van Gogh en Arles eran admiradas por numerosos jóvenes pintores. Hasta que la pintora Anna Boch, la hermana de Eugène Boch, la compró por 400 francos.
El lienzo recoge el momento de la vendimia en un atardecer otoñal que envuelve en tonos rojizos el viñedo. Vincent captaba así una escena de la vida cotidiana de la Provenza. El efecto realista de la imagen resulta difícil de superar, obtenido con una pincelada rápida y vibrante que se distingue claramente en el lienzo. Las siluetas de los vendimiadores han sido resaltadas con una línea más oscura, siguiendo el cloisonismo impuesto por Bernard y Gauguin a una parte de la vanguardia.
Ahora la obra está expuesta en el Museo Pushkin de Moscú. Aunque está fue la única pintura que vendió en vida, consiguió vender también dos dibujos en 1879 a un pastor religioso aficionado al arte, y en 1882 recibió su primer y único encargo: doce dibujos a pluma.
Vincent Van Gogh fue un excelente pintor neerlandés nacido en Groot Zundert, cerca de Breda, Holanda, en el año 1852. Hijo de un pastor protestante fue un niño difícil, sensible y nervioso. Mantuvo durante toda su vida una estrecha relación con su hermano Theo. Los lazos de afecto que unían a los dos hermanos eran excepcionalmente fuertes. Muy pocas veces se ha oído hablar de una relación fraternal tan conmovedora. Siempre estuvieron muy cerca el uno del otro y ni siquiera la distancia pudo separarlos. Cuando, ya adultos, las circunstancias los obligaron a vivir en ciudades distintas, se escribían a diario y en ocasiones hasta dos veces en un mismo día.
Trabajó como comerciante de arte en la Galería Artística Goupil, tanto en La Haya como en Bruselas; su tío era socio de dicha firma y después pasó a Bruselas, Londres y París; luego estudió Teología y en el año 1878 partió como misionero evangelista a las minas de Borinage, Bélgica. Tras fracasar en su intento de seguir la carrera eclesiástica y sufrir varios desengaños sentimentales. Empezó a dibujar en 1880, luego estudió en Bruselas, La Haya, y Antwerp.
En 1882, había realizado su primera pintura al óleo, así como varias litografías, y, entonces, regresó a la nueva vicaría de su padre en Nue, donde realizó muchas pinturas vigorosas, incluidos retratos de los tejedores locales. En 1885, Van Gogh pintó sus famosos Comedores de patatas, y también visitó Amberes y Amsterdam, donde quedó muy impresionado con los cuadros de Rembrandt. Se trasladó en 1886 a París, donde residía su hermano Theo. Allí entró en contacto con Gauguin, Bonnard, Toulouse-Lautrec, Seurat, Degas, Pissarro y otros aunque poco después marchó al sur de Francia en busca de soledad (Arlés) donde compartió taller con Paul Gauguin; finalmente sus desavenencias fueron tan grandes que acabaron separándose.
Fue muy constante en dos cosas, en su relación con su hermano y en su amor por la pintura, a partir de que, a los veintisiete años, decidió ser pintor. Con el fin de prepararse para ello, empezó por copiar dibujos de un pintor a quién admiraba: Jean-François Millet.
Como para él no era fácil comunicarse con los demás, escogió el camino del arte para expresar sus sentimientos. Los temas que en esa época trató fueron los relacionados con mineros y campesinos, por quienes sentía una gran simpatía, pues eran gente trabajadora y sufridora.
En esos días le escribió a su hermano la siguiente carta: "Querido Théo: Estoy copiando dibujos y creo que si los vieras no los encontrarías tan mal. Si ya tienes los que te pedí de Millet, el pintor que tanto me gusta, envíame los en cuanto puedas. No te preocupes por mí, si logro continuar dibujando me sentiré bién. He interrumpido mi trabajo para escribirte y tengo prisa por continuarlo, de manera que me despido. Te mando un fuerte y cariñoso abrazo. Vincent”.
A Vincent le gustaba copiar la naturaleza, pero -como él decía- "no lograba ponerse de acuerdo con ella". Así pues, optó por crear una naturaleza propia utilizando sus colores y su imaginación. Sin embargo, podría decirse que a Van Gogh, más que la naturaleza le interesaba la atmósfera. Captar en sus pinturas la transparencia del aire, las partículas de luz, se convirtió en su mayor ambición.
A este respecto le escribió a su hermano: "Mi querido Théo: Es todo un reto pintar la atmósfera, pero he descubierto que cuando uno realmente quiere hacer algo, lo logra". Van Gogh fue siempre un hombre solitario y su naturaleza autodestructiva le condujo años más tarde al borde de la locura. Padeció epilepsia hereditaria y en una crisis de locura se cortó el lóbulo de la oreja.
Poco después fue internado en el hospital de Arlés y más tarde en el asilo de Saint-Paul-de-Mausole, cerca de Saint-Remy. En mayo de 1890 volvió a París y se instaló en Auvers-sur-Oise, donde se suicidó de un tiro de revólver. Posteriormente le sobrevino el reconocimiento póstumo por el que tanto luchó. Su hermano Theo sólo le sobrevivió por 6 meses.
La obra de Van Gogh se inicia con una pintura de tonos oscuros y profunda humanidad, como puede apreciarse en su lienzo Comiendo patatas.
En contacto con los impresionistas y el arte japonés, su pintura se vuelve más clara y transparente, como por ejemplo en los paisajes de Asniares.

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Vincente Minnelli – Vincent Van Gogh


En su etapa de Provenza realizó numerosos paisajes e interiores, donde resalta la pincelada sinuosa, como El olivar y El campo de trigo amarillo, y multitud de retratos, que constituyen lo más característico de su obra y de los que es muestra representativa Autorretrato con la oreja cortada.
Finalmente, en el asilo de Saint-Remy ejecutó algunas de sus mejores obras, con un estilo cada vez más exaltado, como Autorretrato y Los cipreses bajo la luna. Cuando tenía treinta y tres años, Vincent, con la ayuda de Theo, se fue a vivir a París.
En esa ciudad, visitó todos los museos y entabló relación con varios pintores, con quienes se desvelaba bebiendo ajenjo y platicando sobre su tema favorito: la pintura. Así pudo ampliar sus conocimientos pictóricos, lo que se reflejó en su técnica.
Empezó a utilizar un trazo grueso y vigoroso, añadió a sus pinceladas puntos, rayas y pequeños cuadros y, sobre todo, adoptó los colores puros. El paisaje de vivos colores le cautivó, y realizó del mismo unos doscientos cuadros hermosísimos, incluidos los Girasoles y la Noche estrellada.
Para recobrar sus fuerzas, decidió irse a vivir a un lugar más tranquilo y con mejor clima. Escogió una tibia y luminosa región del sur de Francia que le ofrecía, además, una gran riqueza de colores. Ahí se deslumbró con el dorado resplandor del sol, el intenso azul del cielo y el brillo de las estrellas que alumbraban la noche. Al recorrer los campos iluminados por el amarillo-naranja de los girasoles y por el oro viejo del trigo maduro Van Gogh volvió a sentirse niño y se apoderó de él una gran alegría de vivir. Todo esto se reflejo en sus pinturas.
Sus vigorosas pinceladas hacían que los objetos representados en ellas parecieran dotados de movimiento, como si estuvieran animados por intensas emociones. Su paleta de pintor se fue llenando de colores vivos, y en ella mezcló el verde con el rojo, el azul con el naranja, el violeta con el amarillo. Su colorido guardaba poca relación con la realidad, pero !eso que importaba!, era su creación. No fue un pintor reconocido en vida, pero alcanzó gran celebridad a partir, sobre todo, de la exposición retrospectiva de 1891 en el Salón de los Artistas Independientes.
En la actualidad sus cuadros alcanzan cifras récords en las subastas de arte. A pesar de haber tenido una carrera de sólo 10 años (1881-1890) su obra fue muy productiva: alrededor de 871 pinturas, de las cuales 463 las realizó durante los últimos treinta meses de su vida, tiempo en el cual trabajó con ferviente frenesí.
LA NOCHE ESTRELLADA: Óleo sobre tela, MOMA, Museo de Arte Moderno de Nueva York.

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Noche estrellada


En Noche estrellada (1889) se puede apreciar el universo de Van Gogh, con estrellas que estallan y proporcionan una gran sensación de movimiento. Se aprecia aquí lo místico y lo sobrenatural que da cuenta de una experiencia más allá de los sentidos, en que el artista va poniendo en la tela la visión que tiene ante sus ojos, y lo ejecuta situando trabajadas y gruesas pinceladas. Noche estrellada es, al mismo tiempo, una visión íntima y un paisaje. Hay una quieta aldea en el valle en que destaca una iglesia, y en el cielo aparecen planetas y estrellas en unos estallidos apocalípticos próximos al Juicio Final. Van Gogh pintó este cuadro en el Sanatorio de Saint Rémy después de sufrir una crisis mental.
Van Gogh pintaba de día y de noche. Pintaba cuando veía: su cama, sus zapatos; los campos de trigo y los girasoles; su propia cara y la de la gente del pueblo. Era como si se hubiera apoderado de él la fiebre del trabajo. Para poder pintar de noche, sujetaba varias velas de su sombrero y le llegaba la aurora pintando tabernas iluminadas, campos bañados por la luz de la luna y noches cuajadas de estrellas.
En un siglo (XIX) de transición desde el Cristianismo al Positivismo científico, el concepto de naturaleza jugo un papel de mediador entre estos dos poderes incompatibles. La Noche Estrellada tiene como tema principal el conflicto entre religión (iglesia) y naturaleza. En Arles, antes de la llegada de Gauguin, la naturaleza dominaba en los temas de Vincent; pero después de perder la casa amarilla y sus esperanzas de religión naturalista, de comunidad cuasi religiosa, se acentuó su conflicto interno; incluso las pinturas religiosas de Gauguin y Bernard podían haber reforzado el conflicto pues aceptar los temas cristianos hubiera supuesto un imposible para él; era como negar su razón de ser porque el debía su existencia como artista a su rechazo y abandono del cristianismo. Así pues debió de trabajar bajo una gran presión en las épocas de Arles y St.-Remy: “Tengo ideas terribles sobre religión que nunca me vinieron a la cabeza en el Norte, era el conflicto de naturaleza versus religión cristiana”.
En esta obra el mundo se cierne amenazador sobre el artista. Es una visión apocalíptica donde las nebulosas, las estrellas, el sol, todo es arrastrado por un pavoroso frenesí, que arrebata también a la ondulada silueta del ciprés.
El autor quiso pintar la Noche Estrellada como un ejemplo del extraordinario trabajo de su portento e imaginación. Como él mismo decía “Nosotros podemos transformar la visión de la realidad con un simple atisbo de ella”. En este lienzo intervino de forma especial la influencia de Gaugin y Bernard. El estilo gráfico adoptado por Van Gogh así lo ha hecho pensar. Su elección del tema de la noche no fue fortuita y con ello intentó imprimir un mayor dinamismo a la escena de la representación con trazos gruesos y firmes con la intención de acrecentar la sensación de movimiento. En definitiva, supone un estudio un tanto diferente sobre la naturaleza.
Los especialistas han señalado que La Noche Estrellada es uno de sus trabajos más importantes aunque Van Gogh no la consideró como su obra cumbre cuando la pintó. El estilo y la temática han sido motivo de arduos debates entre los investigadores. La conjunción de naturaleza y posible visión apocalíptica del tema han sido motivo sino de confusión al menos de debate entre los estudiosos.
El pintor impresionista Camile Pissarro dijo de él lo siguiente: “Este hombre o se vuelve loco o nos deja a todos atrás”.
Pisarro profetizó el futuro del pintor cuando éste intentaba tan sólo abrirse camino en el complicado mundo de la pintura. Lo cierto es que Van Gogh fue un hombre solitario y depresivo durante buena parte de su vida.
Sus tendencias autodestructivas y su carácter introvertido le llevarían al borde de la locura en las últimas etapas de su vida. Su único y verdadero amigo fue su hermano Theo a quien contaba todos sus problemas. Éste se encargaría de hacer las labores de ángel custodio hasta su muerte. Incluso falleció tan solo seis meses después de que lo hiciera Van Gogh. Nuestro pintor parece que empezó a encontrar la luz al final del túnel durante su última etapa como pintor en la que los campos de Arles le insertaron un espíritu más constructivo y con ciertos aires de esperanza en el futuro. Sin embargo, este cambio de tendencia en su pintura no sería definitivo puesto que acabó suicidándose de un disparo de revólver.
Su hermano creyó siempre en él. Cuando Van Gogh marchó a París, Theo lo relató con tristeza: “Cuando llegó hace dos años, no hubiera podido creer que llegara a surgir una unión tan fuerte entre nosotros. Ahora que estoy otra vez solo, siento con mucha más nitidez el vacío en mi casa. No es fácil sustituir a una persona como Vincent. Posee enormes conocimientos y una concepción muy clara del mundo. Estoy convencido de que, si todavía le quedan algunos años más, conseguirá hacerse un nombre”. Al parecer Theo lo tenía así de claro. Sin embargo, su carácter introvertido le impidió abrirse a un mundo que le podía haber reportado grandes ventajas y posibilidades puesto que comenzaba a hacerse un hueco dentro de la pintura del siglo XIX, aunque fuera de forma incipiente.
Sin embargo, el pintor pensaba firmemente que la marginación era una condición sine qua non para alcanzar la grandeza artística. De hecho su propia experiencia encerrado en su mundo le proporcionó un estilo ágil y violento sin artificios, con una personalidad arrebatadora y un tanto exagerada. Buscaba lo contrario de lo artificial y lo cotidinao, la vocación y esa existencia marginal, la convicción, el juego, el arte y la vida en constante reclusión le marcaron durante toda su vida y obra.
C. Marco

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