Revista Diario

Historias de zapatos

Por Drajomeini @DoctoraJomeini
Historias de zapatosEn algún lugar del genoma humano, más concretamente en alguna parte del cromosoma X, debe haber un lugar (locus, que dirían los entendidos, que se creen que quedan muy finos diciéndolo en latín) que sea el responsable de la afinidad mujer-zapatería. De hecho, mi profesor de bioquímica, para intentar explicarnos como funcionaba una columna de HPLC, nos decía que nos imagináramos una calle llena de zapaterías y un grupo de mujeres que salían del inicio de la calle y se iban parando en cada escaparate. Creo que es de las pocas cosas que entendí en bioquímica. Reconozco que no soy una friki de la moda. Me la trae un poco al pairo la última camiseta que ha sacado Custo Barcelona o el último diseño de bolso de Balenciaga. Pero...¡ay!...suéltame en una zapatería...Afortunadamente para mi bolsillo, Dios decidió darme, junto a mi metro setenta y seis de estatura, un 41 de pie al que añadió unos maravillosos juanetes. Con lo cual, encontrar zapatos para mis pies no resulta nada fácil. Digamos que soy a la inversa de Cenicienta. La conversación en la zapatería es siempre la misma: - Perdone, ¿tiene un 41 de este zapato?- Uy, no, lo siento, pero tengo un 40.Que me dan ganas de responder: "Pues chachi pa`tí". Que a mí que más me dará que tenga un 40. El 40 me cabe en el dedo gordo del pie. - No, gracias.- Son de "horma ancha" - dice la dependienta, que por vender, vende su alma al diablo.- Que no...Gracias.Ya cometí una vez el error de comprarme uno de esos zapatos de horma ancha. Y caminé toda una mañana como si anduviera sobre brasas. De hecho, la amiga con la que iba, me preguntó a las dos horas:- ¿Quieres que busquemos un baño?- No, no me estoy meando. Es que los pies me matan.Huelga decir que no volví a ponérmelos. Esto de hablar de zapatos hoy, viene a que he leído que se han descubierto en nosédonde (citaría la fuente, pero no la encuentro) los primeros zapatos de la historia, entre miles de trozos de vasija. Eran un 37 y no estaban en los pies de la dueña.Que ya me imagino yo el tema en aquella época:- Pues no entiendo para qué necesitas otro par de zapatos, si ya tienes los que tienes puestos.- Pero es que los que tengo no me pegan con la piel de mamut que trajiste de la cacería.- ¿Y tú te crees que alguien va a fijarse en eso?- Hum, desde luego, tú, no. Lo que yo digo, si hasta las neanderthales lo tenían, es que debe estar en algún lugar (locus, perdón) del cromosoma X.


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