Plaza de armas, Chile
Comparto con ustedes el extracto de una crónica de Diego Ardouin Elías (@dardotrento) y aprovecho para recomendarles su excelente blog.
A mediados de Enero yo llegaba a Chile con el fin de hacer un artículo sobre los inmigrantes peruanos en ese país para la revista en la que trabajo. Para recoger testimonios me acerqué a Plaza de Armas, la plaza principal de Santiago, que es el lugar donde los inmigrantes peruanos suelen reunirse para buscar trabajo. Entre los peruanos a los que entrevisté, me aproximo a uno que se niega a darme una nota. Raúl se llamaba. “No, es que los medios acá nos pintan de forma horrible”, me dice. Pero luego reconoce mi acento argentino, y me dice “Ah, preguntale a él, ahí tienes un compatriota”.
Un poco alejado del grupo en el que estaba Raúl estaba un chico de piel más morena que el resto, un marrón ocre brillante. Me acerco y le pregunto si le puedo hacer unas preguntas. “No, yo no estoy bien”, me responde. Le pregunto si se siente mal, si le duele algo, a lo que me responde que no, “que estaba mal psicológicamente”. “¿Qué te pasó?”- le pregunto. “Es que acá hay mucho maltrato, mucha discriminación”, me dice. Reticente a hablar conmigo, lo convenzo de que me deje hacerle un par de preguntas y lo empiezo a grabar. “¿De dónde sos?” – “Ituzaingó, Corrientes”, me responde patinando la erre. “¿Cómo te llamás?” – “Juan Domingo”. “¿Apellido?” – “Canabiri”. “¿Es guaraní?”, le pregunto, a lo que me aclara que no, que sus padres son aborígenes de Salta. “¿Por qué elegiste venir a Chile?” – “Vine de vacaciones”, responde.
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