No se si será en todos los sitios igual, pero en Madriz, ya hace algún tiempo, los jóvenes salen de “marcha” los jueves.
Los viernes cuando me voy a trabajar, los chicos y chicas vuelven de sus fiestas y de esas noches que hacen lo que les gusta hacer, o no.
Pero hoy ha sido un viernes especial, hoy, cuando he cogido el metro, me he sentado y me he puesto a leer, cuando habíamos pasado dos estaciones, ha entrado un chico de unos 24 o 25 años, se ha puesto apoyado en el final del vagón.
No le he prestado más atención e intentado ponerme de nuevo a mi lectura, pero algo me ha hecho volver a mirarle. Estaba visiblemente afectado por la ingesta de alcohol y ha terminado por sentarse en el suelo.
Definitivamente he dejado el libro y lo he metido en mi bolso, ha sido entonces cuando me he dado cuenta de que la gente le miraba insistentemente.
Tenia las manos llenas de sangre, le observado durante unos segundos, trataba de taparse las manos sin existo alguno, pues la sangre estaba cayendo por su camisa azul y sobre sus pantalones vaqueros.
Me he levantado y me he dirigido hacia él, me he agachado y arrimándome a él le he preguntado.
- ¿Necesitas ayuda?-
El chico ha subido sus ojos negros para encontrarse con mi cara, diciéndome.
- No se que me ha pasado, me he caído y al caer he debido de poner las manos en una botella que estaba rota, no se …..
En ese momento su cuerpo se ha vencido hacia mí inconsciente, dejando su cabeza sobre mis piernas. He cogido su cabeza y le he tumbado a lo largo a la vez que he gritado ¡¡AYUDA!! Pero ha sido inútil, nadie se ha acercado, solo una voz masculina que no se de quien era me ha dicho
-Señora tenga cuidado…..
¡No me lo podía creer! Me he girado en busca de alguien que me auxiliara, y he visto a un joven que se iba dando un dulce beso con una chica totalmente ajeno a lo que estaba pasando, pero que al ver mi cara que debía de ser como la de una muerta o una posesa, se me ha quedado mirando y le he dicho ¡¡Por favor!! El chico se ha levantado de su asiento y ha venido hacia mi seguido de la chica que le acompañaba, entre los tres hemos intentado que volviese en si. La chica ha sacado una botella de agua de su bolso y me ha preguntado si le daba agua, yo le he dicho que no, que se la echara por la cara y asi lo ha hecho, mientras el joven y yo hemos intentado mirarle las manos. Tenía algunos cortes y cristales pegados, pero había una raja bastante honda que era la que le provocaba la abundante sangre.
El muchacho me ha dicho que allí era muy difícil hacer algo, yo he intentado quitarle un cristal bastante grande y luego me he quitado el pañuelo que llevaba al cuello y lo he presionado contra la herida para que dejara de sangrar, a la vez que le decía.
- Tira de esa palanca, para que se pare el metro y venga alguien.
Así lo ha hecho y cuando hemos llegado a la estación, el muchacho ha salido y ha llamado al maquinista para explicarle lo que pasaba.
El joven ya había recuperado el sentido, y aunque un poco aturdido, nos daba las gracias. La joven le decía que no tenia importancia y que se tranquilizara, que ya iban a curarle.
Con la ayuda del maquinista y del otro joven le han sacado del vagón, nos hemos salido con ellos y unos minutos más tarde han llegado los médicos del SAMUR que le han hecho una primera cura, diciéndole que tenia que ir con ellos porque tenían que darle algún punto en la mano. Y allí nos hemos despedido de Pedro( que así se llama) Nos hemos quedado los tres esperando de nuevo el metro mientras nos hemos presentado. Jesús y Arancha ( nombre de la parejita)se han despedido de mi, no sin antes no entender la postura de los viajeros del día de hoy.
¿Qué nos está pasando? ¿Qué corre por nuestras venas cuando ante un acontecimiento como este somos capaces de pasar de ello?
Siempre me gusta contar historias del metro de Madriz, porque hasta ahora han sido amables, simpáticas y cotidianas pero hoy NO ME HA GUSTADO “ALGUNA” GENTE DEL METRO DE MADRIZ