La psiquiatría podría explicar ese raro empeño de los sectores opositores, incluidos todos sus subgrupos, de estar buscando figurones para apantallar en la política criolla
La psiquiatría podría explicar ese raro empeño de los sectores opositores, incluidos todos sus subgrupos, de estar buscando figurones para apantallar en la política criolla. La época de los espejitos pasó tiempos ha. En algunos momentos se inventaron encuentros en el país donde se invitaba a conferencistas, con supuestos lauros, para hablar de temas diversos que siempre concluían en análisis políticos electorales donde quedaba muy mal parado -obviamente- el CNE.El gran financista era Cedice. Los Vargas Llosa, padre e hijo, fueron asiduos visitantes. El Vivanco, de Human Rights Watch, husmeaba permanentemente por acá hasta que el gobierno lo expulsó. La CIDH tuvo su punto focal en el país -todavía se entromete en nuestros asuntos-. El secretario de la OEA que ya no está, sin respetar su investidura y la imparcialidad que debió mantener, iba en zigzag: “apoyaba” y atacaba a Venezuela.
Ni qué decir de la iniciativa perversa en que se involucró el star system con artistas de distintos países y de Hollywood -muchos ni sabían de qué los hacían hablar- repitiendo esloganes: “SOS, salvemos a Venezuela”. En festivales de música latina y hasta en la edición de la entrega del Oscar 2014, se dio aquella planificada y meticulosa campaña, donde rodaron las divisas parejas comprando voces y gestos. Quien más hablase, más cobraba.
La María Corina siempre se prestó para este juego. Ahora la Tintori, la esposa de Ceballos y Mitzy Capriles andan del timbo al tambo buscando apoyo foráneo contra el “régimen” al que han estigmatizado como violador de los derechos humanos y, por ende, acusado de dictatorial. Madrid, Panamá, Bogotá, Perú y Miami son los puntos de arribo de estas damas -nada casual- para vociferar contra el gobierno.
El último visitante que viene a preconizar la libertad que en su país es vapuleada es Felipe González. De ingrato recuerdo por sus nexos con CAP y de rechazo total en su patria por haber levantado -sin empacho- las banderas del neoliberalismo, que abrió las compuertas para la entrada del derechista Aznar y el PP español al gobierno. La oposición le rinde honores a ese personaje y hace loas a un desempeño condenado en su país de origen. Enseñanza cero. Aporte nulo. Esta oposición no aprende.
Profesora de la UCV