Revista Viajes

Historias para tomar el Mundo - Palmeras Salvajes

Por Marcelolopezcba @marcelolopezcba

Historias para tomar el Mundo - Palmeras Salvajes
La culpa la tuvo Faulkner. Si no hubiera leído sus historias nunca habría llegado hasta acá. Faulkner tiene por costumbre hacerte eso, te hace entrar despacito en las historias, sin que te des cuenta te marea con palabras, paisajes y cosas por el estilo , y para cuando abrís los ojos, estas adentro, ya no podes salir. Estas atrapado y empezad a preguntarte un montón de cosas que solo tienen respuesta si vas hasta donde nació el delirio de ese hombre, las historias de su cabeza.Culpa de Faulkner llegué a Nueva Orleans, y gracias a Faulkner me acordé de todo lo que me había dicho Twain, porque ese también tiene lo suyo...por más que te hable de otros lugares el sureste de Estados Unidos, cuando lo miras de lejos te parece todo lo mismo...y sinceramente cuando te acercas también.Asi que por culpa de esos dos tipos me puse a recorrer el French Quarter de la ciudad, paseando entre galerías blancas, plantas enormes y la humedad omnipresente. Los balcones mas famosos de las películas, la exhuberancia de su cultura mezclada con la Francia que alguna vez anduvo por esta tierras, los esclavos que nunca se fueron y los yanquis que llegaron para quedarse.
Me subí al tranvía que te pasea por la ciudad como si fueras en un viaje de 100 años atrás, clásico, especial, new orleans, jazz.
Me llegue al puerto sobre ese río enorme del que solo había leído o visto en películas. El missisippi es como la razón de ser de estos lugares, amarronado, tumultuoso, rápido, enigmático y sobre todo caprichoso. Me monte en uno de esos barcos que tienen ruedas de palas gigantes y que cuando era chico podría haber jurado que se arrastraban por el lecho del río y después comprendí, sin decirle a nadie que me había desilusionado, que como cualquier otro barco flotan y sus ruedas los impulsan con las aspas enormes que entran y salen del agua.
Llegue a una plantación de esas que solo veías en Valle de Pasiones. Arboles gigantes recorriendo el camino hasta una mansion imponente de altas columnas blancas, en el medio del verde comprometido con los siglos. Alrededor los campos de algodón que todavía silban bajo las canciones de los esclavos.
Los pantanos, las autopistas que cruzan los pantanos. La alegría de la gente que sonríe, La ciudad que esta detrás de todo eso, Nueva Orleans valió el viaje. Debería agradecerle a Faulkner, debería agradecerle a Twain...
Te cuento del viaje. @marcelolopezcba. argentina

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista