Historias y sensaciones
Publicado el 12 marzo 2014 por Angeles
"...y sobre todo aquella otra historia, la mejor, la que ella desprendía de lo leído..."(De ninguna parte)Desde hace mucho tiempo siento gran admiración por Ana Mª Matute, como escritora y como persona. Admiro, no podía ser de otra forma, su genio creativo, su espíritu poético y también su sencillez, la poca importancia que parece concederse. El pasado día 6 tuve la gran suerte de asistir a una charla de doña Ana Mª en la que conversó con el escritor Guillermo Busutil.
Ana Mª Matute y G. Busutil.
Centro Cultural G. del 27. Marzo 2014
Foto cedida por Guillermo Busutil
Este acto formaba parte de un homenaje al poeta Jaime Gil de Biedma, con quien ella tuvo gran amistad durante muchos años. Y hablando de su amigo compartió con la audiencia anécdotas, recuerdos, impresiones y opiniones de la literatura y de la vida, con la espontaneidad, el encanto y la lucidez que son, al margen de su talento literario, señas de identidad de la autora. A mí, creo que como a todos los asistentes, me encandiló con su naturalidad, su ternura y su firmeza de temperamento, que no está reñido lo uno con lo otro. Y me emocionó con muchas de las cosas que contó y que dijo, porque vi en ella a una niña; a la niña inteligente, lista, sensible y artista que fue y que, diría yo, no ha dejado de ser.Durante la charla dijo que hay personas que son amigas “de manera natural”, que con solo mirarse la primera vez que se ven sienten que son amigos. Yo sé que esto ocurre así -es lo que Herman Melville llamó “amistad a primera vista”- y, tal vez porque lo sé, la comprendí muy bien y me gustó tanto su manera de decirlo. Contó también, respondiendo a un comentario de Busutil, que precisamente Gil de Biedma le decía que ambos eran unos Peter Pan. Y ella confirmó que así era, que se resistían a crecer, a convertirse “en uno de esos”. También sé yo lo verdadero que esto puede ser. Por eso, cuando contó que ella tenía una casa de muñecas pero no la usaba para muñecas, sino “para que vengan los gnomos”, me sentí una niña yo también, deseando que algunas cosas pudieran ser realidad. De los cuentos -tal vez cuentos de hadas- que he leído de Ana Mª Matute -Carnavalito, Caballito Loco, Las mujeres...- recuerdo, más que los argumentos, más que las historias, las sensaciones que tuve al leerlos la primera vez, hace muchos años. Son sensaciones de gran ternura, de tristeza y de compasión, pero al mismo tiempo de esperanza y de alegría por las cosas buenas del mundo y de la vida. Y yo creo que ese es el poder de la verdadera literatura y lo que la distingue: que produce sensaciones, impresiones y sentimientos que perduran en el tiempo, que se quedan con nosotros y tal vez hasta cambian algo, siempre para mejor, en nuestro interior."Una dulce y dorada neblina flotaba entre los troncos de los árboles, acariciados por el viento y la luz del mar." (Paulina)