Hubo otra Barcelona. Frente al modelo provinciano de Trías y de los escamots, hubo una ciudad cuya memoria se ha oscurecido y de la cual en uno años no quedará nada ya. Esa ciudad que celebrábamos en otras vidas el gran Miqui y yo mientras arreglábamos desde el Borne un mundo que ya no era el nuestro. La Barcelona de las revueltas: la rosa de fuego de la que nos hablaron hace muchos años, cada uno en su campo, tanto el maestro Álvarez Junco como el maestro Eduardo Mendoza. Y aún antes, la Barcelona de la jamancia. La prensa es enterarte de cosas por las que nunca hubiera preguntado.
No se lo pierda, desocupado lector,