Era una de las apuestas fuertes para los Oscar cuando se anunció el proyecto, su precipitada producción hizo temer lo peor (se avanzó a 2012 su estreno) y algunas críticas estadounidenses extendían más las dudas. Finalmente, Hitchcock de Sacha Gervasi se estrenó el pasado viernes en nuestro país con solo la nominación al Oscar al mejor maquillaje y en los Globos de Oro para Helen Mirren. Ahora bien, el protagonista es, sin duda, Anthony Hopkins que se pone en la piel del director de Vértigo, La soga y, como no, Psicosis, film que rodó en los hechos acontecidos en este film. Aquí os dejamos nuestras tres opiniones:
Habiendo visto la película sobre la que trata este film resulta realmente interesante adentrarse en el making-off de la misma, ver cómo nació un proyecto del que el propio Hitchcock se obsesionó y en el que nadie creía pero que acabó en un éxito rotundo para el público. Durante todo el film van apareciendo diversos guiños con respecto a la película y al director que son el deleite del espectador; si bien es cierto que no se trata de un biopic propiamente dicho, puesto que conocemos superficialmente la figura del maestro del suspense y su relación con las mujeres, sí que retrata en cierta medida su carácter y sobre todo su implicación con el proyecto. Paralelamente, conocemos su relación con su mujer, Alma, su dependencia ante su maestría con los guiones, y es cierto que en ciertas ocasiones la película se centra demasiado en ella cuando podría mostrarnos más sobre la excéntrica personalidad del director. Con respecto a las interpretaciones, se ciñen perfectamente al guión y cumplen las expectativas, teniendo en cuenta la dificultad de interpretar un personaje tan complejo como es el caso de Hitchcock. Anthony Hopkins, bajo esa gran papada, hace una interpretación notable que junto a la de Helen Mirren como su esposa dejan un gran sabor de boca y consiguen llamar y mantener la atención del espectador. Del mismo modo, Scarlett Johansson y Jessica Biel cumplen su función y dan una interpretación más que correcta. La película tiene un ritmo correcto, un guión interesante que acaba en un final más que satisfactorio y unas interpretaciones notables. Si más no es entretenida y aunque los más puristas amantes de Hitchcock pueden quedar insatisfechos, responde y sacia el interés del público por ese director y sobre todo por el rodaje de esa gran película que fue Psicosis.
Nota: 8
Alejandra Diez.
El maravilloso mundo de los biopics. Qué difícil es capturar la vida de un personaje real en unas pocas escenas que interesen al espectador y qué fácil es recibir malas críticas por ello. Además, si como en este caso el personaje es nada más y nada menos que Alfred Hitchcock, maestro del suspense y uno de los directores más valorados y vistos de la historia del cine, aún es más peligroso aventurarse a hacer una película sobre él. De ahí el acierto de Sacha Gervasi en Hitchcock de no ir a buscar un retrato perfecto de la figura del director británico, sino de mezclar ficción con pequeñas verdades -hechos conocidos- y conseguir, de este modo, un entretenido y a ratos divertido relato sobre cómo se llevó a cabo el mítico film Psicosis. Claro que a nivel narrativo el film tiene sus problemas. La trama paralela con el imaginario obsesivo y asesino del protagonista queda muy forzada y rompe sin demasiado sentido una línea argumental que, por otra parte, también se pierde con las aventuras en la playa de Alma. Además, la introducción y conclusión al estilo Alfred Hitchcock presenta tampoco acaban de dar resultado, exceptuando la genial imagen final con el pájaro en el hombro.
Con todo, el resto de la película funciona bastante bien y está llena de guiños a gozo y disfrute particular de los fans del cineasta y de la que es una de sus películas más famosas. En este sentido, el rodaje de la escena de la ducha y la danza de Hitchcock en el hall durante la premiere de Psycho son dos de los mejores momentos de la cinta, que se sumarían, pues, a la lista de virtudes que encabezan unos loables Helen Mirren y Anthony Hopkins. Este último, quizás por culpa de un maquillaje excesivo y de un uso exagerado de planos de perfil, ha sido injustamente criticado por su interpretación, cuando ésta, por el contrario, es más que correcta, al igual que la de una sorprendente Scarlett Johansson en el papel de la encantadora y familiar Janet Leigh. Sea como sea, la fortaleza de la pareja protagonista y la pasión por la filmografía del director que demuestra Gervasi a lo largo del film son motivo de sobras para disfrutar con Hitchcock, todo un entretenimiento cinéfilo.
Nota: 7
M. del Mar Gallardo.
El maestro del suspense, como es conocido mundialmente, cobra de nuevo vida bajo un notable trabajo de maquillaje en el rostro de Anthony Hopkins y las innumerables ocasiones en que aparece la silueta más famosa del séptimo arte (a veces, su presencia es demasiado forzada). Hecha con prisas para competir en los premios de Hollywood de este año y con escepticismo con el trabajo de Hopkins, el resultado es muy meteórico, alberga una sencilla, pero intensa historia de amor (por el cine y personal) y la labor del protagonista de El silencio de los corderos es muy loable. No llega a mimetizarse con el personaje, pero tampoco cae en la absurda parodia y acierta más en la expresión de los sentimientos universales que no en los esfuerzos de parecer ser Alfred Hitchcock. Hopkins queda eclipsado en todas las escenas que comparte con Helen Mirren. La actriz británica es una diosa de la interpretación e impregna todos sus personajes de una fuerza como pocas (y pocos) saben hacer.
El resto del reparto brilla con luz propia, sobre todo, Scarlett Johansson. Aún así, todo este potente elenco tiene poca relevancia en la trama, puesto que un guión pobre en algunos pasajes, profundiza poco en ellos y tramas interesantes como la de Vera Miles quedan a medias tintas. Está claro que el film se centra en la relación del cineasta con su esposa: los sacrificios en una pareja, los temores, el paso del tiempo y, por encima de todo, como mantener viva la llama del amor. Los grandes estudios (y toda la industria de Hollywood) no salen precisamente bien retratados, aunque sea de una forma muy superficial y banal. Los tapujos con la homosexualidad, la doble moral con una censura innecesaria o los obstáculos en la financiación del arte se dejan oír en unos diálogos punzantes y repletos de ironía. Sus fallos y carencias no obstaculizan que la película supere las expectativas iniciales y el resultado sea del todo satisfactorio. Finalmente, Hitchcock se erige como la declaración de amor más divertida y cinéfila del año. Al acabar de verla, uno tiene ganas de ver Psicosis, y Vértigo, y La soga y... toda su filmografía.
Nota: 6
Alain Garrido.