En la última década de abril de 1945, los acontecimientos se sucedieron de forma trepidante en el búnker de la Cancillería de Berlín donde se encontraba Hitler desde mitad de enero de 1945.
Plano del búnker, construido en 1944, en la imagen adjunta.
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El 20 de abril de 1945, Hitler celebró su 56 cumpleaños en medio de un ambiente más bien lúgubre. Estaba deprimido, mostraba el aspecto de un hombre cansado y abatido, acabado. No quería celebraciones, a pesar de lo cual, pasada la medianoche del 19 al 20, recibió las felicitaciones de los habitantes del búnker. Por la mañana, le despertaron con la noticia de que los rusos habían rotos las defensas y estaban a un cien kms. de Berlín. Después recibió las felicitaciones por su cumpleaños de los personajes más destacados del Reich que se encontraban en Berlín: Göring, Dönitz, Keitel, Ribbentrop, Speer, Jold, Himler, Kaltenbrunner... Todos ellos le juraron lealtad.
El día 21, Hitler rechazó las ofertas de abandonar Berlín y decidió quedarse. En este momento, tal vez ya acariciaba el suicidio ante la constatación de que la guerra estaba perdida. Su actitud contrastó con la de otros jerarcas que, con una u otra disculpa, comenzaron a alejarse de Berlín, lo hicieron Göring, Dönitz, Himmler, Ribbentrop, Kaltenbrunner, Speer (éste volvió temporalmente al búnker posteriormente) etc, también lo hicieron altos mandos del ejército. De los grandes jerarcas del nazismo solo permanecían Goebbels y Bormann.
Continuaba el avance imparable de los rusos. El día 22, llegó la noticia de que habían roto el cordón de defensa y estaban en los arrabales norte de Berlín. Le informaron que no podían detener el ataque ante la falta de efectivos. Hitler sufrió un ataque de cólera. Por primera vez, alguien de su círculo de confianza le escuchó decir que la guerra estaba perdida. Nuevamente fracasaron todos los intentos por convencerle que se marchase de Berlín. Goebbels lo veía coherente, otros, sin embargo, pensaban que estaba abandonando al pueblo alemán cuando más lo necesitaba.
El día 24, los ejércitos soviéticos de Zhukov y Konev estaban en los arrabales sur de Berlín completando el cerco de la ciudad. En la mañana del día 25, el centro de la ciudad recibía un intenso fuego artillero. En la tarde-noche del día 26, los soldados soviéticos estaban en Alexandesplatz, el corazón de la ciudad. La situación empeoraba por instantes. El día 28 seguía el continuo bombardeo ruso y la lucha casa por casa en Berlín. Hitler destituyó al general de las Waffen SS F. Steiner por su "negligencia" en auxiliar Berlín. En el búnker aún se mantenía la esperanza de que el general Walther Wenck, que estaba avanzando hacia Potsdam, pudiese socorrer Berlín, pero la realidad fue que Wenck no pudo llegar ni a Postdam.
El 29 de abril, Hitler iba a tomar tres decisiones importantes. La primera fusilar al general Hermann Fegelein, enlace de Himmler con la Cancillería y cuñado de Eva Braun, por suponerle al corriente de los planes de su jefe de llegar a un acuerdo de paz con los Aliados occidentales.
La segunda decisión fue casarse con Eva Braun. Ésta había acudido días antes al búnker decidida a acompañar a Hitler hasta su final. A Hitler ya no le importaba casarse, lo hizo por complacer a Eva. Para celebrar el enlace, se trajo a un funcionario municipal (Walter Wagner), que estaba luchando en una trinchera próxima. La boda tuvo lugar en la sala de sesiones, los novios juraron ser de ascendencia aria (más bien dudosa en ambos casos), actuaron como testigos Goebbels y Bormann. Los habitantes del búnker brindaron con champan en un ambiente de ficticia euforia producida por el alcohol.
"Al final de mi vida, he decidido casarme con la mujer que, después de muchos años de verdadera amistad, ha venido a esta ciudad por voluntad propia, cuando ya estaba casi completamente sitiada, para compartir mi destino. Es su deseo morir conmigo como mi esposa..."
Inicio del testamento de Hitler. Wikipedia
Esa misma noche, Hitler llevó a cabo su tercera gran decisión del día. Se retiró con su secretaria Traudl Junge para dictar su testamento privado y público. En el testamento privado, legaba sus posesiones (la mayor parte al Estado) y manifestaba su voluntad de que su cadáver y el de su esposa fueran incinerados inmediatamente. En su testamento público, culpaba a los judíos y comunistas del estallido de la guerra y de la muerte y la destrucción causados por ella, animaba a las tropas alemanas a seguir combatiendo, profetizaba la resurrección de un nuevo nacionalsocialismo, nombraba a Dönitz por su lealtad como su sucesor al frente del Reich, nombraba a Bormann ministro del Partido, ratificaba la expulsión del Partido y cese en todos sus cargos de Himmler y Göering por sus intentos de connivencia con el enemigos, hacía otros varios nombramientos y expresaba su deseo de morir en Berlín. No asumía ningún tipo de responsabilidad por el inicio de la guerra ni por la derrota. Pasadas las cuatro de la mañana, lo firmaron Goebbels, Bormann, Burgdorf y Krebs.
Ese mismo día 29, llegó la noticia de la ejecución de Mussolini y su amante Clara Petacci con los detalles de las vejaciones a las que hbían sido sometidos sus cadáveres en Milán. Hitler enfurecido dijo: "A mí no me cogerán ni vivo ni muerto. No me convertirán en un muñeco de feria en Moscú ni se ensañarán con mis restos". Ello le llevó a tomar medidas para que su cadáver fuera quemado tras su muerte.
Se repartieron ampollas de cianuro a todo el personal que quiso para que, llegado el caso, pudiesen quitarse la vida si así lo deseaban. A Hitler, su médico le recomiendó que tomase una cápsula de cianuro y seguidamente se disparase un tiro en la cabeza. Hitler ensayó el veneno en su querida perra Blondi que cayó fulminada (Eva le recriminó este acto). La noche del 29 al 30, el ambiente del búnker estaba marcado por el elevado consumo de alcohol. Hitler no bebió. Avanzada la noche, reunió al personal del búnker para despedirse de ellos, les estrechó la mano y les recomendó abandonar el lugar. A eso de las tres de la mañana se retiró a descansar.
En la mañan del día 30, se le informó que las tropas soviéticas se había introducido en los túneles del metro y estaban a menos de medio Km. del búnker, y que la Cancillería estaba siendo bombardeada. En la sesión informativa de esa mañana se expuso que Berlín podía caer esa misma noche. A mediodía llamó a Bormann y le confirmó que él y su esposa iban a suicidarse. Luego llamó a su ayudante personal Otto Grünsche y le encargó que preparase todo lo necesario para la cremación de su cuerpo y del de su mujer. Grünsche telefoneo al chofer de Hitler, E. Kempka, para que consiguiese toda la gasolina disponible.
Hitler comió como siempre a la una (espaguetis con salsa de tomate) acompañado de sus dos secretarias y su dietista. Hitler y Eva Braun se despidieron sus secretarias Traudl Junge y Gerda Christian, el matrimonio Goebbels, M. Bormann y los generales Krebs y Burgdorf
Hitler se retiró a sus aposentos con Eva Braun. Los presentes en el búnker sabían lo que va a suceder. Tras esperar un rato, entraron en la habitación donde encontraron los cadáveres sentados en un pequeño sofá, el cuerpo de Hitler presentaba un disparo en la cabeza y restos de cianuro en la boca, Eva había muerto envenenada a los 33 años de edad, su cabeza estaba apoyada en el hombro de su marido.
Sacaron los cadáveres de ambos, en una manta, al patio de la Cancillería y los colocaron en un cráter producido por un impacto de la artillería rusa, cercano a la salida de emergencia. Allí, en medio de bombardeos, prendieron fuego a los cuerpos. Estaban presentes Goebbels y otros mandatarios. Los pocos asistentes volvieron inmediatamente al interior del búnker ante la caída de obuses rusos, por ello no pudieron comprobar que si el fuego acabó completamente con los cuerpos. Unos días más tarde, soldados soviéticos encontraron los cráneos y piezas dentales de Hitler y Eva.
Tras estos hechos, se difundieron muchos rumores sobre si Hitler había muerto o no. Stalin ocultó la verdad a los Aliados y decidió aprovechar los bulos en la época de la Guerra Fría. Se aseguró que había huido y vivía en algún lugar de Estados Unidos o Sudamérica, incluso en España. Estas teorías, hoy, no se sostienen de ninguna forma.
Otra cosa es que pasó con los restos de su cadáver, con los que no acabaron las llamas. Pero eso es otra historia.