El hiyab, pese a ser una prenda pre-islámica, hoy en día es un símbolo religioso, quiero dejar claro este punto para poder argumentar mi negativa a su uso en los centros públicos. Para evitar la consideración de hecho social, identitario o moda, quería resaltar las suras coranicas que hablan de este tema.
Hiyab etimologicamente proviene de la palabra “esconder”, por lo que llamarle “pañuelo” islámico es una suavización incorrecta, la palabra mas próxima en castellano seria velo aunque su significado original va mas allá del concepto de velo, hace referencia no solo a un velo que tapa a su portadora si no a una cortina, pantalla o biombo destinado a separar.
Y cuando les pidáis algo a ellas hacedlo detrás de un velo: es más puro para vuestros corazones y para los suyos. (Coran, 33, 53)
di a tus mujeres y a tus hijas y a las mujeres de los creyentes que se ciñan sus velos. Esa es la mejor manera de que sean reconocidas y no sean molestadas (Coran, 33, 59)
Di a las creyentes que bajen sus miradas y sean castas, y que no muestren de sus adornos más que lo que se ve. ¡Que cubran su pecho con sus velos! (Coran, 24, 31-32)
Pese a que el precepto religioso se refiere constantemente a un velo, a una pantalla, a una separación visual, la climatología de la zona del islam primigenio, hace que una prenda necesaria como la protección de la cabeza evolucione hacia una prenda con significado religioso, una prenda que considera a la mujer impura, tanto es así que las mujeres que no tenían ese velo (no el hiyab si no el conceptual), eran las mujeres sometidas al hombre, esclavas y prostitutas.
Por ello, escuchamos a la comunidad musulmana, decir que el hiyab les confiere a las mujeres libertad (en contraposición a esclavitud) y dignidad (en contraposición a prostituidas). Asimismo hay una consideración mayor del hiyab, donde se prentende que simboliza la pertenencia a su dios por encima de si misma y de un marido o familia por lo que ademas de libertad y dignidad les confiere majestuosidad.
El uso del hiyab que había descendido, renace con fuerza en las ultimas décadas, unas veces por imposición de regímenes totalitarios, otras por presión social y otras, en especial en Europa, por razones identitarias y gregarias, fenómeno que se da cuando los individuos de una población diferenciada cultural o ideologicamente del entorno mayoritario, se mimetizan a fin de combatir una soledad social.
Hasta aquí, la plasmación de que el hiyab es un símbolo de origen cultural, folclórico y religioso que transmite la idea de pureza, discreción, pertenencia a un dios y miembro social de un grupo religioso.
Mi defensa del laicismo es meridianamente clara, soy partidario de considerar las entidades religiosas como asociaciones sin animo de lucro y sometidas a la ley civil en igualdad de condiciones que cualquier otra asociación y los preceptos religiosos sean considerados al mismo nivel que las tradiciones y simbolismos que cualquier otra asociación. Sin excepciones.
Considero que una clase de religión en una escuela es una discriminación en si misma, la opción actual de dar clases de religión a unos niños y a otros aplicar una alternativa, es enseñar a los infantes que hay dos clases de ciudadanos, los religiosos y los “ateitos”, es dramático generar en la escuela publica una segregación por razones religiosas. Por lo tanto soy contrario a todo tipo de manifestación religiosa en la escuela publica, crucifijos, belenes, misas, excursiones e incluso vacaciones de “semana santa”
Si conseguimos una escuela laica, trabajo esta costando pero se conseguirá, la siguiente duda nace de la expresión personal del símbolo religioso. ¿Puede una alumna portar un hiyab?, ¿un “pin” con un crucifijo?. Yo no acepto que sean aceptados unos si y otros no. No me es valido el argumento que el crucifijo o la medalla de San Apapucio son de nuestro acervo cultural y si son admitidos y no son admitidos símbolos personales de otras religiones por que “son de fuera”.
Por lo que si admitimos preceptos religiosos personales en la vida de la escuela publica, debemos admitirlos todos y no solo una parte. ¿Que ocurriría si los admitimos todos?, podremos encontrarnos con comedores escolares que no podrán usar alimentos no verificados por un rabino, o que no se pueda usar carne de cerdo, o que haya que interrumpir las clases para rezar, que un alumno porte una daga ritual, etc.
¿Donde ponemos la linea?, en mi opinión es la total y absoluta separación entre la vida publica y la religiosidad que debe ser privada y vivida en intimidad.
Esta separación total y absoluta deberíamos extenderla a toda la vida publica. ¿Admitiríamos por ejemplo un cirujano que por razones religiosas se negara a hacer una transfusión de sangre?, ¿Admitimos un funcionario que se niegue a atendernos por considerarnos dalit (parias intocables) por razones religiosas?. ¿Admitimos un bombero que no apague fuegos los sábados?
El laicismo es libertad.