Revista Salud y Bienestar
Hm hospitales interviene a un paciente con cáncer de próstata utilizando ultrasonidos de alta intensidad focalizados
Por Fat
HM Hospitales ha dado un nuevo paso en la vanguardia tecnológica al servicio del paciente al realizar en un centro del grupo la primera intervención de cáncer de próstata en el grupo mediante la utilización de ultrasonidos de alta intensidad focalizados (HIFU), un tratamiento no invasivo de eficacia confirmada y numerosas ventajas para el paciente.
La tecnología HIFU trata el cáncer de próstata concentrando ultrasonidos de alta intensidad que destruyen las células de la glándula prostática mediante la aplicación de calor, sin afectar a los tejidos circundantes, explican los doctores Ramón Diz y Francisco Begara, urólogos del Hospital Universitario Madrid (HM).
“El mecanismo de acción de los ultrasonidos de alta intensidad es similar al de los rayos del sol cuando pasan a través de una lupa: todos los rayos luminosos se concentran en un punto y provocan un importante incremento de la temperatura alrededor del punto focal”, señalan, indicando que el HIFU permite la destrucción coagulativa del tejido prostático sin necesidad de una intervención quirúrgica abierta.
-Ventajas y eficacia de la técnica
Las ventajas del HIFU para el paciente, en opinión de estos expertos -que han intervenido al primer paciente de HM Hospitales tratado con esta técnica-, son claras: “Se trata de un tratamiento no invasivo que posibilita la rápida reincorporación del paciente a su vida cotidiana, permite la repetición del mismo y es personalizado”. Éste puede ser radical o focal, continúan: “Es posible decidir realizar una tratamiento radical de toda la glándula o emplearlo sólo en la zona afecta de ésta, con la intención de preservar la máximo la calidad de vida del paciente y limitando el impacto de la energía aplicada sobre los tejidos circundantes”. El hecho de ser un tratamiento robotizado, lo que implica precisión y seguridad, completa el listado de beneficios de esta técnica.
En cuanto a su eficacia, se mide en términos del nadir del PSA -valor más bajo del antígeno prostático específico (PSA) alcanzado tras cualquier tratamiento para el cáncer de próstata-, que se ha comprobado que después de la aplicación de la tecnología HIFU se correlaciona de forma altamente significativa con la supervivencia libre de enfermedad, aseguran ambos especialistas, que añaden que los resultados de la técnica mejoran si se alcanza un nadir menor o igual a 0,2 ng/ml siendo la supervivencia teórica a los cinco años del 86 por ciento en pacientes con un nadir de PSA menor de 0,5 ng/ml.
Por su parte, según los datos aportados por los doctores Diz y Begara, con la aplicación de HIFU se alcanza un índice de biopsias negativas del 92 por ciento en pacientes con gleason -indicador que valora el grado de actividad (agresividad y crecimiento) del cáncer de próstata- menor de 7, del 86 por ciento cuando el valor es de 7 y del 82 por ciento si el gleason es superior a ese nivel.
Adicionalmente, el tratamiento con esta técnica elimina problemas de incontinencia en el 98 por ciento de los pacientes, mientras que el 87 por ciento conservó su función sexual cuando se empleo el HIFU con una estrategia de preservación de los nervios erectores. “En los pacientes tratados tras radioterapia se obtiene un índice de biopsias negativas del 73 por ciento”, apostillan los urólogos.
-Indicaciones de HIFU
Esta técnica, cuya utilización se indicó inicialmente en pacientes con cáncer de próstata no candidatos a cirugía por co-morbilidad asociada o por negativa del paciente a someterse a cirugía radical prostática, ha ampliado su uso en la actualidad, estando indicada en pacientes que todavía no han sido tratados y bien tengan tumor localizado y en estadio T1 o T2, tengan un índice gleason inferior o igual a 7, o deseen conservar una calidad de vida optima tras el tratamiento.
Asimismo, los pacientes que busquen un enfoque terapéutico innovador con un tratamiento focal de la enfermedad que persiga un control de la misma a través de un estricto seguimiento, y con la posibilidad de repetir el procedimiento; aquellos que hayan experimentado recidiva local del cáncer tras su tratamiento con radioterapia externa, braquiterapia o bloqueo hormonal; los casos de tumores localmente avanzados -en estos cuadros la técnica HIFU se aplica como terapia adyuvante de reducción de masa tumoral local-; y los pacientes con recidiva local tras la prostatectomía radical son otros perfiles indicados para el uso de ultrasonidos de alta intensidad focalizados.
Por el contrario, los expertos señalan también situaciones en las que el empleo de esta técnica está contraindicado, tales como en las cirugías del recto o del ano que impidan la introducción de la sonda rectal, cuando el paciente tiene un esfínter artificial o una próstesis de pene, o ante la presencia de daño en la pared rectal por tratamientos previos rectales o de la próstata.
-Resultados y evolución muy positivos
El paciente intervenido el pasado mes de julio es un varón de 61 años diagnosticado en 2004 de cáncer de próstata gleason 3+3, que fue tratado inicialmente con braquiterapia y posteriormente, en 2011, causó recidiva bioquímica confirmada con una biopsia. “Al paciente se le ofrecieron todas las opciones terapéuticas viables para su situación y disponibles en HM Hospitales: cirugía radical abierta, laparoscópica y robótica, crioterapia e HIFU” eligiéndose finalmente esta última”, detallan los urólogos.
“El resultado de la intervención y la evolución del paciente han sido muy positivos -continúan-: se le dio de alta al día siguiente de la operación, sus niveles de PSA han vuelto a la normalidad y en la actualidad únicamente sigue revisiones con controles periódicos”.
Con la aplicación de ultrasonidos de alta intensidad focalizados la destrucción del tejido prostático se produce a través de tres mecanismos físicos diferentes: un efecto mecánico, un efecto térmico y la cavitación. Así, para los doctores Diz y Begara, los parámetros más importantes en la aplicación del HIFU son “la frecuencia de los ultrasonidos, la intensidad acústica, la duración de la aplicación, los intervalos de los pulsos, la distancia lateral entre las lesiones elementales, el desplazamiento longitudinal de la fuente de energía cuando se aplican múltiples lesiones y la profundidad de penetración, que dependerá del diseño del aplicador”.
-Precisión milimétrica
La técnica, en la que puede emplearse anestesia raquídea o general y requiere del paciente en posición decúbito lateral, utiliza una sonda que permite al especialista visualizar la glándula prostática, al tiempo que se emiten los ultrasonidos que destruirán el tejido prostático. “Gracias al programa informático que se usa el urólogo es capaz de visualizar los límites de la próstata, definir los márgenes de seguridad y planificar cada etapa del tratamiento con una precisión milimétrica”, explican los expertos.
Al término de la intervención, que puede durar entre una hora y media y dos horas y media, y en la que se realizan entre 400 y 800 pequeñas lesiones contiguas para tratar toda la próstata, se emplaza una sonda vesical que el paciente debe portar durante dos semanas.
Según indican los urólogos, las lesiones inducidas por el HIFU se identifican temporalmente como áreas hiperdensas en la ecografía transrectal de la glándula prostática. “La extensión del daño tisular provocado por el HIFU puede también determinarse con resonancia magnética con gadolinio: el área tratada aparece como una zona hipodensa rodeada por un borde periférico fuerte de 3-8 mm”, añaden, señalando, no obstante, que “los daños de RNM inducidos por el tratamiento desaparecen normalmente en 3-5 meses y la contracción del tejido inducido por el HIFU es el resultado obtenido al cabo aproximadamente de medio año”.
La tecnología HIFU trata el cáncer de próstata concentrando ultrasonidos de alta intensidad que destruyen las células de la glándula prostática mediante la aplicación de calor, sin afectar a los tejidos circundantes, explican los doctores Ramón Diz y Francisco Begara, urólogos del Hospital Universitario Madrid (HM).
“El mecanismo de acción de los ultrasonidos de alta intensidad es similar al de los rayos del sol cuando pasan a través de una lupa: todos los rayos luminosos se concentran en un punto y provocan un importante incremento de la temperatura alrededor del punto focal”, señalan, indicando que el HIFU permite la destrucción coagulativa del tejido prostático sin necesidad de una intervención quirúrgica abierta.
-Ventajas y eficacia de la técnica
Las ventajas del HIFU para el paciente, en opinión de estos expertos -que han intervenido al primer paciente de HM Hospitales tratado con esta técnica-, son claras: “Se trata de un tratamiento no invasivo que posibilita la rápida reincorporación del paciente a su vida cotidiana, permite la repetición del mismo y es personalizado”. Éste puede ser radical o focal, continúan: “Es posible decidir realizar una tratamiento radical de toda la glándula o emplearlo sólo en la zona afecta de ésta, con la intención de preservar la máximo la calidad de vida del paciente y limitando el impacto de la energía aplicada sobre los tejidos circundantes”. El hecho de ser un tratamiento robotizado, lo que implica precisión y seguridad, completa el listado de beneficios de esta técnica.
En cuanto a su eficacia, se mide en términos del nadir del PSA -valor más bajo del antígeno prostático específico (PSA) alcanzado tras cualquier tratamiento para el cáncer de próstata-, que se ha comprobado que después de la aplicación de la tecnología HIFU se correlaciona de forma altamente significativa con la supervivencia libre de enfermedad, aseguran ambos especialistas, que añaden que los resultados de la técnica mejoran si se alcanza un nadir menor o igual a 0,2 ng/ml siendo la supervivencia teórica a los cinco años del 86 por ciento en pacientes con un nadir de PSA menor de 0,5 ng/ml.
Por su parte, según los datos aportados por los doctores Diz y Begara, con la aplicación de HIFU se alcanza un índice de biopsias negativas del 92 por ciento en pacientes con gleason -indicador que valora el grado de actividad (agresividad y crecimiento) del cáncer de próstata- menor de 7, del 86 por ciento cuando el valor es de 7 y del 82 por ciento si el gleason es superior a ese nivel.
Adicionalmente, el tratamiento con esta técnica elimina problemas de incontinencia en el 98 por ciento de los pacientes, mientras que el 87 por ciento conservó su función sexual cuando se empleo el HIFU con una estrategia de preservación de los nervios erectores. “En los pacientes tratados tras radioterapia se obtiene un índice de biopsias negativas del 73 por ciento”, apostillan los urólogos.
-Indicaciones de HIFU
Esta técnica, cuya utilización se indicó inicialmente en pacientes con cáncer de próstata no candidatos a cirugía por co-morbilidad asociada o por negativa del paciente a someterse a cirugía radical prostática, ha ampliado su uso en la actualidad, estando indicada en pacientes que todavía no han sido tratados y bien tengan tumor localizado y en estadio T1 o T2, tengan un índice gleason inferior o igual a 7, o deseen conservar una calidad de vida optima tras el tratamiento.
Asimismo, los pacientes que busquen un enfoque terapéutico innovador con un tratamiento focal de la enfermedad que persiga un control de la misma a través de un estricto seguimiento, y con la posibilidad de repetir el procedimiento; aquellos que hayan experimentado recidiva local del cáncer tras su tratamiento con radioterapia externa, braquiterapia o bloqueo hormonal; los casos de tumores localmente avanzados -en estos cuadros la técnica HIFU se aplica como terapia adyuvante de reducción de masa tumoral local-; y los pacientes con recidiva local tras la prostatectomía radical son otros perfiles indicados para el uso de ultrasonidos de alta intensidad focalizados.
Por el contrario, los expertos señalan también situaciones en las que el empleo de esta técnica está contraindicado, tales como en las cirugías del recto o del ano que impidan la introducción de la sonda rectal, cuando el paciente tiene un esfínter artificial o una próstesis de pene, o ante la presencia de daño en la pared rectal por tratamientos previos rectales o de la próstata.
-Resultados y evolución muy positivos
El paciente intervenido el pasado mes de julio es un varón de 61 años diagnosticado en 2004 de cáncer de próstata gleason 3+3, que fue tratado inicialmente con braquiterapia y posteriormente, en 2011, causó recidiva bioquímica confirmada con una biopsia. “Al paciente se le ofrecieron todas las opciones terapéuticas viables para su situación y disponibles en HM Hospitales: cirugía radical abierta, laparoscópica y robótica, crioterapia e HIFU” eligiéndose finalmente esta última”, detallan los urólogos.
“El resultado de la intervención y la evolución del paciente han sido muy positivos -continúan-: se le dio de alta al día siguiente de la operación, sus niveles de PSA han vuelto a la normalidad y en la actualidad únicamente sigue revisiones con controles periódicos”.
Con la aplicación de ultrasonidos de alta intensidad focalizados la destrucción del tejido prostático se produce a través de tres mecanismos físicos diferentes: un efecto mecánico, un efecto térmico y la cavitación. Así, para los doctores Diz y Begara, los parámetros más importantes en la aplicación del HIFU son “la frecuencia de los ultrasonidos, la intensidad acústica, la duración de la aplicación, los intervalos de los pulsos, la distancia lateral entre las lesiones elementales, el desplazamiento longitudinal de la fuente de energía cuando se aplican múltiples lesiones y la profundidad de penetración, que dependerá del diseño del aplicador”.
-Precisión milimétrica
La técnica, en la que puede emplearse anestesia raquídea o general y requiere del paciente en posición decúbito lateral, utiliza una sonda que permite al especialista visualizar la glándula prostática, al tiempo que se emiten los ultrasonidos que destruirán el tejido prostático. “Gracias al programa informático que se usa el urólogo es capaz de visualizar los límites de la próstata, definir los márgenes de seguridad y planificar cada etapa del tratamiento con una precisión milimétrica”, explican los expertos.
Al término de la intervención, que puede durar entre una hora y media y dos horas y media, y en la que se realizan entre 400 y 800 pequeñas lesiones contiguas para tratar toda la próstata, se emplaza una sonda vesical que el paciente debe portar durante dos semanas.
Según indican los urólogos, las lesiones inducidas por el HIFU se identifican temporalmente como áreas hiperdensas en la ecografía transrectal de la glándula prostática. “La extensión del daño tisular provocado por el HIFU puede también determinarse con resonancia magnética con gadolinio: el área tratada aparece como una zona hipodensa rodeada por un borde periférico fuerte de 3-8 mm”, añaden, señalando, no obstante, que “los daños de RNM inducidos por el tratamiento desaparecen normalmente en 3-5 meses y la contracción del tejido inducido por el HIFU es el resultado obtenido al cabo aproximadamente de medio año”.
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