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Hockey Hielo: …y 12 temporadas después, el Majadahonda le sacó los colores al Puigcerdà.

Por Contralatanca

Cronica de Contra La Tanca.

C.G. Puigcerdà – S.A.D. Majadahonda 7 – 6 (OT) (2-0, 1-2, 3-4, 1-0)

Hacia 12 temporadas que Majadahonda no puntuaba en la pista de Puigcerdà y en la noche de ayer sábado, no solo lo consiguieron forzando una merecida prorroga ante los ceretanos, sino que, durante prácticamente la mitad del partido, marcaron el ritmo del mismo y condicionaron las decisiones tácticas del Puigcerdà.

Habían pasado 12 temporadas desde que aquel Majadahonda se paseó por la liga española bajo la batuta de Luciano Basile (actualmente de nuevo con contacto con el hockey español) y con la destacada aportación del prodigio sueco exNHL Kent Nilsson, consiguiendo su primer y único campeonato.

Ayer, 2 de los componentes de la expedición madrileña a Puigcerdà, Ernesto Gonzalez (entrenador actual) y Edu Paz (defensa), por aquel entonces miembros de aquel equipo campeón, fue lo primero que recordaron al solicitarles una valoración sobre el partido. (Al final de la crónica se pueden escuchar esas valoraciones)

Pero aparte de ese recuerdo, lo que cabe destacar del partido de ayer fue que el Puigcerdà vio como el Majadahonda se estaba “haciendo mayor” delante de sus ojos y los de las poco más de 150 personas que acudieron a la cita.

Es verdad que la inoperancia e indolencia de los locales, durante buena parte del partido, ayudo a la causa majariega, pero eso no ha de privarnos de reconocer la mejora del equipo dirigido por Ernesto Gonzalez, tanto en el aspecto táctico como en la actitud del equipo como tal.

La primera parte fue la única que se desarrollo de forma cercana al guión esperado (desde luego esperado desde las filas del Puigcerdà), es decir dominio de los de negro y amarillo, que se ponían por delante con 2 a 0, desaprovechando un buen número de ocasiones para aumentar esa renta.

Por su parte, el Majadahonda salió al hielo dando sensación de un cierto acomplejamiento histórico (de nuevo esa docena de temporadas…) lo que se traducía en lentitud en sus acciones y en retraimiento a la espera de ver la propuesta del Puigcerdà. Además, alguno de sus jugadores importantes no acababan de aparecer.

Hombres ofensivos como Gemell o Pedraz (recuperado ya de una lesión que le ha apartado 4 jornadas del hielo) o Montllor y Navarro detrás no parecían sentirse cómodos, lo que dio facilidades a que hombres rápidos del Puigcerdà como Muñoz o Kotlarik rompiesen sus líneas con facilidad, aunque sin deshacerse de esa falta de acierto que les acompaña desde hace un buen número de jornadas.

Con 2 – 0 finalizó la primera parte, siendo los goles ceretanos obra de Kotlarik con asistencia de Muñoz y el segundo, de Muñoz ayudado por Barnola y Kotlarik.

Los primeros minutos del segundo tercio fueron similares aquellos con los que finalizó el primero, con el Puigcerdà todavía dominando, pero ya “sintiendo el aliento” del Majadahonda en el cogote.

Y así hasta el minuto 28 en que el técnico del Puigcerdà, Gabi Maso, cumple con aquello pactado en el vestuario antes del inicio del partido (pacto parece ser que consensuado, aunque quizás en un momento de exceso de confianza), y realiza la sustitución de su portero. Sale Peter Betinec, muy seguro durante toda la noche y entra Oscar González.

Este cambio causó cierta sorpresa en la grada, ya que la ventaja no era tanta y los minutos por jugar eran más de la mitad, pero bien es verdad que esa misma afición acostumbra a solicitar más minutos para los jugadores de la casa, así que poco podía objetar.

Cabe decir que González es un buen portero, formado en la cantera pero que, como muchos otros, no ha tenido más minutos a causa de que el club, desde hace tiempo, contempla como prioridad el fichaje de un portero para sus campañas. Concretamente 24 temporadas fichando porteros.

Independientemente de la valoración sobre el momento del cambio, lo que nadie esperaba fue el más que evidente descenso en el rendimiento del resto de los hombres de Masó, justo a partir de ese momento.

Cuando más se esperaba de ellos, cada uno empezó a jugar su partido particular en ataque. Poco después, cedían el control de la zona central al Majadahonda y acabaron rebajando su intensidad defensiva hasta límites que rozaban el ridículo. Solo una expresión me viene a la cabeza para definir esa actitud y es “falta de compañerismo” con su portero. Y para algunos, hasta una cierta falta de profesionalidad.

Por su parte, el rival, que ya venía en línea ascendente de juego, no dudó en aprovechar la circunstancia y así, en el minuto 32 estrenaba su lado del marcador con gol de un Pedraz, ese jugador formado en los últimos años en el hockey finlandés y que ejecutó una jugada de aquellas con las que sueñan todos los delanteros en un momento dado.

Se trata de aquella “cuchara” (más que famosa en YouTube) en la que, desde detrás de la portería, se acomoda el puck sobre la pala del stick y sin dejar la posición trasera, se introduce el disco por encima del hombro del portero. Visualmente espectacular y nada fácil de ejecutar.

3 minutos después, era Zbroinsky el que conseguía el empate a 2, con asistencia de Paz y del mismo Pedraz, que ya estaba cogiendo velocidad de crucero.

El desconcierto se había instalado en el banquillo ceretano, pero un gol de Bosom, de nuevo ponía a los locales por delante con el 3 a 2 que cerraba el periodo, dejando una cierta sensación de que la reacción del Puigcerdà había llegado.

Pues no… solo un espejismo. El Puigcerdà salía a la busca del ritmo perdido con poco éxito y, por su parte, el Majadahonda había encontrado un camino que no tenía intención de abandonar.

Gemell lo demostraba en el minuto 43, cuando conseguía un nuevo empate, esta vez a 3 y con la participación de Zbroinsky y Paz.

No habían pasado 2 minutos cuando llegó aquello que ya llevaba un buen rato flotando en el ambiente. Carbonell se veía habilitado por un pase de su compañero Bravo y conseguía poner al Majadahonda por delante en el marcador. Momento casi histórico aunque con connotaciones diferentes dependiendo del lado desde el que se vivía.

Pero eso no fue suficiente para unos majariegos que veían como se les abrían todas las posibilidades del mundo.

Su juego era cada vez más intenso físicamente (la juventud, eso es lo que tiene), su presión en la zona defensiva contraria surtía efecto y hasta su power-play parecía bien engrasado. Un power-play que, todo y no dar frutos, pudieron ejercitar durante un buen número de ocasiones ya que otro defecto que se sumó al juego del rival: la indisciplina.

Con este escenario, el Majadahonda movía de nuevo el marcador para coger una ventaja de dos goles (3 – 5), en una jugada en la que Gemell puso en evidencia a la defensa local, que le dejó solo ante el portero, con mucho espacio y durante una eternidad. Fue cuestión de tiempo que recogiera un puck, en este caso enviado por Garcia-Arias, y marcase a placer ante la desesperación del portero González.

Eso fue la gota que colmó el vaso. Masó solicitó un tiempo muerto, González se dirigió al banquillo con intención evidente de no volver al hielo y el eslovaco Betinec, de nuevo se ponía la careta, el cazo y el escudo. El Majadahonda había conseguido lo que nadie esperaba: dominar el marcador y condicionar completamente, con su juego, las decisiones de los responsables del banquillo del Puigcerdà.

Como ejemplo valga que a partir de ese momento, el minuto 46, el Puigcerdà renunció a su propuesta inicial de jugar con tres líneas de delanteros, para pasar a hacerlo con 2.

Tampoco es cuestión ahora de menospreciar la calidad de buena parte de los jugadores del Puigcerdà. Aunque lo que se hubiera visto hasta el momento fuera decepcionante, en el fondo todo el mundo (y creo que podemos incluir al rival) era consciente de que si se lo proponían, la reacción podía llegar.

Y así fue. No vamos a obviar que esa reacción llegó con la ayuda de una cierta apertura de líneas y de la falta de concentración de los madrileños, probablemente causada por la mezcla de emoción y nervios ante la perspectiva de llevarse los tres puntos. En definitiva, falta de experiencia en la gestión de un resultado favorable, ante un rival que, en un principio, parecía fuera de su alcance.

El caso es que en el minuto 48 y con los locales jugando en inferioridad, Kotlo reducía la distancia, después de una gran triangulación con Bravo y Muñoz.

Ya se sabe que un gol en estas circunstancias inculca tanta moral en el que lo consigue, como se la reduce al que lo recibe, así que el Puigcerdà se creció y en un nuevo ataque, Bosom después de atravesar la línea de fondo cerca del palo derecho de Pérez-Barona, dejo un pase de calidad hacia atrás, que recogió Brabo para no perdonar. Quedaban 7 minutos para el final, teníamos un empate a 5 y ya nadie se atrevía a apostar por un ganador.

Cada vez se hacía más evidente que la falta de tablas de los visitantes les estaba pasando factura y sus estructuras posicionales, en ocasiones perdían consistencia, dejando algunos pasillos. Y fue en uno de estos en el que Barnola se coló por la zona central hasta “la cocina”, para culminar su jugada con el 6º gol del Puigcerdà que, de nuevo, les ponía por delante en el marcador.

Mientras el respetable se preguntaba porque ese equipo no había jugado así durante el resto del partido y con la sensación de que ya estaban instalados en una dinámica de victoria, apareció de nuevo Pedraz para echar otro jarro de agua fría a los de La Cerdanya. Este jugador conseguía el empate a 6, faltando apenas 4 minutos para el final y colando un puck incontestable por la escuadra de Betinec.

En esos 4 minutos ya no se produjeron cambios en el luminoso. Fueron muy intensos, pero llenos de imprecisiones y especialmente, de ocasiones desaprovechadas por el Puigcerdà, que se empeñaban en acompañar a “la nevera” a cada uno de los sancionados rivales. Hasta el punto de que se “permitió” jugar casi la totalidad de los últimos dos minutos, en inferioridad de 3 contra 5. Aquí la ocasión la desaprovecharon los majariegos, que no supieron romper con claridad el triangulo defensivo contrario.

Lo siguiente a contemplar era la prórroga de 5 minutos y a gol de oro.

No cabe decir que aquí la calidad de las individualidades tendría mucho que decir, y aquí el Puigcerdà partía con ventaja. El más claro ejemplo llegó con un inesperado regalo defensivo del Puigcerdà, que permitió al Majadahonda disponer de un jugoso 2 contra 0 contra Betinec. Seguro que a estas horas los dos jugadores madrileños todavía se preguntan cómo consiguieron que el puck acabase en el cazo del eslovaco, pero es que este les dio una respuesta excepcional tanto en lo cualitativo como en lo providencial.

Dicen que quien perdona… paga, y un minuto después, Bastien Tona, el heredero de la conocida saga familiar del hockey en Puigcerdà, recuperó un despeje defensivo horrible de la defensa majariega y se presentó en solitario ante Pérez-Barona, que poco pudo hacer ente el duro lanzamiento de muñeca, a media altura, del jugador de la cantera local.

El gol de Tona daba una victoria agónica al Puigcerdà, aunque 1 de los puntos marcharía hacia tierras madrileñas con todo merecimiento. La verdad es que nadie hubiera objetado que se hubieran llevado los 3 puntos al completo, pero también es cierto que el esfuerzo de los últimos minutos en el lado local, merecía un cierto premio.

¿Qué fue demasiado premio?. Ese será un tema de debate durante la semana, especialmente en el seno del CG Puigcerdà. No cabe duda que este equipo precisa cambios para evitar que unos jugadores de calidad contrastada, repitan la pobre actuación de ayer sábado. Y creo que también harían bien en clarificar quien asume que responsabilidades en el aspecto técnico, ya que el “triumvirato” no se está mostrando como una opción demasiado adecuada para este equipo. De hecho creo que no lo es para ningún equipo, aunque eso ya es una apreciación muy personal.

En cualquier caso, la mejor noticia para el Puigcerdà es que todavía están a tiempo y tienen capacidad para enderezar el rumbo, eso si… siempre que exista la voluntad de todos, repito, todos los protagonistas.

Por nuestra parte y durante la semana, en Contra La Tanca estaremos especialmente atentos, por si se producen novedades al respecto.

Para finalizar esta crónica, a continuación se pueden escuchar las valoraciones de algunos de los protagonistas del partido, recogidas por Contra La Tanca, al finalizar el mismo.

En primer lugar un reencontrado Edu Paz que aportó 4 asistencias de gol al juego ofensivo de su equipo:

Ahora la valoración de un satisfecho entrenador majariego, Ernesto Gonzalez:

También el autor del gol de la victoria local, Bastien Tona, se acercó a nuestros micrófonos:

Y para finalizar, el entrenador puigcerdanés Gabi Maso, lógicamente, muy crítico con la actuación de su equipo:

Bastien Tona


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