Llegamos a Sevilla, hermosa y colorida ciudad con ejemplos bellísimos de arquitectura árabe y cristiana, sumado a las más lindas callecitas angostas y empedradas con aroma a naranjas del barrio de la Judería. Fue una visita fugaz, que supimos aprovechar y disfrutar!
La despedida de Portugal no fue tan difícil porque sabíamos que todavía nos quedaban unos días de vacaciones y de recorrida en Andalucía, una de las regiones más lindas de España. En mi primer viaje a Europa (unos 15 años atrás!) yo ya había visitado Córdoba, Granada y Sevilla. J no y moría por conocer la Alhambra. Nuestro viaje a Portugal fue la excusa perfecta para volver a Madrid por el sur visitando esta zona, de las más visitadas de la Península Ibérica.
Fue así como después de desayunar en nuestro guest house en el Algarve, partimos rumbo a Sevilla. Hay una hora de diferencia, que nos benefició a la ida cuando llegamos a Oporto, pero ahora nos jugó en contra ya que terminamos llegando al mediodía al hotel, sólo tendríamos medio día para dedicarle a Sevilla.
Nuestro hotel quedaba un poco alejado, pero con parada de metro a una cuadra, así que en pocos minutos estuvimos frente a la Torre de Oro, sobre el río Guadalquivir. Es uno de los símbolos de la ciudad, fue erigida en 1220 como defensa y avanzada del Alcázar es uno de los últimos legados del arte almohade. Al otro lado del río se encuentra el Barrio de Triana, uno de los más característicos de la ciudad y que esta vez, no pudimos visitar.
Ya había reservado nuestros tickets para visitar el Real Alcázar, un conjunto de palacios declarado Patrimonio de la Humanidad junto a la Catedral y el Archivo de Indias, que es realmente una visita ineludible. Situado en los márgenes del Casco Antiguo, junto a la antigua judería (Barrio de Santa Cruz), recibe más de 1 millón de visitas al año. Además de su gran relevancia histórica, es uno de los más bellos y curiosos conjuntos arquitectónicos del país, mezclando estilos que van del mudéjar al renacentista.
Para nosotros, sobre todo para J, fue la mejor antesala para lo que luego veríamos en la Alhambra. Hay salas que realmente dejan con la boca abierta por su belleza y el trabajo en paredes, artesonados, yeserías...
Algo de su historia mientras vamos de un recinto al otro:
En el año 913 el califa omeya Abderramán III mandó construir un nuevo centro de gobierno en Sevilla sobre el lugar de un antiguo asentamiento visigodo que antes había sido romano. Esta curiosidad "multicultural" sobre su fundación parece un anticipo de los muchos vaivenes históricos que irían dando forma a su apariencia actual. Tras la desintegración del Califato de Córdoba, el Real Alcázar pasaría a manos de los abadíes, los emires almorávides y, en la última etapa islámica, los almohades. Las sucesivas reformas de aquella época ya habían convertido los Reales Alcázares en un gran complejo palaciego rodeado por murallas a mitad del s.XIII.
Tras la conquista de Sevilla en 1248 por parte de Fernando III, el Real Alcázar se convertiría en Palacio Real (estatus que mantiene en nuestros días) y viviría una nueva etapa de ampliaciones iniciada por su hijo Alfonso X, quien respetó las estructuras existentes y mandó construir el Palacio Gótico. En 1364, Pedro I sería el precursor del Palacio Mudéjar, una de las zonas más espectaculares del conjunto. Los numerosos toques renacentistas del Real Alcázar provienen en su mayoría de reformas realizadas durante el s.XVI bajo los reinados de los Reyes Católicos primero y de Carlos V y Felipe II más tarde. Y aún continuarían las ampliaciones y cambios durante los siglos siguientes, siendo algunos de ellos fatídicos a nivel artístico.
Lo que más impresiona cuando uno visita monumentos de esta importancia es justamente que las diferentes civilizaciones van ocupando los mismos lugares, y cada uno va dejando su impronta en el arte, la arquitectura, la cultura . Respetando y valorando más o menos lo anterior según las diferentes épocas, ha quedado bastante como para imaginarnos la vida en este bello lugar, a través de los siglos y de la historia árabe y cristiana que atravesó esta región tan particular.
Salimos del Alcázar con hambre, y nos tentó un tradicional bar cerquita de la Catedral, la Cervecería La Giralda. Muy antiguo, lindo y con esos mozos "de antes" que te venden lo que sea, hasta nos hizo probar cola de toro (que por suerte no tiene nada que ver con esa parte anatómica del susodicho). Demasiadas calorías para Junio en Sevilla, pero estuvo buenísimo!
Luego de hacerle honor al mozo andaluz, la idea era ir a la Catedral pero ya había cerrado, justo un ratito antes! Es el mayor templo gótico del mundo. Conserva de la mezquita almohade que se levantaba en ese espacio, el Patio de los Naranjos y la Giralda, otro de los símbolos de la ciudad y donde están los restos de Colón.
La verdad que habiendo llegado al mediodía, era medio mucho querer hacer todo en una tarde! La admiramos desde afuera, nos quedamos con las ganas de conocerla por dentro y enfilamos hacia el Barrio de la Santa Cruz: Una sucesión de callejuelas angostas, bares que largan un vapor fresco que se agradece y plazas con mucha sombra... lugarcitos ideales para perderse mientras vas comiendo turrón recién hecho.
La calle de la Judería (el barrio de la Santa Cruz era el antiguo barrio hebreo) desemboca en otra llamada Vida y esta muere en otra llamada Agua. Hay nombres más lindos que estos últimos?! Este callejón, que poco ha cambiado desde la Edad Media, corre pegado a dicha muralla y se llama como se llama porque por dentro iban los conductos de agua que abastecían al palacio y a la ciudad. Sin dudas, el Agua es Vida.
Dejando atrás la Judería, pasamos por los jardines de Murillo y visitamos la Plaza de España, un majestuoso edificio pegado al Parque María Luisa.
Un día super intenso que terminó con un chapuzón en la pile del hotel para sacarnos la caminata de encima, seguido de un buen tapeo con cerveza helada. Qué rica y linda sos España!
Hasta la próxima Sevilla! Nos dejaste con muchas ganas de recorrerte más, y eso siempre está bueno ♥
Más info:
https://www.visitasevilla.es/turismo-de-sevilla
Como les comento arriba, un día es un tiempo muy ajustado para recorrer esta ciudad. Creo que lo mínimo serían dos días!
* Visitamos el Real Alcázar
Recomiendo sacar la entrada antes, sobre todo si sabés qué día de los que estés en Sevilla vas a dedicarle un rato a esta visita, que realmente vale la pena!
* Dormimos en el Novotel Sevilla Marqués del Nervión:
un poco alejado del centro, pero lo conseguimos a muy buena tarifa. Moderno, cómodo. A la vuelta hay un centro comercial con varias marcas incluída Zara Home. Y a una cuadra, el metro que te lleva en dos o tres paradas al centro de la ciudad. Cómodo si se viaja con auto como nosotros.
Con una vista divina a La Giralda, un lugar que lleva años sirvendo tapas. Muy buena experiencia y todo muy rico!