Lo que había hecho que este pequeño animalito fuera acogido con los brazos abiertos entre el movimiento ecologista fueron sus hábitos alimenticios, ya que sus larvas se alimentan de madera de eucalipto y no en vano tiene como nombre común Escarabajo taladrador del eucalipto. Estas costumbres han hecho que junto al Gorgojo defoliador del eucalipto (Gonipterus scutellatus) se haya convertido en uno de mis ídolos. Mientras uno se come la madera, el otro de come las hojas, ¿qué más se puede pedir?
Lo cierto es que a pesar de conocer su nombre, nunca habíamos sido presentados, por lo que fue una gran alegría y una más que agradable sorpresa cuando el pasado sábado por la noche uno de estos escarabajos aterrizó sobre mi cabeza mientras me encontraba sentado en la terraza mirando a las estrellas. Curiosamente mi primer encuentro con un Gonipterus fue muy similar.
Gracias a mi amigo Chus Landeira, que después de mandarle una foto sospechó de quién podría tratarse, al final lo conseguí identificar como Phoracantha semipunctata. Sin lugar a dudas había dado con la tierra prometida, con un paraíso terrenal donde las plantaciones de eucaliptos ya ocupan la mayoría de la rasa costera desde Irún hasta la costa da morte y donde las Administraciones públicas las protegen, amamantan y fumigan con dinero público como al más querido de sus retoños.
Después de las presentaciones de rigor, solo me quedaba despedirme de mi nuevo amigo, darle unas suaves palmaditas en sus élitros y desearle toda la suerte del mundo, que fornique y procree como si no hubiera un mañana y que sus hijos y los hijos de sus hijos taladren todos los eucaliptos que puedan.