"Migrañas: el único momento en que martillarte la cabeza parece una solución apropiada".
Adelanto que será un post con humor negro. Lo lamento y pido disculpas por adelantado. El humor siempre ha sido para mí, la manera de lidiar con las cosas “pesadas”.Empecemos por el principio.A los 16 años (tengo 28 otoños, yo no cuento primaveras porque me dan alergia), sentí el dolor por primera vez. Era un dolor raro, se sentía como si algo latiera al lado de mi ojo derecho y también sentía náuseas y estaba un poco mareada. Estaba en el colegio y pensé que sería de haber dormido poco la noche anterior (siempre me gustó quedarme levantada de noche hasta tarde, eso lo heredé de mi madre, soy un "ave nocturna"). Le resté importancia y traté de seguir el día. Pero fue imposible, a las dos horas de eso estaba llegando a mi casa y me estaba envolviendo cual crustáceo en su coraza a oscuras y en silencio. Me parece, pensándolo ahora, que fue por instinto. Le dije a mi mamá que me dolía la cabeza, y me preguntó si me había golpeado, si era hormonal por la época del mes, si había dormido, en fin, el interrogatorio clásico de cualquier madre. Le dije que no a todo, y me dio una pastilla de paracetamol (soy alérgica al ibuprofeno) mientras sacaba turno con un neurólogo, porque es mejor prevenir que curar y prefería llevarme directamente a un especialista. Acá debo hacer la aclaración de que yo no me quejo por dolor “raro”. Yo digo que me duele algo, y casi siempre sé porqué es, por eso la llamada al neurólogo. Fui a ver al médico a los dos días y me preguntó mil cosas, a todo esto, yo seguía igual. El paracetamol no me había hecho nada y él me recetó ácido tolfenámico y un electroencefalograma. Volví a mi casa, lo empecé a tomar, y a los tres días volví a la guardia porque me estaba volviendo loca de dolor. Piensen que tenía 16 años y que el dolor de cabeza había empeorado y a la vez, me había limitado en mis actividades diarias. Me internaron y me dieron analgésicos más fuertes, algo para dormir porque llevaba días despierta y mal dormida y algo para bajar las náuseas. Al otro día, me atendió un médico clínico, con su equipito de aprendices, y me diagnosticó, sin preguntarme nada, depresión y ansiedad. Me mandó a mi casa con un antidepresivo (fluoxetina) y una benzodiazepina (clonazepam). Adelgacé 6 kilos en 10 días y me sentaba en la mesa del salón de mi casa solamente a mover los dedos. Era un ente. No me dolía nada, pero tampoco podía comer o dormir normalmente. Ni hablar de volver al colegio.Mi mamá habló con el médico y el muy maldito le dijo que seguramente, yo hacía todo eso para llamar la atención y que era normal en la edad. Me sacó la medicación, yo tuve un brote de abstinencia y ahí sí que me dolió la cabeza. Así que me internaron de vuelta para darme analgésicos fuertes mientras los antidepresivos y lo demás se me iban del sistema. Después me enteraría de que en realidad, la cabeza me había dolido porque había tenido un edema cerebral y el cerebro se apretaba contra el cráneo, y claro, dolía. Me dieron corticoides y me “sugirieron control”. En ese momento, creo, habiendo visto cómo se trataba a la gente desde el sistema médico en general, decidí ser psicóloga. Y encontré a la mejor psicóloga que pude tener en esa época y empecé a ver cómo era la profesión “por adentro”. Ella trabajaba con quien ahora es mi médica de cabecera. Y esta médica, me terminó de sacar la medicación que el inepto me había dado, me siguió controlando y el único tratamiento que me funcionaba era que cada vez que me dolía la cabeza, me internaban para darme corticoides y bajar la inflamación. A corticoides, medicación, y demases, subí 20 kilos y la cabeza me seguía doliendo.Pasé por muchos neurólogos, muchos especialistas que me recomendaban medicaciones distintas hasta que encontré a una neuróloga que me dijo que tenía que estar un tiempo sin medicación para ver qué funcionaba y qué no. Y ahí empezó el desfile de medicamentos. Les puedo llenar dos hojas tamaño oficio de todo lo que tomé hasta que encontré algo que funcionaba. Y mientras tanto seguía de tiempo en tiempo yendo al hospital a ponerme una intravenosa de corticoides para bajar la inflamación. La pasé bomba ¬¬.A los dos años de probar cosas, llegó el diagnóstico: migraña con aura. Y ahí me dieron dos opciones, o tomar medicamentos preventivos diarios, o tomar algo en el ataque. Elegí la segunda, porque estaba harta de tomar cosas a diario, y justo se me empezó a cruzar la historia de la medicación de la fibromialgia que cuento en el post que dejé más arriba. La medicación que me dieron (pregabalina) es la que tomo para la migraña y para la fibromialgia. Ahora la tomo a diario, pero a veces, como ahora, tengo ataques de migraña y tomo cosas más fuertes, como el tramadol. Pero tengo muuuucho cuidado de tomarlo porque se me hace rápidamente adictivo. Imagínense que toman algo y no les duele nada, de golpe, después de muchos días de sentir que tienen alguien pegándoles con un martillo en un lado de la cabeza y ven borroso, y les molesta la luz o el sonido y tienen náuseas o vómitos. En ese momento el cuerpo dice “esta es la mía!” y dejar eso es complicado. Para muestra un botón: una vez me dieron tramadol cada 8 horas por 10 días, y se los digo así, fue más fácil dejar de fumar que dejar el tramadol. Bueno, habiendo hecho una recopilación de mi historia personal con la migraña, quiero contarles, ahora, qué hago cuando tengo un ataque migrañoso.Primero, subo la medicación. Tengo una dosis máxima de pregabalina y me voy manejando dentro de esos márgenes. La tomo hace 8 años y no subí de peso (es más, bajé los 20 que subí con los corticoides y un poco más) y puedo agregarle otras cosas, pero más allá de eso, hago cosas que no tienen nada que ver con la medicación. Primero, hago yoga, aunque sean 20 minutos con un video de YouTube y trato de relajar los músculos de la espalda y el cuello, porque la cefalea tensional está a la vuelta de la esquina en la migraña. Y las diferencio porque los dolores de cabeza son un mundo. Acá les dejo un gráfico que encontré que los diferencia bien. Está bueno saberlo porque se pueden confundir y saber por qué le duele la cabeza a uno a veces trae la solución.
Vuelvo a lo que les decía. Hago yoga, medito (también tienen meditaciones guiadas para principiantes en YouTube) y trato de bajar las revoluciones. Evito los días demasiado cargados y siempre me dejo un día donde por ejemplo, a la tarde de ese día, no tenga que hacer nada. Ese ratito me sirve para no ir a mil por la vida y evitar la migraña por estrés. No les conté, pero en esos años de ver qué me daba resultado y qué no, hasta hice dietas sacando alimentos para ver si era alimenticia y resultó que no era ni alimenticia ni hormonal, simplemente es vascular. Se estrecha, por algo, un vaso sanquíneo y me duele. Me conseguí una masajista, que además es mi amiga y que me hace una hora de masajes de corrido, nada de media hora de lámpara y dos toquecitos como los masajistas de cotillón. Más allá de que sea mi amiga, es una tremenda masajista. Me ha hecho llorar de la emoción por haber podido apoyar la espalda nuevamente. Créanme, que tratar a alguien con fibromialgia no es sencillo, pero ella hace que parezca que lo es.
Otra de las medidas que tomé, fue empezar a usar aceites esenciales. Y acá les dejo los cuatro que uso yo, y para qué sirve cada uno.Lavanda: lo uso cuando necesito relajarme porque el dolor me tiene muy tensa.Para qué sirve:facilita la meditación. Relajante. Bueno para el insomnio. Reconstituyente celular. Alivia el ardor o la irritación por quemaduras, picaduras, o reacciones alérgicas en la piel. (Lo del insomnio, probadísimo. Lo uso con dos gotas en la almohada y es mano de santo).Menta: uno de mis favoritos, con este aceite siento que la pesadez de la cabeza se me va. Para qué sirve: para la concentración y el agotamiento. Estimula el sistema nervioso. Profundiza la meditación. Estimula las emociones y levanta la libido. Elimina la congestión de las infecciones. Alivia el dolor de cabeza. Eucalipto: lo combino con el de menta. Para los casos de congestión por gripe y esas cosas horribles, sirve un montón. También lo uso para estudiar.Para qué sirve: aumenta la energía y restablece el equilibrio emocional. Mejora la concentración y capacidad intelectual. Abre los pulmones. Fortalece el sistema inmune. Reduce las migrañas. Descongestiona las vías respiratorias.Y el recién llegado, que me tiene enamoradísima:Mejorana: les juro que es un “botón de pausa”. Calma un montón la ansiedad que me da las ganas de querer arrancarme la cabeza porque me duele y es como si purificara el ambiente, es difícil de explicar. Tiene un aroma suave, pero me encantó porque me hizo bajar los decibeles enseguida. Para qué sirve: mejora los estados emocionales agitados. Fortalece la fuerza de voluntad. Alivia miedos, timidez e insomnio. Disipa los dolores de cabeza. Calma y tranquiliza. Relaja los músculos. Mitiga mareos y náuseas. Alivia migrañas. Mejora el sistema respiratorio.
Cómo los uso: se pueden usar aplicando unas gotas en agua y usándolo en hornillo (con 2 o 3 gotas es suficiente, yo estaba acostumbrada a comprar los aceites calidad medio pelo y la primera vez le puse 20 gotas de aceite de menta. Resultado, los ojos llorosos a los 5 minutos y agua del hornillo disuelta para usar razonablemente). Otro uso es aplicarlo en las sienes haciendo un leve masaje, se puede inhalar desde un pañuelo o simplemente aplicarlo sobre la piel.
Todos estos aceites que les mostré, los compré yo uno por uno, me salieron alrededor de $100 y son de la marca Madreselva. Cuando compran un aceite, se tienen que fijar en dos cosas principales: el precio, si es muy barato, desconfíen. Y que esté guardado en un frasco de vidrio y de color oscuro, porque hay que guardarlos al abrigo de la luz para que no se echen a perder. El precio se amortigua tremendamente. Ya les digo, por hornillo, usan 2 o 3 gotas nada más y traen 10 ml. Que quede claro, por favor, que los estoy recomendando porque son buenísimos. Acá no hay colaboración ni nada.
Para las platenses, a mí me los vende Zeli, les dejo los datos abajo, de ella y de Madreselva por si quieren chusmear el catálogo.
Sinceramente, con medicación, masajes, yoga, meditación, y el tener los aceites siempre a mano para cuando los necesite (a veces, incluso, si tengo que estar fuera muchas horas, solamente pongo una gota de aceite de menta, una de eucalipto o una de mejorana en un pañuelo de tela, lo guardo en una bolsita tipo ziploc y a la calle. Si llego a tener sensación de embotamiento o la cabeza comienza a dolerme lo tengo a mano y me ayuda), llevo bastante bien la migraña. Hoy, que voy para el día 14 de dolor, no estoy trepando por las paredes. Podría, pero entre todas las maneras alternativas a la medicación tradicional (que tomo, pero en dosis mínimas porque me da miedo llegar a ser muy grande y ser resistente a todo), voy soportándolo.
Perdón por el post extremadamente largo, pero me lo pidieron tanto que entre mates fríos y cambiar la velita del horno, lo escribí de un tirón. Y también me distraigo un rato del dolor.
Si llegaron hasta acá, se los agradezco, y les pido por favor que compartan el post, déjenme un comentario o cuéntenle a algún amigo sobre esto. Hay gente que todavía no sabe que hay alternativas a llenarse de ibuprofeno y poder llevar una buena calidad de vida dentro de todo. La migraña limita, no es un dolor de cabeza cualquiera y hay que controlarla. Pero se pueden hacer muchas cosas para llevarla mejor.
Antes de que me olvide, datos:
Zeli, mi vendedora estrella: Cosmética Natural y Aromaterapia
Madreselva: Catálogo.
Muchas gracias por leerme. Besos, Maru.