Uno de los países que mas me han cautivado en estos años de viajera viandante, ha sido Holanda.No es que lo haya recorrido de punta a punta, y quizás tampoco lo suficiente, pero sin duda, es uno de esos lugares que te marcan, y que me apetece seguir descubriendo mas y mas.
Cuando paras en el camino no solo para observar la arquitectura, si no para ver su estilo de vida, sus creencias, sus tendencias, te das cuenta de la transparencia y de lo rematadamente felices (y guapos) que son por allí.
Sera filosofía, o cuestión de que cuanto mas al norte te encuentras, mas tranquilo y detallada vista tienes de ver las cosas.Cuando descubrí esta casa en Groningen, al norte de los paises bajos, vi que reflejaba esa pureza y detalle de la que os hablo.En plena provenza holandesa, en medio del campo y de la naturaleza, esta villa familiar desprende una mezcla sin riesgo de piezas industriales y vintage, con un equilibrio magnifico que lo hacen un lugar agradable.
Su estilismo casi detallado, su luminosidad y espacio, lo hacen el lugar perfecto para descubrir una paz tranquila.A mi me ha encantado la sensación que desprende...¿y a vosotros que os parece?
Su principal característica, es el blanco inmaculado de las estancias.Suelos de madera, o paredes impolutas que ayudan a potenciar y destacar el mobiliario natural y variopinto que inunda las salas.
La cocina, ampllia y abierta para recibir a invitados, sin mbargo se caracteriza por la mezcla de aire y materiales.Hormigon, para realzar la estructura y encimera, o lamparas mas vintage industriales que aportaran la verticalidad. Me parece un riesgo acertado.
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By Carolina