El antiguo pueblo de Hollók
ő ganó importancia en el siglo XIII al construirse su famoso castillo tras la invasión de los mongoles. Posteriormente las tierras fueron ocupadas por el Imperio Otomano. La parte antigua del pueblo, que es patrimonio mundial de la UNESCO, cuenta con edificaciones de madera, en la disposición del siglo XVII cuando fueron construidas tras la marcha de los otomanos. Es encantador bajar por la calle principal con sus casitas tradicionales a ambos lados.La mejor fecha para visitarlo es en semana santa, cuando los palóc se pasean por el pueblo con sus trajes típicos y practican la costumbre de "regar" a las chicas, de la cual escribí en la anterior entrada sobre la Pascua en Hungría. Es muy divertido, y también se organizan conciertos y actuaciones. Además, muchas casas muestran algunos de los antiguos oficios, como el herrero, el carpintero, tejedoras, vidrieros... También se puede visitar la pequeña iglesia, la casa de correos o la casa de muñecas. Además hay algunas exhibiciones y talleres, por ejemplo los niños (o los no tan jóvenes) pueden decorar huevos de pascua. El resto del año el pueblo está bastante muerto, salvo los fines de semana.Lo malo de la semana santa es que, además de estar bastante masificado de gente, hay que pagar una entrada por acceder al pueblo. El precio ronda los 10 €, y permite el acceso a todas las viviendas-museo y al castillo (al que se accede desde el mismo pueblo por una pequeña subida), así que no es tan caro como pueda parecer, pues el resto del año hay que pagar por acceder a la mayoría de los sitios (aunque no por entrar al pueblo y pasear por sus calles). Aún así para una familia puede suponer un buen desembolso (además de tener que pagar también por dejar el coche aparcado en unos prados cercanos, desde luego saben exprimir al turista).Se puede comer en algunos puestos, aunque la mayoría son de catering traído de Budapest. Hay los típicos puestos de langós y kürtőskalács, esos sí que son recién hechos. Y puestos de pálinka, claro, estamos en Hungría. Cerca de la entrada hay una cafetería donde comí un krémes excelente y recién hecho, que recomiendo encarecidamente. Y por supuesto la gran atracción son los palóc, con sus trajes y sus regaderas y cubos llenos de agua para regar a sus chicas. También están dispuestos a hacerse las fotos de turno con los turistas llegados de la capital (alguna visitante despistada puede incluso ser regada también, los chicos podemos ir tranquilos).Resumiendo, si estáis por Hungría en semana santa, sobre todo en Budapest, un buen plan es acercarse aquí a pasar el día, es un lugar curioso que merece la pena. El resto del año también se puede visitar, aunque no es lo mismo sin los palóc con sus trajes por las calles regando a las chicas. Y los conciertos suelen estar muy bien, cuando yo estuve por ejemplo actuó Szabó Balázs.Para llegar en coche hay que salir de Budapest por la autopista M3 (la que se dirige al este hacia Nyíregyháza), hasta Hatvan, donde se toma una carretera secundaria que poco a poco se adentra en las suaves colinas del norte del país en dirección a Salgótarján. Poco antes de llegar a esta ciudad está el desvío a HollókőIr en transporte público es algo más complicado: en semana santa, pese a la masificación, existe el mismo horario de siempre (como mucho ponen algún bus de refuerzo). Los buses salen de la estación de autobús de los estadios (metro 2, la línea roja, parada de Puskás Ferenc Stadion). Conviene estar antes de tiempo porque se llenan y mucha gente tiene que viajar de pie en el pasillo (toda una costumbre en Hungría), algo que puede llegar a ser duro si tenemos en cuenta que cada trayecto con 2 horas (y eso si no hay atasco al entrar a Budapest). Para la vuelta ocurre lo mismo, así que hay que estar atentos. Desde luego si podéis ir en coche es bastante más recomendable. En cualquier caso el autobús sale a las 8:30 desde los estadios y llega a Hollókő a las 10:30. Para la vuelta el bus sale a las 16:00.Os dejo unas fotos del pueblo en semana santa:Calle principal del pueblo y edificios típicos.
Puesto de kürtőskalács.
Palóc con sus trajes regionales.
El herrero.
Los niños palóc.
El castillo, junto al pueblo.
Vistas del pueblo y los alrededores desde el castillo.