Revista Cine

Hollywood: Hollywood Goes to War

Publicado el 03 septiembre 2013 por Diezmartinez
Hollywood: Hollywood Goes to War
El cuarto episodio de la teleserie documental Hollywood (GB, 1980), "Hollywood Goes to War", de Kevin Brownlow y David Gill, nos ubica de inmediato en 1914, al inicio de la Primera Guerra Mundial, una conflagración de la que Estados Unidos saldría beneficiada como potencia económica, política, bélica... y cinematográfica. La narrativa de Brownlow y Gill, a través de la voz en off de James Mason y construida a través de las infaltables cabezas parlantes y los fragmentos de las películas de la época, nos muestra cómo el gobierno de Woodrow Wilson, quien ganó su re-elección prometiendo neutralidad en la Gran Guerra, cambió radicalmente en 1917, cuando pidió al Congreso el permiso para mandar tropas al otro lado del Atlántico, acompañado en sus esfuerzos por los estudios hollywoodenses y sus estrellas, como Charles Chaplin, Mary Pickford y Douglas Fairbanks, quienes se convirtieron en los mejores propagandistas del gobierno y en exitosos promotores de los bonos de guerra.  Entre los dueños de los estudios, Carl Laemmle, de origen alemán y fundador de la Universal Pictures, destacó por su decidida participación del lado de su patria adoptiva, así como el actor austriaco -y luego director- Erich von Stroheim, quien se volvería tan famoso en sus papeles de villanesco oficial alemán, que Hollywood acuñó la afortunada frase con la que luego se le reconocería: "el hombre que amarás odiar". De hecho, Valerie von Stroheim, una de sus esposas, relata la conocida anécdota que cuando salía a la calle con su "maléfico" marido, no faltaba quien lo insultara o se saliera de algún restaurante, indignado, cuando él entraba a comer. Como ha sido costumbre en la historia del cine bélico producido en Hollywood, las películas que se realizaron en esa época presentaban todas las posiciones posibles: desde la paranoia amenazante de The Battle Cry of Peace (Stuart Blackton y North, 1915) -que mostraban a Estados Unidos como una nación atacada y ocupada por tropas enemigas- hasta llamados a la paz y reconciliación global, como Civilización (Ince et al, 1916) o la celebérrima Intolerancia (Griffith, 1916), que resultó ser un fracaso económico descomunal para Griffith, pues cuando la película se estrenó, el público americano no estaba dispuesto a ver ningún sermón pacificista después que de los alemanes habían hundido el barco británico Lusitania, con más de un centenar de pérdidas humanas estadounidenses. La realidad y la propaganda belicista resultó ser mucho más efectiva.  Después de terminada la Gran Guerra, Hollywood se tomó un tiempo para volver al campo de batalla, pero cuando lo hizo, produjo algunas de las películas más memorables del género: la amarga The Big Parade (K. Vidor, 1925) sobre el traumático Regreso sin Gloria (Ahsby, 1978), la farsa viril What Price Glory (Walsh, 1926) con Dolores del Río en papel estelar, la espectacular cinta de aviación Wings (Wellman, 1927) con todo y sus tomas aéreas de verdad y, por supuesto, la obra maestra Sin Novedad en el Frente (Milestone, 1930), realizada ya en versión tanto silente como sonora, que presume un final elíptico y poético ideado, según afirma el propio Lewis Milestone, por el cinefotógrafo Karl Freund, quien entró al quite para proponer esa toma final inolvidable, dolorosa, terrible.  El cuarto episodio de Hollywood, aquí abajito:


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