
Mientras Hols se enfrenta a una manada de lobos, se topa con un gigante de piedra llamado Moog. Pese a que su relación no comienza de la mejor forma, Hols se gana la gratitud del gigante cuando le remueve la llamada “Espada del Sol” de uno de sus hombros. La espada mágica cobrará cierta importancia cuando el moribundo padre de Hols, lo envíe a él y a su mascota Coro, de regreso al pueblo de pescadores del cual ellos huyeron años atrás, luego que el demonio Grunwald arrasara todo a su paso.

En el desarrollo de la historia, Otsuka contó con la colaboración de un grupo de artistas de primer nivel, con los cuales compartía el deseo de experimentar y realizar progresos en el mundo de la animación, consiguiendo de esta forma construir una propuesta que le resultara atractiva a un público de todas las edades. Entre los jóvenes talentos que trabajarían junto a Otsuka, se encontraba Hayao Miyazaki quien oficiaría de animador principal, e Isao Takahata, a quien Otsuka le cedería la animación de la cinta, reservándose para sí el papel de director de la animación (cabe recordar que estos dos hombres posteriormente serían los fundadores del celebrado Studio Ghibli). Takahata en su debut cinematográfico se caracterizaría por su perfeccionismo y su preocupación por los detalles. Como director no dejó nada al azar, preocupándose en particular por que los personajes presentaran expresiones coherentes con las situaciones a las cuales se veían enfrentados, no dejando lugar alguno para la exageración o la aproximación.

Lejos de ser solo otro relato fantástico de aventuras, “Hols: Prince of the Sun” intenta ser un llamado a la revolución, tanto política como temática en el medio de la animación. Miyazaki y Takahata formaban parte de una generación de jóvenes bien educados quienes deseaban que se pusieran en práctica ideas izquierdistas en un Japón post-guerra que parecía estar perdiendo el rumbo. Los cincuenta y los sesenta fueron testigos de un creciente consumismo en la sociedad japonesa, al mismo tiempo que Japón pasaba a jugar un rol importante en la guerra de los Estados Unidos contra el comunismo asiático. Es por esta razón que tanto Miyazaki como Takahata querían que esta cinta fuese el equivalente animado del manga marxista desarrollado por Sanpei Shirato, además de lograr que esta producción retratara su descontento con el cada vez más mediocre medio televisivo. Es por este motivo que el film presenta escenas de realismo psicológico, como por ejemplo aquella en la que luego que Hols regresa de asesinar a un pez gigante responsable de la muerte de uno de los habitantes de la villa, este es atacado por el pequeño Flep, quien está enfurecido porque le han quitado la oportunidad de vengar a su padre.

El diseño de la animación es bastante más básico que el que presenta la animación actual, pero no por eso esta no resulta atractiva. Debido a que la historia se desarrolla en un escenario escandinavo, no nos encontramos con colores demasiados brillantes, lo que refleja un poco el tono de la historia. La animación es sorprendentemente fluida, en especial en las escenas de acción. Tal vez la única falencia en este sentido, sea la utilización de “secuencias fotográficas” que sirven para describir lo ocurrido por ejemplo, en secuencias que involucran a un gran número de bestias y personas. Esto probablemente responde a que dichas escenas no eran técnicamente realizables en aquella época, o que el presupuesto con el que se contaba no era suficiente. La fotografía de Jiro Yoshimura es sencillamente impecable, al igual que la banda sonora de Michio Mamiya.

por Fantomas.