«¿Hay acaso oficio más vacuo que crear, hay tarea más estúpida que la cultura, existe otra ocupación de carácter tan malsano como son la poesía, el drama, la reflexión y la novela? Empleos son todos ellos que llevan al ser humano a pensar, a emocionarse, a soñar con mundos mejores, a amar y ser amado, a despreciar el latrocinio y exaltar la virtud, a creer en la bondad e, incluso…, incluso a ¡divertirse y reír! ¿Hay algo peor que tales aspiraciones?»
Reseña escrita por Maudy Ventosa.
Estamos ante la obra póstuma de un escritor brillante, culto, querido y gran viajero. La muerte le sorprendió antes de poder cumplir su último sueño: ver publicado este libro. Me uno al homenaje que tantos compañeros han hecho de su figura y su extensa obra. Javier Reverte nos regala su crítica aguda y lúcida, en Hombre al agua, publicado por la editorial Plaza y Janés.
Ambientada en Madrid, la ciudad pasa a ser un personaje más de la trama, donde siempre llueve sucio y hay charcos en el suelo; el barrio en el que vive el protagonista es Lavapiés, crisol de culturas desde hace tiempo… ; todo es posible en esta capital poblada por una amplia “fauna” autóctona y otra foránea dedicada a los oficios más dispares y menos edificantes; moros que despluman a los turistas japoneses, mujeres africanas que se meten a putas en la Casa de Campo o en la Ballesta, chinos amantes de la sociedad capitalista que se forran engañando a los clientes… Los madrileños no salen mejor parados, son enteraos que saben de todo y afirma que abundan los tarambanas, crápulas, canallas, sermoneadores, capullos, caciques, pordioseros, vagos, hijueputas, amargados truhanes, rufianes, aguafiestas, especuladores, críticos de cualquiera de las bellas artes, chupatintas, lameculos, emigrantes, bolingas, alcohólicos, pisaverdes, payasos, cantamañanas, solemnes, soplagaitas, manguis, cursis , mequetrefes, maulas, tipos atacados de los nervios, hipocondríacos, semovientes, soporíferos, pelmas, pretenciosos, pretendientes de todo, pretendidos de nadie, martirizados y torturadores, palomas de la paz y ratas de la posguerra, arrasadores y arrasados, salidos y calentorras, insufribles y sufridos, golfochulos de antaño y cuervituertos de hogaño…
Muestra una visión decadente de la especie humana, de personas decrépitas –agudas y jocosas– que se hacen preguntas y filosofan del tener y el ser, de si eres lo que vales… cada vez que hablan; vagabundos que tienen la suerte de poder dedicar el día a leer, beber y dormir. Juega con verbos y calificativos manejándolos a su gusto, con soltura y de manera hilarante, esperpéntica. Provocador de sonrisas, no de carcajadas, por la denuncia constante que conllevan sus aseveraciones. Nadie queda fuera de la agudeza de su pluma. Su crítica se dirige a un clero que considera pedófilo y violador de niños; a unos políticos que no dejan de hacer promesas, como muestra tres ministros: Fomento de la Pobreza, Fátima Boñíguez; Ciencia y Cultureta, Íñigo Meméndez de Lugo; Socorro al Millonario el señor Cristóbolo Monchoto… Se exige cartilla de pobre para pedir y se expiden títulos de mendicidad; ridiculiza a los tertulianos de televisión por la profundidad de sus comentarios; de Marx que escribe un libro incomprensible porque era un merluzo; las manifestaciones constantes que se producen en el centro de Madrid y colapsan todo; de la policía que siempre le ve sospechoso; de los banqueros millonetis metidos a revolucionarios junto con otros desencantados…; de ricachones que solo dan limosna cuando hay un funeral; porque, los españoles aguantan mucho; habla de la incongruencia de los españoles, que conocen las injusticias y las aguantan; vivimos de las promesas y no creemos ya en los hechos; se guasea de los poetas que en las fiestas literarias caminan como juncos; de los cuatro tipos de escritores que identifica: el iniciático, el de culto, el alternativo y el maldito…
La novela está dividida en seis partes, que comienzan con El despiporre y finaliza con El desguace, pasando por El despelote, El despatarre, El descacharre y El desmadre. Sugerentes todos. Y un personaje clave: Desiderio Calvario, nuestro Desi, cuya biografía es muy parecida a todas las humanas, desde el nacimiento al fracaso pasando por un cúmulo de errores. Porque ¿quién es? sin duda, un equivocao, o un quemao, o un descuajeringao. Es un hombre lleno de dudas que no sabe que rumbo tomar, ni sabe a dónde quiere ir, por lo que da lo mismo la senda que escoja…
PERSONAJES.
- Desiderio Calvario García, tenía tendencia a filosofar. Del latín “Desiderium” pena, deseo y sentimiento; y de otro vocablo latino: fuera de las estrellas, descolocado. No tuvo teta de pequeño. Ni familiares. Ha salido de la cárcel. Sin empleo. Estudió tres años de Derecho. Gran lector. Feo: cabeza amelonada, nariz lapiceruna, sonrisa lloricona, estela de orfandad. Es un perdedor nato. Unos 60 años. Se le dan bien las mujeres. Le ven indefenso como un galápago, tierno como una gacela y frágil como un ruiseñor.
- Argimiro -Alipio-, hombre enteco, de piel cadavérica, mirada huidiza, cuasicalvo, alicaído, estevado y silencioso. Vive en la misma pensión que Desi. Es maníaco-depresivo según la dueña.
- Doña Virtudes, la dueña del hostal. Enlutada siempre, muchas arrugas en el careto y alboroto de pelos desgreñados sobre la azotea… enmohecida, derrengada… Cambia las palabras… fase de deprisión, ipso flausto… Está aprendiendo inglés y es genial cuando habla fino… bebido en sobredosis.
- Don Felipe es el marido de Doña Virtudes y ejerce de correturnos. Manco desde el servicio militar. Bajo y regordete, de mirada lobuna y verruga grande en la nariz. Era afable y tranquilo, empeñado en agradar. Ceremonioso también. Amante de los crucigramas.
- Felipe Matamoros, dueño del bar La Joya del Forati; rostro adusto y peor carácter. Cabeza grande, de llamativa braquicefalia y el cuerpo delgado sin apenas hombros: tirillas, cabezón. Su voz sonaba a truenos y agredía con la mirada. Manos anchas y dedos largos y gruesos. Entrenado para asustar.
- Óscar Renaud de Vivar –alias Lucifer-, nacido en Salamanca; bajo y recio, unos setenta años, pelo negro engominado, bigote de bronco azabache cortado a la usanza borgoñona y ridícula erilla, afilada cual punta de navaja. Filósofo y actor aficionado, escritor de teatro. Y conspirador. Bajo su antifaz, es un anciano que se resiste a dejar de ser joven.
- Claudia Renaud, hija de Renaud, cerca de cuarenta años, ojos azules, labios que parecen sonreír sin sonreír; mejillas con ojuelos y cuello largo y delicado. Finos dedos. Dejó de hablar cuando murió su madre. Canta, lee, hace solitarios. Mandona, terca y caprichosa.
Los Insurrectos: Araceli Alegrías, de Murcia, 30 años, chiquita, bien proporcionada, con cara de luna feliz y un carácter dicharachero y jocoso; Camarera en un local de la Gran Vía, soltera y virgen; Julia Vampira, 52 años, divorciada, idea monstruos de ficción para vender a productoras norteamericanas de cine, viste siempre de negro y es muy delgada; Joan Francesc Trías-Vilá -Millones-, 70 años, fue banquero rico en Barcelona, vive en Madrid y es anarquista, vive en el Hotel Palace, dice que el placer no está reñido con la revolución, miembros largos y muy flaco; Don Argimiro Quemacristos, sacerdote célibe de edad avanzada, es ateo clandestino, amondongado y coloradote. Atribuye al capitalismo los orígenes de la pedofilia, tomista y aristotélico convencido; Cristeta María, Lady Dyc, es de Madrid, 60 largos, amante del whisky segoviano, bucles rubios, tiesa y pizpireta, empinando pecho y respingando culo sobre taco es de aguja y vestidos ajustados, viuda.
- La Leona de Ébano -Teófila-, sobrina de Teodoro Obiang, el dictador de Guinea Ecuatorial, que vino becada a estudiar en Salamanca. Era la jefa guerrillera de las putas de la Casa de Campo.
- Humphrey Olmos, hijo del Conde de la Chopera. No soporta a la Virgen del Rocío. Sabe idiomas. Cursó Derecho y Economía y máster en Harvard sobre finanzas. Tiene alma de artista y no consiguió ningún título. Opta a un puesto de mendigo en la Escuela de Mendicidad.
- Meliano Sietemachos, director de la Academia de Creación literaria, poeta sevillano entrado en años, de rebeldes cabellos canosos y patillas blancas en boca de hacha.
- El morito Alí afana a los japoneses. Son una mina. Y Mirella que va en moto y viste de Ángel del Infierno.
Sinopsis de la editorial.
Desiderio Calvario es un perdedor, un espíritu anarquista con alma de filósofo que vive en una modesta pensión de Lavapiés llamada El Tesoro. Por el amor de una mujer se introduce en un círculo de conspiradores que se han bautizado a sí mismos como los Insurrectos y en el que militan, entre otros personajes delirantes y pintorescos, un millonario que quiere acabar con el capitalismo y un cura que desea destruir la Iglesia desde dentro.
Paródica y surrealista a veces, con un ácido sentido del humor, Hombre al agua es un asombroso y lúcido ejercicio de estilo en el que, a través del esperpento, Javier Reverte dibuja un fiel retrato de una ciudad y sus habitantes digno de las mejores páginas de Valle-Inclán. Si en Luces de bohemia los héroes de la tragedia griega acudían a mirarse en los espejos deformantes del callejón del Gato, el protagonista de esta tragicomedia picaresca observa su reflejo en los sucios charcos de la plaza de Lavapiés y se lanza de lleno a la vida, aunque suponga mojarse.
«Y la vida humana, ¿qué era? En cierta forma, Desi ahora la veía como un esfuerzo por ir adaptándose a cuanto le superaba, por tratar de acomodarse a lo que desconocía. Y ello suponía una determinación que a veces se le antojaba sobrenatural. Pues, cuando ya había logrado con arduo empeño acostumbrarse a una nueva forma de existir, de pronto la vida se transformaba. Y mientras sus pensamientos y su ánimo regresaban añorantes a aquellos días de desenfadada y jovial rebeldía de la juventud, en la que todo parecía posible y alcanzable, cuando la existencia formaba parte de lo eterno, surgía la última pregunta: ¿le quedarían aún fuerzas para emprender la aventura que renacía envuelta en la incertidumbre?»
«Una novela lúcida e imprescindible escrita por uno de nuestros clásicos contemporáneos»
El autor:
Autor de una extensa obra, Javier Reverte (Madrid, 1944-2020) cultivó la poesía, la biografía, la novela y, en especial, la literatura de viajes, de la que sin duda fue el autor más destacado de las letras españolas. Entre sus obras de este último género, hay que resaltar las que tratan de sus periplos africanos, que comenzaron con El sueño de África (1996), un texto que no ha cesado de reeditarse desde entonces y que ha vendido más de un cuarto de millón de ejemplares. Otras narraciones viajeras incluyen sus navegaciones por tierras y mares polares, por ríos como el Amazonas y el Yukón, por países como Irlanda, China, Argelia y Grecia, así como diarios de sus largas estancias en Roma y Nueva York. En su narrativa, destaca la Trilogía Trágica de España (Banderas en la niebla,El tiempo de los héroes y Venga a nosotros tu reino), novelas centradas en la guerra civil y en los primeros años del franquismo. Su último poemario lleva por título Hablo de amor entre fantasmas.
El libro:
Hombre al agua ha sido publicado por la Editorial Plaza y Janés en su Colección Éxitos. Encuadernado en tapa dura, tiene 608 páginas.
Cómpralo a través de este enlace con Casa del Libro.
Como complemento pongo un vídeo grabado en febrero de 2020 (meses antes de su fallecimiento) de un documental verdaderamente interesante.
Para saber más:
Javier Reverte en Wikipedia.