Quien se haya dado una vuelta últimamente por este blog quizá haya empezado a dudar sobre el hecho de encontrarse en una bitácora de arquitectura o en otra cosa.
Es premeditado.
Hoy, a propósito precisamente de esto, he encontrado en el blog de unos alumnos de arquitectura de la UPC (Universidad Politécnica de Cataluña), la carta de despedida de uno de sus profesores: Brian Miller (http://fw-arquitectura.blogspot.com/2009/10/salvando-al-soldado-brian.html )
La arquitectura es un oficio que se aprende haciendo arquitectura, pensar-construir-habitar son cuestiones inherentes a nuestra existencia desde que reconocemos nuestra fragilidad frente al medio, necesitamos domesticarlo, temperar sus expresiones para sobre-vivir. La arquitectura no hace otra cosa que cuidar la experiencia de la vida. Entonces, ¿cómo se señala un camino? , ¿Dónde buscar?:
“……Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie... No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: "¿Debo yo escribir?" Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un "Si debo" firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida…….” (Cartas a un joven poeta, Rainer María Rilke)
Ser arquitecto exige pues una actitud más que un talento particular, “ver el mundo con ojos de arquitecto” no es un privilegio de algunos que se visten de negro, es un trabajo. Es un ejercicio vital que te pone frente al mundo de un modo irrenunciable.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com/