Hombres empresarios de la moda

¿Quién dice que los hombres no saben de moda? Y estoy hablando de hombres “Comunes” No It boys, modelos ó diseñadores; los empresarios de la industria de la moda escondidos en el anonimato, dan vida a las grandes marcas, generan tendencias en nuevos modelos de negocio que hacen que lleguen a todos los rincones del mundo, generen miles de empleos y nos hagan felices a millones de consumidores.

Amancio Ortega. Su carrera en el mundo del textil comenzó a los catorce años en La Coruña, España como empleado de dos conocidas tiendas de ropa, en el 1963 crea una compañía dedicada a la fabricación de batas. Según cuenta la leyenda, Amancio Ortega y en aquel entonces su prometida, ahora ex esposa, vieron en un escaparate de una tienda de La Coruña, un precioso negligée de seda de precio exorbitante. Amancio, quien entonces trabajaba en una camisería local, confeccionó una variante de la carísima prenda, y de este modo puso en marcha su negocio, produciendo ropa de dormir glamurosa pero asequible. Ortega oriento el negocio hacia la moda con el propósito de llevar a la calle el estilo de las pasarelas.

Originalmente debía llamarse Zorba, como el personaje interpretado por Anthony Quinn, actor favorito de Ortega, en la película “Zorba el griego”; pero por causas de registro, no obtuvo el permiso para utilizar el nombre y jugando con las letras dio con Zara, que sonaba femenino y exótico. En 1985, debido a la rápida expansión por toda España, se crea INDITEX (Industrias de Diseño Textil) como cabecera del grupo de empresas. Inditex opera 5402 tiendas bajo las marcas Zara, Zara Home, Massimo Dutti, Pull & Bear, Bershka, Oysho, Kiddy’s Class, Uterqüe, Stradivarius, entre otras. Su filosofía de negocio es la de ser no solo los vendedores, sino también los fabricantes y distribuidores.

Enric Casi e Isak Andic. Este dúo dinámico ha convertido a Mango en un referente de moda en el panorama internacional. Isak Andic fundador de la marca comenzó en el negocio de la moda con tan sólo diecisiete años, cuando vendió unas camisas de estilo hippie a varias tiendas. Comenzó entonces a vender por encargo, para luego pasar a hacerlo en un mercadillo de Barcelona. Su éxito iba en aumento, y pronto ya no sólo vendía ropa sino también calzado. Cuando la mercancía ya no le cabía en su tenderete del mercadillo tuvo que alquilar su primer almacén. Fue entonces cuando decidió crear un concepto de marca bajo el nombre de Mango. Enric Casi comenzó su travesía profesional en la empresa cuando apenas tenía veinte años y la multinacional textil no era más que un almacén de ropa. Tras varios años creciendo junto con la empresa, Enric fue nombrado director general de Mango en 1996 y en solo 25 años convirtió a un simple almacén al por mayor en la empresa textil más internacional de España, por encima de la todopoderosa Inditex.

Bernard Arnault. El hombre insignia del lujo y glamour, cabeza creadora del imperio “LVMH” grupo que, como bien saben tiene bajo su humilde techo las firmas más lujosas del mundo, como: Christian Dior, Louis Vuitton, Loewe, Givenchy o Möet & Chandon. El amor por el arte y la búsqueda de la perfección lo llevó a introducirse en el mercado de los productos de lujo. Su gran reto comenzó en 1985 cuando decidió comprar el grupo Boussac, al que pertenecía Christian Dior, para relanzarlo y convertirlo en lo que es hoy en día: una firma mítica dentro del mundo del diseño y de la moda más sofisticada.

Para Arnault el éxito no radica en lo material sino en la capacidad de colocar una empresa a la cabeza del mercado. Su secreto: el amor por su trabajo y cierta dosis de insatisfacción permanente.

François-Henri Pinault. Conocido en el mundo mortal como el esposo de Salma Hayek, es nada más y nada menos que el actual presidente del conglomerado de lujo PPR (Pinault-Printemps-Redoute) compuesto por las marcas de lujo mejor conocidas, incluyendo Gucci, Bottega Veneta, Yves Saint Laurent, Stella McCartney y Alexander McQueen.

Pero no todo es tan glamoroso como parece, la firma que Pinault padre dejó a Pinault hijo en 2003 llevaba una ruta llena de obstáculos. Gucci, liderada por los extravagantes Tom Ford y Domenico de Sole, mostraba rezagos, y las otras marcas que la complementaban, YSL y Bottega Veneta, sobre todo, perdían mucho dinero. Los contratos de Ford y de De Sole se vencían en 2004 y Pinault los dejó ir. Cada marca volvió a ser manejada de forma separada a partir de ese momento y ningún diseñador volvería a ser más grande que la marca. Una cosa que François-Henri no hace con sus diseñadores es inmiscuirse. Una vez que él determina a quién quiere, mantiene sus manos fuera de la mercancía.  Su filosofía: “No me toca a mí decir: Esa bolsa no funciona.”

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