Revista Libros
Joder. Si pudiera irme de aquí para lo que me queda de vida. Sólo pido eso. Con esta puta humedad cualquier invierno me ingresan y acabo conectado a la botella de oxígeno para siempre. El bar cierra, y yo qué. A pasear y a pasar el rato sentado en un banco. Eso no. No puedo. No tengo salud. Como me agarre otra bronquitis como la del año pasado, me ingresan. Seguro. Entrar y salir del hospital. Hasta que un día me quede allí. Tengo que escaparme al Mediterráneo. Allí no hace frío y la vida es más barata. No me conoce nadie. Ya me lo montaría de alguna forma. Hacen falta unos milloncitos. No muchos, los justos para comprarme algo barato e ir tirando con la pensión de autónomos. Tengo que hacer algo. Lo que sea. Peor no puedo estar. No me merezco un final así.