La primera recomendación será que te hagas amiga de las hombreras cuando el tipo de manga lo admita. Si eres de las que la palabra “hombreras” te provoca escalofríos, te diré que son uno de los mejores recursos para corregir ciertos desequilibrios corporales y, bien utilizadas, pueden ayudar a crear una silueta más esbelta y proporcionada.
Las hombreras no son sinónimo de “grandes pegotes de espuma en los hombros”, sino de un recurso estilístico que, como tal, debe tener una forma y un tamaño adecuados.
Lo mejor es que vayas a una tienda donde tengan diferentes modelos y que las pruebes hasta encontrar las que te proporcionen el equilibrio natural que necesitas. En general, con las prendas de punto y con las más ligeras van mejor las hombreras con bordes suaves y redondeados. Para las prendas entalladas y con cortes más marcados puedes utilizar las que tienen forma cuadrada.
Si la prenda viene con hombreras incluidas, fíjate si son las que tú necesitas. Si no es así, descóselas y coloca las que más te favorezcan.
Si el arreglo es más complicado, lleva la prenda a una modista para que te las adapte.Otro “remedio estilístico” para los hombros caídos serán las mangas fruncidas, farol, jamón, en bullón, filipinas, con pliegues o con volantes. Es decir, las que los esconden.
Semáforo rojo, pero que muy rojo, para las mangas japonesas y caídas.