Revista Cine

‘Homeland’, ¿hasta dónde puede crecer la tensión?

Publicado el 26 octubre 2012 por El Ninho Naranja @NinhoNaranja

Alguno me diría, con razón, lo fácil que resulta hablar bien de una serie cuando la avalan montones de premios y magníficas posiciones en votaciones tanto de la crítica como del público. Yo le respondería que la programación de los canales, el elevado número de éstos y las erráticas ubicaciones horarias son el mejor caldo de cultivo para que grandes series pasen desapercibidas. Y que la audiencia estatal prefiere la comodidad de las series de chascarrillo continuo tipo Aida o ANHQV antes de someterse a momentos tensos como los que pueblan ‘Homeland’. También me jugaría el pellejo alabando irónicamente como joyas han pasado desapercibidas a lo largo de los tiempos: desde ‘Seinfield’ hasta ‘The Office’.

Clare Danes y Damien Lewis en 'Homeland'

‘Homeland’ es una adaptación de una serie de éxito israelí llamada ‘Hatufim’. Dificílisimo afrontar hablar de ella sin incurrir en el riesgo del spoiler. Lo intento: el sargento marine Brody (Damien Lewis) es rescatado tras ocho años de cautiverio en Irak. La agente de la CIA destacada allí Carrie Mathison (Clare Danes) recibe una confidencia (en una soberbia escena inicial del primer capítulo, escena tras la cual a uno le es materialmente imposible abandonar el visionado de la serie. Estáis avisados) que habla de un soldado americano que ha cambiado de bando. Brody vuelve a Estados Unidos en olor de multitudes, ensalzado como héroe y Mathison sospecha que él puede ser el traidor. Hasta aquí leo.

La duda: ese es el sustento de la serie a lo largo de una fascinante primera temporada y tres capítulos iniciales de la segunda que, hasta el momento, mantiene, si no supera, la expectativa. Dosis de acción justificada, intriga política, esa estética sobria y azulada propia de series como ‘Fringe’ o ‘Rubicon’, combinada con los efectivos flash-backs y las escenas situadas en Oriente Medio (no espoileo si digo que la segunda temporada arranca en el Beirut de los barrios dominados por Hezbollah). Uno podrá decir que a la obsesión por los rusos de hace décadas los americanos la han sustituido con una nueva obsesión (lógicamente desde el 11-S) y que de ese escenario no salen.

No os podéis perder esta serie...

Pero resulta que ‘Homeland’ se sustenta en una dosificación muy sabia, de un trabajo de actores excelente, también reconocida en premios, de un perfecto y riguroso trabajo de ambientación que también contiene la píldora envenenada de la crítica al anquilosamiento burocrático y a la concurrencia de intereses políticos. Todo ese caldo de cultivo (más cierta tensión sexual no resuelta o resuelta a trompazos) configura una serie de esas del mecagoenlalechecomolaacabanasí. Desde ciertos episodios de las primeras temporadas de ‘Lost’ o todas las de ‘Breaking Bad’ uno no había acabado capítulo tras capítulo boquiabierto y cariacontecido deseando que venga ya la semana que viene. ‘Homeland’ lo consigue, y encima hay capítulos con música de Miles Davis (incidental, sí, pero Miles Davis).

Espabilad.

Cartel de 'Homeland'


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