Revista Comunicación
Homeland -temporada 5- super powers
Publicado el 15 noviembre 2015 por Jorge Bertran Garcia @JorgeABertranSUPER POWERS (18 DE OCTUBRE DE 2015) -AVISO SPOILERS-Los superpoderes que dan título a este episodio se refieren a la súper lucidez que Carrie Mathison (Claire Danes) cree tener cuando deja de tomar la medicación para su trastorno bipolar. La idea es interesante porque si el héroe arquetípico de muchos mitos experimenta un descenso a los infiernos para encontrar una recompensa, el amor, o una enseñanza; Carrie hace este viaje al interior de su atormentada psique para encontrar respuestas: ¿Quién intenta matarla? Tras dejar en buenas manos a su hija, Carrie se deja llevar por sus demonios y redecora el salón de su casa con la gran historia de su carrera como espía -un resumen de todas las temporadas de la serie en fotos. Por cierto, creo que no aparece Nicholas Brody (Damien Lewis) por ningún lado ¿O sí?-. Recordemos que en la primera temporada, Carrie hizo algo similar en su momento de mayor desequilibrio mental. Esta vez, Carrie cuenta con la colaboración de otro pelirrojo, Jonas (Alexander Fehling), al que revela un efecto secundario de dejar la medicación: el sexo es mejor. Después de unas rayas de cafeína, el noviete se da cuenta de que está liado con una tía con licencia para matar y abandona la partida. A estas alturas, Claire Danes ya ha sacado a pasear todo su repertorio de pucheros, mohínes y ojos saltones. Vuelve a caer en la bebida y comienza a tener alucinaciones del pasado -¿Por qué con Aayan (Suraj Sharma) y no con Brody?-. Habrá que ver si la paranoia de Carrie le lleva a descubrir a los que quieren su cabeza, pero ahora mismo los "malos" son Saul Berenson (Mandy Patinkin) y Peter Quinn (Rupert Friend). El giro que revela la relación entre Saul y Allison Carr (Miranda Otto) me parece verdaderamente tramposo. Hemos visto escenas previas en las que hablaban entre ellos, en privado, sin que saliera a la luz que había algo entre ellos. El cliffhanger que enfrenta a muerte a Carrie y a Quinn, los que fueran amantes, también resulta torpe por lo contrario: aquí sí explican lo evidente, que Quinn llevaba un chaleco antibalas. Sea como sea, ya estamos enganchados. Obviamente, Homeland, es un folletín.CAPÍTULO ANTERIOR: THE TRADITION OF HOSPITALITY