Revista Opinión

Homenaje a nadia anjuman, poetisa afgana

Publicado el 07 septiembre 2019 por Carlosgu82

    «Estoy enjaulada en esta esquina/llena de melancolía y pena…mis alas están cerradas y no puedo volar…/Soy una mujer afgana y debo lamentarme» NADIA ANJUMAN
 

Escribir y publicar en  Afganistán supone una peligrosa aventura si el autor de los textos es un hombre. Si quien decide ser protagonista en el mundo literario es una mujer, la situación se torna una enloquecida odisea que puede llevar a personas inocentes a una muerte segura. Tal es el caso de Nadia Anjuman, poetisa asesinada por su marido en el año 2005, que le propinó una brutal paliza cuando ella comenzó a ser conocida por sus obras. No pudo soportar que Anjuman publicara su primer libro de poemas titulado Gul-e-dodi, Flor Roja Obscura, muy difundido en Afganistán, Pakistán e Irán. Este criminal permaneció un mes en la cárcel. Ahora está libre y tuvo la custodia  de la hija de ambos.

Herat, lugar de residencia de la escritora fue antaño, desde hace cinco mil años, la sede cultural y artística del país. Allí se creó en 1920 el Club Lterario de Herat. Según su presidente, Ahmed Said Agigi, en los noventa los talibanes quemaron los libros, detruyeron las estatuas y encerraron a las mujeres. Los miembros del club se arriesgaron a ser torturados y a morir por escribir. El grupo era mixto, aunque las mujeres celebraban sus reuniones aparte, en un local donde podía leerse en  un cartel: La aguja de oro. Clases de costura para mujeres. Entre las prohibiciones que  los talibanes instauraron para las mujeres figuraban: trabajar, estudiar, reírse en voz alta y maquillarse. Eso sí, podían coser. Así que lo hicieron. Bajo el burka, seis mujeres escondían los bolígrafos y el papel donde plasmarían sus escritos. Un profesor las instruía sobre autores innombrables en Afganistán, como Shakespeare, Dostoievski o James Joyce. Nadia Anjuman, la más brillante de estas poetisas, escribía versos de amor y también aludía en sus poemas a la terrible situación de la mujer afgana. Palabras tristes como ¿Por qué debon hablar de la dulzura cuendo siento yo tanta amargura? Nací para nada. La boca se debe precintar. (Traducción de Andrés Alfaro)

El hermano de Nadia, Mohamad Shafi afirma: «Nadia fue una pionera, la mejor poetisa viva en Herat y se esperaba que tuviera mucho éxito» No opinaban así todos los familiares de Nadia, ya que para algunos de ellos era una deshonra que se dedicara a la poesía. Esto non es de extrañar en un territorio donde la violación de las mujeres dentro del matrimonio está permitida.

El vil asesinato de Anjuman es el origen de la novela del escritor afgano Atik Rahimi titulada La piedra de la paciencia, galardonada con el premio Goncourt en el año 2008. Rahimi fue invitado en 2005 a una tertulia organizada por Nadia Anjuman. Este encuentro no llegó a realizarse debido a la muerte de la escritora. Según Rahimi todo se silenció esgrimiendo que se trataba de un asunto familiar. En una entrevista en el periódico El País, el escritor afgano declara: «En mi país la cultura ha sido destruida, la gente no sabe escribir, los afganos ya no saben quiénes son, el único valor es la religión…, y así non hay nada qué hacer, no hay referencias sólidas»

Sobre una colina de Herat, en el camposanto de personajes ilustres, reposan los restos de Nadia Anjuman, joven poetisa asesinada. Ante su tumba, otras mujeres afganas se arrodillan. Su único delito fue amar la literatura.


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