Tony Scott, conocido por su trabajo como director y productor cinematográfico, nos dejó repentinamente el pasado 19 de agosto. Puede que la carrera del hermano menor de Ridley no cuente con grandes obras maestras, pero sin duda supo combinar en sus películas los medios de los grandes estudios con el sentido del entretenimiento puro, aquel que no menosprecia a los espectadores.
Su carrera como director comenzó en la década de 1980 con El ansia, película protagonizada por David Bowie y ciertos vampiros herederos del Drácula de Bram Stoker. El enorme éxito de su siguiente trabajo, Top Gun, le abrió las puertas de los grandes estudios de Hollywood y catapultó al estrellato a su protagonista, Tom Cruise. En los 90 intentó repetir la fórmula con Días de trueno (en la que me encanta el papel que hace Robert Duvall) y probó nuevos géneros con El último boy scout, Marea roja y Amor a quemarropa, una reinvención de Malas tierras de Terrence Malick en la que colaboró por primera vez con uno de sus actores fetiche, Christopher Walken.
Siempre con su característica gorra roja, Scott siguió llevando su estilo inquieto, dinámico y con muchos cortes en la edición a nuevos terrenos en la estupenda Enemigo público, con Will Smith y Gene Hackman. Mientras continuaba con su labor tras las cámaras, con la llegada del nuevo milenio produjo multitud de películas y de series de televisión junto a su hermano Ridley como Numbers, Los pilares de la Tierra y The Good Wife. En 2005 estrenó una de las rarezas de su filmografía, Domino, centrada en la vida de una cazarrecompensas. Salvo esta excepción, desde 2004 sus películas se caracterizaron por el protagonismo de Denzel Washington, actor con el que forjó una alianza especial y a quien recomendó a Ridley para American Gangster, con inmejorables resultados. El dúo Scott - Washington nos dio películas tan entretenidas como El fuego de la venganza, Déjà Vu o el divertido remake de Asalto al tren Pelham 1 2 3.
A finales de 2010 estrenó la que sería su última película, Imparable, también protagonizada por Denzel Washington, y actualmente se encontraba inmerso en el desarrollo de una segunda parte de Top Gun y se había hecho con los derechos del cómic Némesis, además de que figuraba como productor en una larga lista de proyectos. Una pena que nos deje tan repentinamente una figura de la talla de Tony Scott, por suerte nos queda su filmografía para recordarle.