Revista Educación

Homenaje a un maestro

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Esta es la última semana de curso para los colegiales de este país. El momento de las despedidas de compañeros y profesores. La mejor oportunidad para rendir honores a uno de esos profesionales que dejan huella. ¿Para qué esperar? Es ahora, cuando está en activo, que se debe reconocer el trabajo bien hecho.

Pocas veces en la vida se encuentra uno con un verdadero maestro, de esos que se recuerdan siempre. Tropezamos con buenas personas que nos enseñan cosas, unas veces mejor y otras peor, que se implican más o menos, que conectan contigo o no. Todos los años, a principios de cada curso, pido que a mis hijos les toque el mejor de los maestros de su nivel, el que sabrá sacarles el mayor de los partidos, el que conocerá su forma de ser y le guiará en su aprendizaje de la manera más natural y óptima posible permitiéndoles crecer no sólo en lo académico sino también en lo personal. Lo cierto es que parece que el universo me escucha y, hasta ahora, mis hijos han topado con buenos mentores, fantásticas personas que han logrado sacar lo mejor de ellos, por supuesto, con el respaldo de la educación que reciben en casa. Pero creo que entre todos, hay uno de esos que no se olvidan.

Homenaje a un maestro

Una vez escuché a un joven compañero suyo llamarle en broma Don Higinio – como si con esa muestra de respeto a la antigua valorara su experiencia – y Don Higinio se quedó para mí, aunque sus niños lo llaman simplemente Higinio. Adentrarte en su clase puede ser toda una aventura, nadie imagina lo que le espera, todo depende del azar… Hay quien conoce duendes de más de 300 años con poderes mágicos capaces de adivinar tus pensamientos. Otros viajan a países lejanos y exóticos y se transforman en habitantes de ese lugar, con su indumentaria y costumbres. Hay quien recibe un premio porque siendo un desordenado ha mostrado orden en una ocasión o yendo siempre despeinado un día se acordó de peinarse. En algunas ocasiones su aula se viste de fiesta y se llena de deliciosas viandas que sus 25 alumnos, de entre ocho y diez años, degustan con educación y orden. Don Higinio es capaz de captar la atención del despistado, intrigarlo e implicarlo haciendo que muestre un interés inverosímil para quien le conoce. Sabe cuándo decir una palabra de ánimo y cuándo mostrarse severo, pero también se enfada y los deja pasmados. Los recuerda en sus viajes y les trae tesoros que sus pupilos guardan bajo llave. Y no sólo cautiva a los niños, también sabe llegar al más complicado de los padres logrando que participe y se divierta junto a su hijo mientras da puntadas a la colcha de los elefantes de las mil y una noches o disfruta de uno de esos banquetes especiales que se ofrecen en su aula.

“Don Higinio tiene un poder hipnótico”, oí decir en una ocasión y creo que algo de cierto hay en esa afirmación. Esto pretende ser un homenaje. Una muestra de admiración y de gratitud hacia un profesional difícil de olvidar. Ha sido un placer, ojalá podamos seguir viviendo aventuras junto a usted.


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