Revista Opinión

Homenaje al Che

Publicado el 16 julio 2010 por Javiermadrazo

Mi generación, o al menos una parte de ella, identificada con sentimientos de izquierda, ha considerado siempre al Che Guevara un referente ideológico por su compromiso con la justicia social y los valores de libertad, igualdad  y emancipación. Su figura nos ha acompañado a lo largo de nuestras vidas y su historia, de algún modo,  forma parte de la nuestra. No soy mitómano, pero debo reconocer que el Che Guevara es un icono de rebeldía, coherencia e integridad en la defensa de sus ideas y principios, que aún ejerce un poder de atracción, al que no soy, en ningún caso,  inmune. 

Tal vez por ello he experimentado sentimientos de emoción y nostalgia cuando he visitado, en la ciudad de Santa Clara, el Complejo Memorial, que lleva su nombre y en el que reposan sus restos.  El lugar, erigido en una gran plaza, está presidido por una estatua  en homenaje al Che Guevara, que da paso a su mausoleo.  No pudimos acercarnos a su tumba porque estaba cerrado el paso, debido a unas obras de acondicionamiento que se estaban acometiendo.  Un cubano, natural de Santa Clara, nos comentó que el cantautor Manu Chao estuvo allí, hace ahora un año, con motivo de dos conciertos que ofreció en la isla, uno de ellos en esta ciudad. 

Llevo diez días viajando a través de Cuba y aún me sorprende la amabilidad de sus gentes, pero aún más su interés y preocupación por conocer todo aquello que acontece en España. Están bien informados sobre nuestra situación política y económica, y nos piden más datos sobre la estabilidad del Gobierno Zapatero, las consecuencias de la crisis y su repercusión en la población inmigrante. Han oído hablar de la reforma laboral y la próxima huelga general; también les ha llegado la propuesta de convocar elecciones anticipadas, lanzada  por Mariano Rajoy en el debate del Estado de la Nación.

Me preguntan por  mi opinión, aunque, en realidad, saben más que yo sobre esta cuestión; no he seguido las sesiones del Congreso de los Diputados y, en honor a la verdad, debo decir que no lo lamento; al contrario, me he librado de un vía crucis, impropio del mes de julio. Imagino que  Zapatero y Rajoy habrán escenificado una pelea de gallos de corral, pero  ambos defienden la misma política económica y social. Al fin y al cabo, uno y otro actúan como dos mandados del Fondo Monetario Internacional.  Es seguro que la partida habrá acabado en tablas, pero quienes, sin duda alguna,  hemos perdido somos el conjunto de la ciudadanía, que somos quienes estamos pagando los platos rotos de esta crisis.

No sé si Zapatero finalmente recibirá o no el apoyo del PNV a los próximos Presupuestos Generales del Estado, pero si sé, en cambio, que si la formación nacionalista le lanza un salvavidas al presidente del Gobierno será para hundirnos al resto con la amenaza de más recortes sociales, más precariedad y una reforma del sistema de pensiones, cuyo alcance nos hará la vida un poco más dura y mucho más difícil a todas y a todos. Me gustaría, ante esta situación, escuchar las mismas voces de protesta y condena, que en tantas ocasiones he oído en relación con Cuba.  

El mundo de la cultura debe posicionarse y hacer públicas sus reflexiones e inquietudes sobre la isla, pero sería de agradecer que también le recordaran a Zapatero, con la misma vehemencia,  que con él los derechos sociales en España están en riesgo de desaparecer.  Alguien debería decirle al presidente del Gobierno que mire a su izquierda y nadie mejor para ello que quienes, en su día, pidieron el voto para el PSOE en base a otro programa político.  Deben hablar y deben hacerlo bien alto, tal y como se manifiestan cuando se trata de Cuba y el régimen de Raúl Castro. En fin, son sólo pensamientos que pasan por mi mente, mientras descanso junto al mausoleo del Che.    


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