Homenaje y sorpresa...

Estamos llegando al fin del 2010 y una de las grandes noticias del año fue el compromiso del príncipe William de Inglaterra con Kate Middleton. El casamiento se realizará en abril del 2011, pero ya todos están palpitando la boda más esperada en la que la novia lucirá el anillo que perteneció a Diana. Tal vez este episodio logre que la corona británica recupere algo del cariño de los súbditos, ya que desde la muerte de Lady Di, las cosas nunca volvieron a ser como antes. Justamente, hoy quiero dedicar este post a la princesa del pueblo, quien ostentó el título de la más querida y admirada de toda la realeza europea... Desde sus primeras apariciones en sociedad, Diana Spencer logró despertar el cariño de todos, ya que con su simpleza y extrema timidez había conquistado al acartonado príncipe Carlos. Esa mirada con la cabeza ligeramente inclinada era su sello distintivo, y desnudaba cierta incomodidad a la hora de enfentar a fotógrafos, curiosos y a las rígidas normas protocolares...

Cuando se celebró la boda, todo el mundo estuvo atento a su vestido, tocado y ramo. Muchas novias imitaron el estilismo y aún las niñas que lo veían por TV -como yo- soñaban con esa Cenicienta moderna entrando en la Abadía de Westminster...

Luego vino la etapa familiar... Los niños William y Harry llevaron alegría a su hogar, pero las desaveniencias conyugales terminaron por agotarla. Pese a los intentos de mantener las formas, el matrimonio real terminó en 1992 y el divorcio le llegó en agosto de 1996, justo un año antes de su muerte. En las imágenes a continuación veremos algunos momentos de su vida, la foto con la falda transparente le ocasionó grandes dolores de cabeza, pero hizo que el mundo la amara aún más por su ingenuidad frente a los fotógrafos que sacaron partido de ella.

El estilo de Diana siempre fue clásico, pero amaba los colores vibrantes. Se la vio lucir prendas en amarillo, rosa, verde, azul eléctrico... El tailleur y los vestidos estilo Jackie eran sus grandes aliados pero nunca estaba lista sin su cartera, y en ese punto, ella tenía una favorita: la Lady Dior -nombrada así en su honor-.

Ya les he contado acá mismo mi fascinación por esta cartera, recuerdan? La increíble Marion Cotillard es la imagen de los spots publicitarios con que Galliano relanza continuamente los nuevos modelos del mítico bolsito y muchas soñamos con tenerlo, verdad? Tal vez influenciado por esa fascinación, Papá Noel escuchó los ruegos de mi hermana y míos y este año llegó a su casa con antelación portando este regalo...


Sí, ahora Lady Dior pertenece a la familia y pronto hará su entrada triunfal en algún outfit que amerite tal despliegue... Yo sé que este es un objeto de deseo compartido con much@s de ustedes, así que me gustó poder acercárselos hoy. Mientras Lady Di brilla como una estrella más, el año entrante su hijo intentará revivir su leyenda al casarse con esta joven promesa -con un final más feliz, obviamente- y nosotros seguimos disfrutando de las cosas bellas, entre ellas, esta carterita. La vida sigue...
Espero que el post les haya gustado, que me dejen sus comments y opiniones, como siempre y que pasen mañana por acá porque habrá saludo navideño, como corresponde. Un besito:>