Revista Diario
Hace unos días el Chiquinini nos dio un par de noches toledanas, y cuando uno ya se ha acostumbrado, ¡por fin!, a dormir bien , uf, qué cuesta arriba se hace. Bueno, qué bobada, se hace cuesta arriba siempre. Muchas veces me he acordado de la frase del marido de Isabel (Mi vida con hijos) una mañana mientras se afeitaba: “Esto no se lo hacen ni a los presos de Guantánamo”.No tuvimos muy claro qué le pasaba, aunque sospechamos que tenía que ver con la salida de alguna muela. ( Que a todo esto siguen sin “romper”,a sí que cuando menos lo esperemos, otro achuchón).Casualidades, la hija de una amiga pasó esa semana una noche parecida, y piensan que también era por dolor en las encías. Me contó que le daba un remedio homeopático y que le daba un resultado fenomenal. Le quitaba el dolor a la niña y dormían todos estupendamente. Es una de mis mejores amigas, y casi me convence para probarlo. El remedio parece estupendo.Pero no me convenció. Soy muy pero que muy escéptica con este tema. Me dijo además que la niña descansaba tan bien, que al día siguiente estaba muuuuuuuuy tranquila. Todo genial. ¿ O no? A mí eso de que la niña durmiera como un ceporrín y luego estuviera taaaaan tranquila durante el día, me sonó a que el remedio en cuestión la dejaba K.O. Consultando con otras amigas que son médico o farmacéuticas, me comentaron que no está probada la eficacia, pero en cualquier caso la homeopatía daño no hace.Yo sigo igual de escéptica y de momento no tengo intención de probarlo. Aunque nunca digas de este agua no beberé, que ya se sabe que las noches y noches seguidas sin dormir son mu’malas.