Las academias y los organismos científicos advierten que la homeopatía es un placebo que puede ser peligroso al agravar enfermedades que necesitan medicina científica, pero a pesar de ello el Gobierno ha legalizado recientemente su venta en farmacias, para evitar una multa de la Unión Europea que comenzaría a cobrar ahora por desobedecer una directiva de 2001 que España no acataba.
La homeopatía se basa en la paradoja de que una sustancia que causa los síntomas de una enfermedad en personas sanas curará lo similar en enfermos dándole esa sustancia en cantidades infinitesimales.
No sólo no hay evidencia científica a su favor, sino que todo demuestran su falsedad, aunque la fe en la magia continúa en muchos seres humanos que hacen ricos a los nigromantes; es como rechazar las vacunas que han librado al mundo de las peores epidemias.
Hasta 27 academias científicas europeas, entre ellas la Real de Farmacia Española, anunciaron el último septiembre que “la promoción y el uso de productos homeopáticos conlleva riesgos importantes para la salud pública”.
Tras esa advertencia podría pensarse que a los farmacéuticos les interesaría más vender medicinas que potingues homeopáticos.
Pero no. Estos bálsamos de Fierabrás son mucho mejor negocio porque los márgenes de esta agua con azúcar y latinajos son muy superiores.
Todas las autoridades científicas españolas y del resto del mundo, están en contra de dejar este engaño en las farmacias, al lado de las medicinas científicas.
Pero algo pasó en la Comisión Europea para obligar a vender estos productos en las oficinas farmacéuticas, aunque indicando que no son medicamentos.
El lobby homeopático ha formado un gran imperio económico, y a saber a quién benefició en la Comisión Europea para imponer una directiva que si España seguía incumpliéndola debería pagar desde ahora 150.000 euros diarios de multa.
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SALAS