Después de que nuestros últimos hometours fuesen apartamentos o casas situadas en ciudades, esta semana nos mudamos al campo. Nos vamos a las antípodas decorativas y geográficas, porque para visitar la casa protagonista de hoy viajamos ni más ni menos que al suroeste de Australia.
Allí, a las afueras de Margaret River, la capital de una zona vitícola del mismo nombre, se encuentra esta casa de campo rodeada de árboles que, aunque modesta en el exterior, esconde mucha historia en su interior.
La propiedad, que originalmente contaba con dos casas de campo, un granero y un jardín, pertenecía a unos viejos amigos de la madre de Georgia, la dueña y Georgia había pasado en ella las vacaciones más de una vez. De hecho a ella y a su hermana les gustaba tanto que, cuando los antiguos propietarios decidieron dividir la propiedad en dos, su hermana y su cuñado decidieron comprar la otra mitad. Años después, la propia Georgia y su marido decidieron comprar la otra casa para que sus hijos pasaran sus primeros años en el campo. Con el paso del tiempo, fueron los propios niños los que pidieron a sus padres quedarse allí definitivamente.
Pero la historia de esta casa no se esconde sólo en su origen, sino también en su interior, donde las antigüedades y los recuerdos que los propietarios han ido adquiriendo en sus viajes desde que se conocieron hace más de 20 años, tienen todo el protagonismo, empezando por la cocina, que fue la primera imagen que vi de esta casa y fue la que me llevó a descubrir el resto. ¿Me acompañáis?
Lo habéis visto en la foto que abre el post, y lo volvéis a ver aquí, en la cocina, los antiguos muebles de madera se han pintado en un azul casi turquesa que se ha combinado con una atrevida encimera en morado que, a su vez, combina con los estores enrollables de las ventanas. El contrapunto a todo ese color lo ponen el suelo original de madera de la casa, así como la gran mesa utilizada a modo de isla - que añade gran capacidad de almacenaje -, el especiero y la alacena, todos ellos piezas antiguas, también de madera. En contraste con todo ello, los electrodomésticos son modernos y en acero inoxidable, consiguiendo una mezcla de estilos y colores única.
Nos trasladamos al salón-comedor, donde las piezas antiguas, restauradas y procedentes de anticuarios y mercadillos marcan la pauta. Nada raro si tenemos en cuenta que buscar esas piezas es una de las aficiones favoritas de los dueños, Peter y Georgia, que confiesan que si tuvieran que elegir una de entre todas ellas se quedarían con la mesa de comedor, una pieza original de una granja inglesa de más de 3 metros de largo en la que se puede sentar a comer toda la familia, y que ellos consideran "el corazón de la casa". Hasta 12 personas caben a su alrededor, cómodamente sentados en las sillas "Panton" en color blanco que son las encargadas de poner el contrapunto a todo ese clasicismo.
Las vitrinas, el escritorio y otros muebles del salón también son piezas recuperadas que pertenecieron a distintos oficios y épocas. El conjunto se completa con un sofá "Chester" en piel oscura y una mesa de centro que parece hecha con viejas ventanas restauradas. Detalles como las lámparas de estilo hindú colgadas en distintos rincones de la estancia, una pequeña colección de juguetes antiguos situada en una de las estanterías o adornos DIY, como el nido hecho con una cazuela antigua, cierran el conjunto perfecto de este salón-comedor lleno de encanto.
No tenemos imágenes de todas las habitaciones, pero la habitación principal nos puede dar una idea del estilo del resto. En ella, para las paredes se ha elegido un verde agua que hace destacar la vieja cama de forja y sus originales mesitas de aire vintage, así como el antiguo mueble de madera clara con dibujos de paisajes y animales. La ropa de cama y los cuadros - la mayoría de ellos, como en el resto de la casa, pertenecientes a artistas locales - cierran un ambiente muy romántico que, a ratos, tiene también un poquito de rollo industrial.
Aunque no lo vemos en su totalidad, el baño sigue la tónica del resto de la casa, con un lavabo en estilo antiguo, un suelo en damero blanco y negro que le confiere todo su carácter, azulejos blancos de tipo "metro" hasta media altura y el resto de la pared pintada en tono oscuro - concretamente en verde inglés -. Tanto es así que hasta en los complementos sigue la línea de piezas recuperadas - el bidón antiguo parece ser el lugar elegido para almacenar la ropa sucia -, y otras más modernas, como la papelera en acero inoxidable.
Cerramos el recorrido echándole un vistazo al rincón de costura de Georgia con vistas al jardín, en la que de nuevo todo el protagonismo se lo lleva una pieza recuperada. En este caso, un banco de trabajo de un taller hace aquí las veces de mesa auxiliar de costura - la máquina se sitúa en una mesa pequeña -, que, junto a la caja de herramientas de color azul que aquí se utiliza a modo de pequeño baúl, y las lámparas de bombillas vistas, le confiere a este espacio un contrapunto industrial que contrasta con el aire clásico del sillón orejero de cuero y la mesa baja de madera oscura adornada con una jaula con musgo y un pájaro sobre una rama, como ocurría en la cazuela antigua que adornaba la mesa de comedor.
Estilismo @ Anna Flanders // Fotos @ Angelita Bonetti @ The Design Files
Como veis, una preciosa casa de madera, rodeada de naturaleza y animales - ahora mismo están cuidando de una pequeña urraca, ocho gallinas de Guinea, tres pavos reales, cuatro hurones y un caniche -, en la que esta familia ha decidido quedarse a vivir. De hecho, para que la casa se adapte a las necesidades que se les plantean para el futuro, la familia está a punto de hacer una ampliación, así que estaremos atentos para no perdernos el resultado de la reforma ;)
¿Y vosotr@s? ¿Harías como los propietarios y os quedarías a vivir en esta casa de campo?
¡¡FELIZ SEMANA!!