Revista Sociedad

Homo Aburridus

Publicado el 12 enero 2013 por Moisesorta @ortainsession
                A veces tengo la sensación de hablarme sólo, es preocupante. No me refiero a pensar en voz alta, eso nos ocurre a todos cuando atravesamos momentos de alto estrés (Por ejemplo, cuando un compañero de piso se escapa siempre sin fregar). Por extraño que os resulte, siento hablarme sólo estando en compañía de ciertas personas...No sabéis cuánto lo siento. Hay gente incapaz de mantener una simple conversación, como si su religión lo prohibiese o algo por el estilo.  Propongas el tema que propongas no parecen tener nada que contar, nada que aportar a la charla en absoluto  Es casi como intentar entrevistar a un árbol de hoja perenne ¡Con suerte menean la cabeza! No importa el tiempo que haya transcurrido desde el pasado encuentro, da igual si han visitado doscientas ciudades o acaban de ganar el euro-millón ¡Imposible enterarse de nada sobre sus vidas! Debieron tomarse a rajatabla aquello de "En boca cerrada no entran moscas". Conocí a uno que no pronunció palabra hasta que vino a llevárselo la funeraria. Quizás lo dicho os haga gracia, pero juro que estar a solas con alguno de estos personajes es una verdadera tortura china. Aquí el ejemplo:
 
              Adoro compartir mis anécdotas y opiniones, ya sean divertidas, vergonzosas o deprimentes. Quizás por eso suelo caer bien, busco ser auténtico. Está claro que hay cosas que sólo le interesan al médico, pero otras es absurdo callárselas (Yo hasta engordaría). Disfruto contando y, aún más, escuchando. Conversar, comunicarse, hablar o como queramos llamarlo es una de las sales de la vida: produce tranquilidad y estrecha lazos. Yo te cuento esto, tú me cuentas lo otro, nos echamos unas risas, nos damos un abrazo y pasamos un buen rato. Supuestamente, exceptuando ciertos momentos de amargura, somos seres sociales por naturaleza ¡Necesitamos los unos de los otros! La verdad es que existe gente con la que da gusto estar, puedes hablar de cualquier cosa y regresas a casa con la sensación de "Ha merecido la pena salir". Luego está el Homo Aburridus, que sólo pone cara de circunstancia y responde con monosílabos a cualquier cuestión. Hay quien sale en defensa de estas criaturas  del señor con argumentos del tipo "Es que tiene mucho mundo interior" "Es que no habla si no tiene confianza" o "Es que es una persona muy íntima". Perdónenme señoras y señores, pero lo que son es sosos de cojones.
              Me molestan profundamente los Homos Aburridus que siempre responden "Bien" a la pregunta "¿Qué tal?". Me ponen de los nervios, qué manía con no soltar ni prenda. También odio cuando les preguntas "¿Cómo te va?" y te contestan "Tirando". Dicen la dichosa palabrita y se produce el silencio, fin de la conversación. Que esto ocurra con desconocidos es completamente normal, son preguntas y respuestas de cortesía barata, pero que ocurra entre amigos me parece bochornoso. Yo es que tengo el defecto de ser sincero, no lo puedo remediar. Cuando alguien me pregunta cómo estoy, se lo digo y punto. Gracias a eso conozco y me conocen. Quien no quiera saber, que no pregunte "¿Qué tal la familia? Bien ¿Qué tal los estudios? Bien ¿Qué tal por Inglaterra? Bien" Nada que añadir señor juez ¡¡Arggg!! Para andar así, dialogando como besugos, mejor ni salgáis de casa. Paso de perder el tiempo.
Homo Aburridus
             Esta mañana he encontrado un foro dónde un chico inglés preguntaba por la respuesta correcta a la pregunta "¿Qué tal?" No han tardado en solucionar su duda "Puede responderse con bien o con muy bien" Y se quedan tan a gusto ¡Más anchos que largos! Chico inglés, si me estás oyendo, responde como te salga de las narices. Hablando se entiende la gente.

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