Revista Infancia

Homofobia

Por Luisritx @luisritx
 Es el término que se ha destinado para describir el rechazo, miedo, repudio, prejuicio o discriminación hacia mujeres u hombres que se reconocen a sí mismos como homosexuales. De todas formas, el uso cotidiano del vocablo incluye a las otras personas contempladas en la diversidad sexual, como ocurre con los bisexuales y los transexuales. Incluso, a aquellos seres que mantienen hábitos o actitudes que suelen ser atribuidos al sexo opuesto, como los metrosexuales
Se basa en un conjunto de estigmas inmerecidos, prejuicios desventajosos, estereotipos enraizados y tabúes aceptados acríticamente. Disminuye la esperanza de vida, la protección contra los riesgos y el acceso a los servicios.
Fortalece la intolerancia a la diversidad y facilita los abusos de la autoridad. Promueve la ruptura de las familias y el odio entre los grupos. Legitima la ley del más fuerte. Es caracterización de superioridad y de inferioridad, y negación de igualdad en derechos. Normaliza la desigualdad.
Se expresa en maltrato, abusos, exclusión, miedo y ruptura del tejido social. La homofobia, como toda forma de discriminación, es negación de la dignidad humana, afianza la pobreza, es tierra fértil para la violencia y cáncer para la democracia.
Es, sin duda, un fenómeno complejo. Por ello, es indispensable comprenderla mejor, y descifrar cómo ha influido en la construcción histórica de nuestra sociedad. Comprender cómo hace imposibles las relaciones interpersonales basadas en el respeto, la igualdad y el reconocimiento mutuo.
Personas homosexuales, gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales, transgénero e intersexuales (LGBTTTI), viven en todo el mundo situaciones complejas en razón de su orientación sexual o de su identidad de género. Las viven en cada lugar del país de manera continua y continuada, en las casas, en el bullying homofóbico, en el trabajo, en la calle, en los comercios o los hospitales.
Aún no hemos logrado pasar del reconocimiento de la diversidad al de la igualdad, que se construye a partir de las diferencias y no de la uniformidad, que supone la eliminación de la desigualdad de trato desde todos los ámbitos de la sociedad y en todos los rincones del país.
Ello supone, fundamentalmente, la certeza de que la orientación sexual e identidad de género de cada persona es un tema de derechos humanos, es decir, de obligaciones sociales y políticas, y no solo de lo más profundo de cada persona. Esta certeza ha ido avanzando de diversas formas en el mundo, pese a que sigue siendo un tema de gran complejidad.
México participó en la Conferencia Internacional sobre Derechos Humanos, Orientación Sexual e Identidad de Género, celebrado en Oslo, Noruega, el pasado mes de abril. El propósito fue realizar una análisis sobre en dónde estamos en este tema a nivel mundial, hacia dónde nos dirigimos, y qué tan certeros serán esos avances en materia de derechos humanos.
Resulta necesario reconocer el papel fundamental que ha desempeñado la ONU en relación a la situación y los retos que atañen a grupos de la diversidad sexual
"Todos deberíamos estar indignados cuando vemos cómo hay personas que sufren discriminación, agresiones e, incluso, asesinatos por ser lesbianas, gays, bisexuales, transexuales o transgénero. Todos deberíamos alzar la voz cuando alguien es arrestado y encarcelado por a quien ama o por la apariencia que tiene", expresó Ban Ki-Moon, secretario general de Naciones Unidas en el mensaje enviado a los participantes de la Conferencia
Ban Ki-Moon negó que la cultura, la religión o la tradición puedan ser utilizadas por las autoridades de un país para justificar la discriminación a personas de la comunidad LGBTTTI. Agregó que los gobiernos tienen la obligación de proteger a todos, pero todavía muchos de ellos se niegan a reconocer la injusticia de la violencia homófoba y la discriminación. "Tenemos que documentar el problema y compartir la información con los Estados de forma regular para fomentar el debate y la acción", dijo.
Parte de lo que se definió en la Conferencia mencionada, fue:
— Apoyar la creación de mecanismos de la ONU para atender problemas relacionados con la discriminación a la comunidad LGBTTTI.
— Afirmar que nadie tiene derecho de obstruir los derechos humanos y de infringir en forma de discriminación por su género o preferencia sexual.
— Enfatizar que es obligación del Estado proceder, respecto a los derechos humanos, bajo las leyes internacionales que hay al respecto.
— Aplaudir las resoluciones tomadas por la Organización de los Estados Americanos (OEA), la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), así como la jurisprudencia de la Corte Europea sobre los Derechos Humanos, el trabajo de la Unión Europea y la comisión de los derechos humanos en Asia y África.
— Expresar que la meta a lograr es que en el mundo no exista discriminación de ningún tipo.
— Reconocer la necesidad de  promover un trato digno y apropiado para quienes sufren esta violencia y sensibilizar a la población.
¿Cómo prevenir  la homofobia o cambiar este prejuicio sexual?
Desde nuestros hijos: Educar en la tolerancia,  a aceptar la diversidad en todas sus formas y condiciones, aprender a respetar al otro, a mirar a todas las personas los seres legítimos y dignos de amor, no importando cuán diferentes puedan ser de mi realidad o condición.
Desde las Instituciones de Educación: Informar a los niños  tanto en la existencia de  diversas orientaciones sexuales, como en el  acoger y validar los sentimientos homo o bisexuales propios de la edad adolescente como algo normal que lleva posteriormente a una definición sexual. La existencia de un tabú social en estos temas es lo que crea patologías en las personas, no el verdadero hecho de que orientación toman, la homosexualidad no es algo “contagioso” y puede ser vivida libre de conflicto en un medio de respeto y aceptación a la diversidad. La heterosexualidad nunca podrá verse menoscabada al aceptar este hecho ya que es la tendencia de la mayoría de las personas, y es natural que así sea,  visto desde la biología y la ley de la conservación de la especie.
Desde nuestro lenguaje diario: Ser conscientes de cómo nos expresamos, palabras como “maricón” y “guy” dichas de manera despectiva  hablan del profundo prejuicio sexual que avalamos con nuestra manera de hablar y referirnos hacia otros.
Desde las leyes y el estado: Exigir la promulgación de leyes que resguarden a las personas de discriminación y actos de violencia por su orientación sexual, crear instituciones que guíen y eduquen a la población sobre estos temas  y prevengan actos de intolerancia y deshumanización de este grupo.

Ser una sociedad más sana y justa depende de cada uno de nosotros, nuestras actitudes diarias pueden hacer un cambio significativo en nuestro entorno para evitar que sigan ocurriendo hechos de violencia o discriminación contra personas inocentes y dignas de respeto al igual que todos.

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