La Duma o parlamento ruso ha aprobado, casi por unanimidad, una ley que prohibirá lo que han dado en denominar ‘propaganda homosexual’, y que supondrá fuertes sanciones en forma de multa a cualquiera que posibilite información positiva sobre la realidad de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGTB).
Según una diputada de centro-izquierda del país báltico, la ‘propaganda homosexual’ “limita el derecho de los menores a desarrollarse libremente y a elegir su orientación sexual”. Lo cierto es que en la práctica la ley hará imposible la lucha contra el acoso homofóbico y los crímenes de odio por este motivo, además de dificultar enormemente la celebración de cualquier tipo de evento organizado por colectivos LGTB.
Reconozco que mis conocimientos sobre la sociedad rusa son escasos. Es un país que me es ajeno en muchos sentidos, pero es innegable la enorme represión que han sufrido sus habitantes durante muchos años, por lo que me resulta más doloroso que sus gobernantes, en lugar de derribar muros, se empeñen en seguir levantándolos en forma de discriminación, marginación e ignorancia.