Revista Cine

Hong Kong Confidential - 1958

Publicado el 11 noviembre 2015 por Jimmy Fdz
Hong Kong Confidential - 1958
Director: Edward L. Cahn
  De momento y si es que no encontramos otra, "Hong Kong Confidential" será la última Confidential que comentemos por acá. Todo un logro, ya ven. Tampoco es la gran cosa esta película de Edward L. Cahn, de hecho creo que me gusta menos que "Chicago Confidential", pero no es en lo absoluto mala sino que limitada, demasiado correcta y esquemática para su propio bien. Ésta en particular además viene con unos mensajes que, si bien a mí no me molestan en cuanto a contenido, sí irrita que éste se acabe por imponer al relato, cuando ya se ha dicho muchas veces por acá que el relato es lo más importante y que no se le debe restar independencia ni identidad. Poco que decir queda, pero para decirlo un poco mejor...
  Los rusos o los comunistas en general han secuestrado al hijo de un importante gobernante árabe que es aliado de Estados Unidos, y para devolverlo sano y salvo, los malvados rojos le exigen al preocupado padre que corte toda relación con el Tío Sam. Agentes de inteligencia, o espías, que andan revoloteando por el mundo intentarán encontrar al hijo antes que el plazo se cumpla, todo para no desequilibrar el orden mundial.

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Esta Confidential es una de espionaje, con personajes que llevan dobles vidas y que deben inmiscuirse en peligrosos lugares mientras intentan mantener intacta su cara pública. Como es de espionaje, se mezclan dos historias que avanzan paralelamente hasta confluir en una sola: por un lado, tenemos el conflicto de fondo, ese en el que Estados Unidos busca urgentemente al hijo del árabe millonario, y el que disfraza dicho propósito, aquel en que nuestro protagonista, un espía que reside en Hong Kong, intenta encontrar pistas haciéndose pasar por un traficante de oro que hace negocios con criminales de Macao, principales sospechosos de tener al niño secuestrado. Estas dos historias entrelazadas están bien planteadas y desarrolladas, y eventualmente cumplen con efectividad sus premisas, sin mencionar que la trama avanza a un ritmo constante y sin mayores sobresaltos: todo muy planito, vamos. También es cierto que no estamos ante una película arrolladora en su discurrir narrativo ni apabullante en su puesta en escena, con una feble atmósfera que juega con luces y sombras y demás códigos visuales noir, pero que tal como en "Chicago Confidential", se queda en la impersonal y correcta superficie de las cosas. Los personajes están construidos con intención más instrumental que humana y psicológica, por lo que la implicación del espectador con la trama es más casual y anecdótica que verdaderamente intensa y personal. ¿Nos interesa cómo termina todo? No realmente, pero como uno empezó a verla, pues la inercia nos conduce a un final ya intuido. A propósito, si a grandes rasgos la cosa era verosímil, el final está resuelto con demasiadas premuras que caen en soluciones fáciles e incoherentes, digo, ¿cómo se explica que...?, en fin, tampoco quiero contarles todo, incluso cuando la historia no es nada del otro mundo. Podría ahorrar energía y decir que todo (o casi) lo expuesto en "Chicago Confidential" se aplica a "Hong Kong...", y así entenderemos por qué son películas ni fu ni fa, ni chicha ni limoná.
  Otra pequeña cosa: es probable que la presente se vea limitada por el discurso político inherente a la trama, ese que deja bien parado a los estadounidenses y deja por el suelo a los comunistas o sea quien sea que esté en contra del sueño americano. Dejando el contenido de lado (comunistas o capitalistas, ambos me dan lo mismo), lo que irrita es que la película esté supeditada a dicho discurso y que todas sus movidas tengan por fin fortalecer algunos puntos del mismo. No quiero repetir lo escrito en el párrafo introductorio, pero me iré diciendo que cuando fuerzas una película se nota de inmediato y no hay nada que hacer al respecto: te fuiste por el agujero negro de la dudosa calidad. Hay que dejar que las cosas fluyan y tomen el rumbo que más jugo le saque a sus elementos, pero qué importa a estas alturas: son cosas que pasan cuando recurres a directores sin estilo y que siguen pautas establecidas a la hora de filmar. El resultado es correcto y efectivo, pero no es suficiente para disfrutar y recordar.


Hong Kong Confidential - 1958

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