Honolulu fue nuestra puerta de entrada al archipiélago de Hawaii, como ocurre con casi todos los visitantes que vistan estas islas paradisiacas. Con un espléndido día soleado, y bajo la atenta mirada de la popular torre Aloha, iniciábamos la visita a esta gran área metropolitana de casi un millón de habitantes, algo chocante y que no esperas encontrarte en una pequeña isla como la de Oahu. Aprovechamos de todas formas las elevadas cubiertas del "Sapphire Princess", y que se encontraba atracado en pleno centro, para hacernos una idea de la ciudad y de sus barrios, y de por donde íbamos a iniciar la vista a Honolulu. La primera visión de multitud de torres de apartamentos y rascacielos financieros no es la imagen que teníamos formada en nuestras mentes de unas islas polinésicas, y en un primer instante resulta chocante hasta cierto punto, aunque a medida que vas dejando atrás este centro financiero de las islas, van apareciendo progresivamente edificios y barrios más típicos, o esperados que diría yo. Desde el Palacio Real Iolani en el distrito del Capitolio, residencia oficial de la realeza y rodeado de grandes jardines, al bullicioso barrio chino.
Todos los distritos donde se asienta mayoritariamente la población inmigrante China, conocidos generalmente como chinatown, son lugares bulliciosos y de muchísimo movimiento comercial, y en Honolulu no iba a ser menos. La gran animación desde primeras horas de la mañana invitaba a perderse entre las calles , y los diferentes mercados que iban apareciendo a medida que caminábamos por el barrio, nos dio la oportunidad de conocer muchos productos vegetales que no habíamos visto en la vida, frutas exóticas, pescado fresco, y los olores, no tan intensos como en los mercados del sudeste asiático, pero siempre me parecen interesantes por lo desconocidos que son para mi. Y en el mercado techado de Maunakea se concentraban mucho, en gran parte supongo que debido a los despieces de carne de cerdo de muchos de sus puestos y a los de especias.
El mercado de Kekaulike
Una vez que atravesamos este distrito histórico en busca de la parada de autobús que nos llevaría hasta Pearl Harbor, pudimos comprobar la gran cantidad de vagabundos e indigentes que pueblan muchos parques y calles de Honolulu, y que deambulan cargados con sus carros de pertenencias y sus botellas de licor. Tomamos el autobús ( el número 20,42 o 60 te llevará a Pearl Harbor por 2,50$ trayecto) y casi sin darnos cuenta ya estábamos entrando al recinto. La entrada es gratuita, pero no se permite el acceso con ninguna clase de bolsa o mochila que hay que dejar en una consigna en el exterior. Visitar el memorial del USS Arizona es gratuito, pero es necesario pedir hora en taquilla. Ya de paso también compramos las entradas para visitar el USS Missouri por 22$ por cabeza y 10$ el submarino. El museo de aviación tampoco es gratuito, pero la verdad que si se dispone de tiempo es recomendable verlo todo. Eso sí, se respira patriotismo por todas partes, y ya sabemos que a los norteamericanos no les da ningún reparo o vergüenza empapelarlo todo con su bandera. Así da gusto. De todas formas el recorrido que hicimos por el USS Missouri fue tan amplio y con tantas fotografías que le dedicaré un artículo entero para él.
Después de la larga vista al USS Missouri y del campo de aviación, y de un breve paseo por la dársena del puerto donde pudimos ver de cerca el submarino USS Bowfin, había llegado la hora de encaminarnos al embarcadero y subir a bordo de una lancha que nos iba a llevar hasta el monumento USS Arizona Memorial. Pero antes, y después de explicarnos un soldado las normas de acceso al memorial, visionamos un vídeo de unos veinte minutos de duración que nos introducía en la historia del ataque a Pearl Harbor, y de los acontecimientos anteriores y posteriores a dicho ataque.
Resulta impactante el bloque de hormigón blanco que se construyó para rendir homenaje a los 1.117 marineros que perdieron la vida en el ataque japonés en la mañana de 7 de diciembre de 1941. Y aún lo es más cuando desembarcas de la lancha y puedes ver nítidamente los restos de acorazado bajo la superficie, enteramente cubiertos de corales y esponjas y con multitud de peces nadando entre los restos. En el interior del memorial están grabados los nombres de todas las víctimas de la tripulación que murieron aquella trágica mañana.
Aquí están enterrados algunos supervivientes de la tripulación del USS Arizona que por expreso deseo de ellos han querido ser enterrados junto a los que en su día fueron sus compañeros a bordo del acorazado
Y después de una mañana intensa dimos por concluida nuestra visita a uno de los lugares que ha resultado clave en los acontecimientos y el devenir de la historia del siglo XX en el mundo. Podría pensarse en un principio que son unos hechos que atañen exclusivamente a la historia norteamericana, pero no es así. En Pearl Harbor se juntan dos hechos históricos que cambiaron el rumbo político y dieron un nuevo orden mundial, ya que el ataque del imperio japonés hizo que los Estados Unidos entraran formalmente en la Segunda Guerra Mundial, y fueran claves en la derrota de los japoneses en el Pacífico y de la Alemania nazi en Europa. El otro hecho histórico allí reunido se da en el acorazado USS Missouri, donde el 2 de septiembre de 1945 fue firmada la rendición formal por parte de Japón. Un acto que fue retrasmitido a todo el mundo desde el fondeo del USS Missouri en la Bahía de Tokio. Y nosotros hemos estado allí para verlo. Una visita obligada para cualquier persona que visite Honolulu y que me dejó entusiasmado. Tomamos de nuevo un autobús que nos llevó hasta Waikiki atravesando de oeste a este toda la ciudad de Honolulu. En esta ocasión los autobuses números 20 y 42 nos llevaron hasta el centro de Waikiki sin necesidad de hacer transbordo.
Y llegamos a la famosísima Waikiki, la siguiente parada en la visita a la isla. El autobús nos dejó en una de las calles traseras que discurren paralelas al paseo de la playa de Waikiki. Y allí estaba uno de sus símbolos más reconocidos, una formidable estatua del inventor del surf, Duke, al que la gente local venera y llena de flores a modo de ofrendas. En los alrededores es fácil disfrutar de espectáculos de música y bailes hawaiianos.
Waikiki Beach, una estrecha franja de arena gruesa bordeada por un largo paseo marítimo repleto de hoteles, bares y restaurantes, todo tipo de comercios, tenderetes y puestos. En este sentido no difiere demasiado de otras ciudades y localidades costeras saturadas al máximo de turistas en busca de sol y entretenimiento, aunque con el poderoso y atractivo aliciente de poder conocer el resto de la Isla de Oahu.
La popularidad o la obsesión por el surf en Hawaii se hace muy palpable en la playa de Waikiki
Aunque algunos monitores de surf están ya "fondones" con el paso de los años, eso si, sin perder el "look" surfero. Curioso si que resulta este árbol con las raíces aéreas en la playa de Waikiki, un "baniano"
La verdad que separándose un poco del área de los hoteles la playa mejora de una manera espectacular....
.....y empieza a parecerse más al paraíso de playas que nosotros teníamos en nuestras mentes
Estuvimos un buen rato ligando morenito hawaiiano, disfrutando de unos baños fantásticos en las cálidas aguas de Waikiki, y preparándonos para ser testigos de unos de los atardeceres más bonitos que hemos podido contemplar últimamente , rivalizando incluso con los de la isla de Santorini, o los de las islas de Ko Tao y Ko Samui en el golfo de Tailandia. Maravilloso sin más.
Por tanto no es de extrañar que muchas parejas elijan Hawaii como el destino soñado para casarse
Simplemente.... MARAVILLOSO
Pero todavía nos quedaba darnos un garbeo nocturno por las animadas (y repletas de gente) calles de Waikiki, y bucear entre tanto comercio y puestos callejeros. Todo aderezado con los olores de las parrillas de los restaurantes, y el colorido y entretenimiento de decenas de artistas callejeros, y con las antorchas de fuego a lo largo de la avenida principal que le dan un toque exótico propio de estas paradisiacas islas. El cansancio ya empezaba a dejarse notar y a nosotros aún nos quedaba regresar a el "Sapphire Princess" que estaba atracado delante de la Torre Aloha en Honolulu, y antes de las once de la noche.
El día había llegado a su fin y con él nuestra estancia en Honolulu. Al filo de la medianoche, y con una espectacular fiesta en la cubierta de piscinas que la tripulación había montado para el pasaje,con música en directo y toda la parafernalia de cintas y guirnaldas y demás, decíamos adiós con mucha pena a la Isla de Oahu. Al día siguiente nos esperaba la maravillosa Isla de Maui.