Aprovechando el éxito de la primera parte, dos años después se estrenó esta secuela que tiene los mismos vicios y virtudes que su antecesora, pero llevados al extremo. De nuevo las interpretaciones son exageradas a rabiar, y la historia sigue siendo lo mejor, hurgando en los mismos trágicos derroteros y haciendo sufrir de lo lindo a sus protagonistas y allegados. Pero esta vez la acción, sobre todo en los instantes finales, es desenfrenada hasta límites insospechados, con balas infinitas capaces de matar varias personas de un solo disparo, en contraposición a personajes capaces de recibir varios balazos a bocajarro y seguir vivos, por no hablar de una acumulación de cadáveres digna del Libro Guinness de los récords. Un cómic hecho película que pierde la poca verosimilitud que le quedaba a la franquicia en beneficio del despiporre.
Mi puntuación: 6/10