En el día de hoy, se celebra, en Cuba y otros países de Latinoamérica, el “Día de la Medicina Latinoamericana y del trabajador de la salud”, como homenaje al sabio cubano Carlos J. Finlay.
Quisiera, en homenaje a esos trabajadores de la salud, compartirles una carta que me hiciera llegar una querida compañera peruana, Gloria Aline, cuyos hijos, Edali y Ronald, estudian medicina en Cuba, en la querida y admirada ELAM. Es justamente Edali quien le ha pedido me hiciera llegar esta carta que hoy les traigo, en homenaje a una de sus profesoras y también ¡cómo no! a esa integración latinoamericana que cada día fortalece más sus bases y que tiene en la ELAM un ejemplo concreto de solidaridad y unión. Gracias, Edali: Cuba también los considera sus hijos y vive orgullosa de ustedes!
Honrar a quien honor merece: Terapia Intensiva Pediátrica y Dra. Miosotis Pérez Orta
Este 29 de noviembre se honró en el Hospital Pediátrico Universitario Centro Habana a los intensivistas, en el marco del día del intensivista y la próxima celebración del 30 aniversario de la creación de la primera Terapia Intensiva Pediátrica polivalente de Cuba. Esta carta no es más que el deseo de rendir tributo a los intensivistas y a la Dra. Miosotis Pérez Orta, por ser trabajadores incansables por Cuba y para Cuba.
Este día celebramos en Cuba el día del intensivista pediátrico. Sólo quien tiene el privilegio de verlos en acción puede entender el extraordinario valor científico y humano de estos bravos profesionales, que día a día encaran implacables batallas contra la enfermedad y la muerte, por conservar las sonrisas de nuestros niños, nuestro más grande y preciado tesoro. Aunque muchas veces olvidados, en ellos descansa realmente la responsabilidad de salvar vidas; y su admirable y eficiente trabajo, indiscutiblemente, es también una de las fortalezas de nuestro sistema de salud y una de las razones por las cuales ostentamos cifras de mortalidad infantil tan bajas que sólo son comparables con las de los países más desarrollados del planeta.
En el marco del día del intensivista pediátrico, este año es un año especial, porque el 3 de diciembre, además de celebrar el Día de la Medicina Latinoamericana, se celebrará el 30 aniversario de la creación de la primera Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos polivalente de Cuba, la que pertenece al Hospital Pediátrico Universitario Centro Habana (hospital en el que tengo el honor y dicha de hacer la especialidad de Pediatría).
A mediados del año 1981, nuestro país (y lo digo así porque considero que Cuba es segunda patria de todos los que en ella nos hacemos mujeres y hombres de bien) sufrió el embate de la epidemia de Dengue, que afectó a miles de personas y cobró muchas vidas, varias de ellas la de niños. A nivel de todos los hospitales se tomaron ingentes medidas para poder encarar la epidemia, muchas veces sin darse abasto. A nivel de pediatría, existían Unidades de Atención al Grave sin la infraestructura ni requerimientos para ser consideradas verdaderas terapias intensivas.
El domingo 28 de junio de 1981, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz visita las instalaciones del Hospital Pediátrico Universitario Centro Habana, quedando profundamente impresionado tanto por la gravedad de los pacientes como por la entrega de los médicos de guardia, entre los que se encontraba la Dra. Asunción Miosotis Pérez Orta, en ese momento la guardia de la Unidad de Atención al Grave. Fidel pregunta si con la creación de una terapia intensiva se podría tratar mejor a los niños, y ante la respuesta positiva, al día siguiente se inicia la construcción de edificio, terminándose en 4 semanas e inaugurándose el 26 de julio como edificio. Los meses siguientes fueron de equipamiento de la unidad y de capacitación del personal a laborar en ella y en futuras unidades a nivel nacional; y finalmente fue inaugurada la terapia el 3 de diciembre por el Comandante Fidel.
Desde sus inicios, la Dra. Miosotis Pérez Orta ha sido la fundadora y jefa de esta terapia, y para orgullo y alegría de todos los que laboramos en este hospital, sigue siendo su jefa en la actualidad. No existen palabras para describir la admiración y reverencia que nos causa verla llegar a diario, entregarse por entero a cada caso, hacer análisis de tal grado de lucidez y ciencia que nunca deja de maravillarnos, ser la última en irse y aún desde su hogar estar al pendiente de los casos más delicados o de los que ingresan en horario de guardia. Ella tiene un extraordinario ojo clínico, la capacidad de reconocer aquellas cosas que para el resto son invisibles; y como dicen muchos de sus pupilos, si una vida se escapa de sus manos, tiene el don de saber consolar con dulzura a la familia afligida, y cuando la salva, ella renace con la sonrisa del niño.
La Dra. Miosotis, o “profe Miosotis” como le decimos cariñosamente todos, es maestra y madre de generaciones completas de intensivistas, pediatras y enfermeras. Maestra y madre porque enseña con firmeza pero al mismo tiempo con dulzura, y porque es testimonio de que se enseña mejor con lo que se hace que con lo que se dice. Su elevado humanismo es patente en cada tarea que realiza, siendo también internacionalista (misiones en Guinea Bissau y Djibouti). Y como todos los grandes, su humildad es tal que para quien no la conoce puede pasar inadvertida, pero sólo hasta que se tiene la oportunidad de escucharla o ver el brillo que nace en sus ojos al tratar un niño y la sonrisa que ella hace nacer en cada rostro infantil.
Ella por derecho propio es sinónimo de la Terapia Intensiva del Hospital Pediátrico Centro Habana, y no podemos hablar de la historia de este glorioso hospital sin mencionarla, historia en la que se incluyen los trabajos de Carlos J. Finlay sobre la fiebre amarilla y el primer trasplante renal pediátrico (en el cual ella participó), entre otros. Ella es ejemplo (la primera palabra que viene en los labios de todos al definirla), ciencia, método, consagración, entrega; en resumen, ella es amor en acción.
Los niños son la esperanza del mundo, nos decía el Apóstol de Cuba… Gracias intensivistas por mantener la esperanza. Gracias, profe Miosotis, por su grandeza y por encarnar los valores que Cuba requiere para seguir siendo luz de Nuestra América.
Con cariño
Todos los estudiantes, médicos residentes y especialistas que tienen el privilegio de ser alumnos de la Dra. Miosotis Pérez Orta
Imagen agregada RCBáez