Revista Moda

Hopper: mi inspiración

Publicado el 04 septiembre 2012 por Vintagebyl_l @VintageByL_L

Edward Hopper estará en Madrid hasta el 16 de septiembre.

El Museo Thyssen  Bornemisza acoge una magnífica selección de 73 obras del artista norteamericano, constituyéndose en  la más amplia y ambiciosa exposición que se haya mostrado hasta ahora en Europa de su obra.

Antes de marcharme de vacaciones decidí dedicar una tarde a su exposición.

Quería conocer más de cerca la obra de este pintor del realismo americano del S.XX,  del que había leído mucho pero del que había visto muy poco.

Os recomiendo ir a visitar la exposición con tiempo, es muy extensa y sorprendente. No se puede ver con prisas.

Cuando comencé a recorrer las salas del Thyssen, mi primera sensación fue sentirme como una turista con su cámara de fotos en mano, robando momentos de la vida cotidiana de sus distintos personajes. Es como pasearse por una calle de Nueva York y  al doblar cualquier  esquina toparte con un escaparate o una ventana sin cortinas. Te sientes partícipe de la vida cotidiana de los protagonistas de cada cuadro. Hasta tal punto, que te hace sentir un tanto indiscreto y culpable de inmiscuirte en vidas ajenas, tratando de descubrir qué estarían haciendo en ese momento y, sobre todo, que estarían pensando cada unos de ellos. Es como si sacaras fotos. Fotos robadas de escenas cotidianas y robo de momentos de las vidas de personajes anónimos, solitarios y melancólicos sin que ellos lo perciban.

Es como si posaran para ti, pero sin darse cuenta…  sin ser conscientes de tu presencia.

Sus cuadros son tan sencillos en su composición, tan limpios y claros en su diseño, de colores planos e iluminación tan contrastada,  que solo dejan lugar a centrar tu atención en los auténticos protagonistas: esos momentos de introspección de sus personajes…

Hay tres cuadros que me llamaron la atención sobre los demás, y es curioso porque los tres me los imagino convertíos en fotografías. Mi mente iba trasformando a los personajes en piezas de bisutería de alegres colores: broches, pendientes, collares … Todos se transformaban en personajes solitarios, concentrados en sí mismos, pero con una luz sorprendente como toda  la obra de Hopper.

El primero de todos es “Soir Blue”

Hopper: mi inspiración

Es una obra monumental por su tamaño y por su fuerza colorista. Hopper la pintó cuatro años después de regresar de París, y en ella creo que intenta hacer un guiño a la sociedad parisina que conoció allí.  Parece que los personajes estuvieran sentados en una terraza, disfrazados y esperando para actuar en alguna función teatral.

Un payaso, un militar vestido de gala, lo que parece un intelectual representado por un personaje con boina y barba, una pareja de la burguesía parisina. De pié, apoyada en la balaustrada, una bella mujer, altiva,  excesivamente maquillada con una piel tan blanca que resalta aun más el verde de su vestido.

Me entusiasmó esta obra por su colorido, su fuerza y su teatralidad.

Hopper: mi inspiración

“Habitación en Nueva York” (1932). La pintura congela un momento en el que el hombre lee un periódico, ignorando la presencia de la mujer. Ella teclea a una mano unas sencillas notas en su piano, ausente y pensativa. La escena de esta obra resulta de lo más cinematográfico, como tantas otras.

Hopper: mi inspiración

Ella representada por unos llamativos pendientes rojos, de un rojo intenso, y él como una mancha negra… ausente.

Hopper: mi inspiración

Cuando llegué a “Dos cómicos”  imaginé a Hopper y a Jo, su mujer, representados por dos pendientes en forma de lágrima. Esta obra quiere representar la despedida del autor de su público, ya que fue su última obra.  Los dos pierrots inclinan su cabeza en un acto de reverencia, tristes como mis dos lagrimas blancas.

Hopper: mi inspiración

Hopper: mi inspiración

Quería también hacer una mención especial a sus acuarelas de casas americanas, pintadas durante las estancias veraniegas del matrimonio en Cape Cod, por su detalle y luminosidad. Siempre me han gustado este tipo de casas unifamiliares americanas e inglesas… y me resulta curioso que Hopper se fijara en las casitas de los pescadores, o en las mansiones victorianas de la costa este norteamericana y las pintara con tal lujo de detalle. Son entrañables.

Si estáis interesados en experimentar las sensaciones que produce Hopper cuando paseas por su obra, no dudéis en acercaros al Thyssen Bornemisza antes del día 16 de septiembre. Os aseguro que os merecerá la pena la experiencia.

En mi opinión es una exposición que no te deja  indiferente… Te hace formar parte de ella como un personaje más de sus cuadros.

Museo Thyssen

Visita Virtual a la exposición


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