Revista Humor

Horizontes

Por Laocoont

fumadas Horizontes

Me distraigo, soy incapaz de centrar mis pensamientos y necesito un momento de receso. Apartado mirando la linea del horizonte dejo pasar las horas, mirando como el mar se atreve a conquistar la orilla una y otra vez. Cerrar los ojos buscando cambiar de ruidos, algo más pausado, más sosegados. Necesario, decir adiós es necesario, para volver a mirar el día de mañana con ilusión, dejar atrás aquellas cosas que no se pueden solucionar.

Momentos rotos, sesgados, como las piezas de un puzzle que debe ser recompuesto pieza a pieza. Nada y todo en uno, sentimiento de pérdida que se esvanece en tanto vuelves a ganar. Cada conquista, cada paso es una inversión ¿De que sirve sino tanto sufrir? Da igual, no importa y de hecho nadie será capaz de comprender. Hay que sentirlo, buscar una soledad efémerides, espirtual.

Sensaciones encontradas en entes virtuales, productos creados de la nada, sin cuerpo pero con presencia. Como el horizonte, infinito y sin limites ¿Dónde está el techo? ¿Cual será el momento de decidir cuando hay que parar? Silencio, sonido inexistente, ruidos suaves que contradicen un elemento utópico. Y mientras busco ese remanso de paz busco, tranquilamente, sin prisas, cual será ese elemento de paz.

Poco a poco, dejándome enamorar, por puntos de colores puestos con exactitud uno detrás de otro. Ese objeto de disfrute capaz de hacerte soñar. Siempre, durante las calurosas tardes, a oscuras y buscando bajar la temperatura eliminando toda entrada de luz, uno busca ese elemento de ocio capaz de hacer desconectar de otro año no satisfactorio, pero con matizes.

Son estos lo que dan al hombre la esperanza del descanso, los que mediante una historia, un grafismo o simplemente el sonido de una buena música nos hacen musitar. Confluir en los mismos pensamientos año tras año. Descansar sin importar nada ni nadie, lo siento, momentos de un egoísmo propio de aquel que no quiere compartir.

Soledad, enfermedad humana que lleva a la destrucción del ser. Comunidades trivales perdidas por culpa de la individualidad, por suerte pocos son los hermitaños que quedan ya. Que recluidos mueren escuchando su aliento y nada más. ¿Cuán importante es la comunidad? Compartir, disfrutar, hablar, discutir, criticar, ejercicios que nos salvan de caer en la disidia.

Mi horizonte, mi linea imaginaria de un mar por explorar, tiempos de cambio provocados por la necesidad de volver a comenzar. Mi inconformidad me lleva a seguir provando, seguir buscando mi lugar. Y aunque cada vez que miro mi maleta más vacía está, lleno llevo el corazón de recuerdos inmateriales. De palabras, gestos, sonrisas, de pensamientos, experiencias y deseos, de risas y momentos inolvidables.

Palabras sin sentido para muchos, para otros poesía mal lograda, vocablos juntados sin consonáncia. Palabras que sacian, al igual que los golpes a los pulsadores de colores, igual que esas historias que jamás se harán realidad. Y aunque gusten empiezan a quedar en un segundo plano, miserablemente cierto es que la prioridad durante la vida se va modificando, trasformación constante que no avisa. Hoy por hoy toca reflexionar, pensar cual es el siguiente paso a tomar y así al menos tendré más momentos de tranquilidad delante de un bello horizonte que algún día deberé traspasar.


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